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No te encariñes de un cedido

Un futbolista a préstamo puede cautivarte con su juego o con su entrega al equipo, pero cabe tener presente que su futuro pertenece a otra camiseta

Hay todo tipo de cesiones: préstamo a corto o largo plazo, jugadores jóvenes o proyectos estancados; casi siempre con el objetivo de aligerar la plantilla. Luego nacen los términos pertenecientes a ingenierías financieras, como la incoherente ‘cesión con opción de compra obligatoria, o la ‘cesión con tarifa de préstamo, que indican de partida la complejidad de estas operaciones. 

Una cesión, al no ser un cambio de rumbo definitivo, se ve con cierto escepticismo cuando se anuncia durante el mercado de transferencias. El club que cede conserva el control sobre el marchante, quiere darle rienda a su inversión, pero sin soltar. Y el equipo que recibe al jugador sabe que solamente se trata de un alquiler, por lo cual, engolosinarse con los cedidos no es lo más recomendable. Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro; que se lo digan a la Real Sociedad con Ødegaard o al West Bromwich con Lukaku. Para los aficionados de la escuadra abastecida, la incorporación puede generar la ilusión que da conducir el coche de papá. Memorable y fascinante, y a la vez, momentáneo.  

Entre el equipo que cede y el jugador prestado comienza una etapa basada en el ‘vamos a darnos un tiempo’ que se ve en las relaciones; usualmente sale mal, y podría ser una disimulada puerta de salida sin regreso. Hay aficionados que simplifican, y cuando el cedido no destaca inmediatamente en el nuevo equipo, se escuchan las decididas voces que dictan que “si ahí no le dieron oportunidad fue por algo”, “si no tiene nivel para ese equipo, ¿cómo va a tener para el nuestro?”, sin tomar en cuenta todos los factores de la ecuación que puedan causar un rendimiento por debajo de lo esperado en un contexto distinto. Sin embargo, en ocasiones estas transferencias resultan exitosas y los jugadores logran hacerse un hueco en la memoria de los hinchas.

Ahmed Mido (Celta de Vigo)

El egipcio, procedente del Ajax, estuvo tres meses en el Celta durante la recta final de la temporada 2002-03, pero fue tiempo suficiente para alojarse eternamente en el recuerdo de la afición viguesa. Tuvo un rol importante en la campaña histórica del cuadro celeste con Mostovói, Luccin, Lotina y compañía. Un ‘9’ de recursos, de esos que tienen entre ceja y ceja la portería. Exótico, fuerte, rápido; cuando pisaba el área rival parecía ese alumno que se presentaba al examen sabiendo todas las respuestas. Mido es la definición de llegar en ‘calidad de cedido’, porque la calidad le alcanzó para clasificar al Celta por primera vez en su historia a la Champions League con un gol que aún lamentan en San Sebastián.

Fernando Morientes (Mónaco)

Desistió pelearle la titularidad a ‘O Fenômeno’ en el Real Madrid y en la temporada 2003-04 salió prestado al Mónaco. Tuvo un aterrizaje de superhéroe en el conjunto francés, donde de la mano de Giuly, Squillaci, Evra y el entrenador Deschamps llevó al equipo monegasco a la final de la Champions League en una campaña mágica. Pero el espiritismo de este movimiento deparó que fuera Morientes el encargado de anotar dos veces ante el equipo blanco en los cuartos de final de esa edición de la competición europea para finalmente eliminarles. Aquí nace la siniestra ‘cláusula del miedo’, que impedía a jugadores cedidos jugar contra su equipo propietario, o tener que abonar dinero extra si quisieran alinear al jugador cedido. Morientes fue el detonante de esta condición, ya que en temporadas anteriores Munitis y Eto’o, prestados por el Real Madrid, también habían perforado la red del equipo dueño de su ficha. Fernando era tan bueno que no rompía las leyes, las creaba. 

Edgar Davids (FC Barcelona)

A mitad de la temporada 2003-04, Davids estaba relegado a la suplencia en la Juventus de Marcello Lippi, optó por ir al Barcelona de Rijkaard que naufragaba en la novena posición en una temporada que ya jugaba la Copa de la UEFA. Se le considera a Davids el catalizador del Barça, porque tras su llegada el equipo volvió a competir. El consolidado holandés, popular por el uso de gafas por culpa de un glaucoma, dio al equipo el perfil de jugador de trabajo defensivo, con un desempeño importante en la presión y los fundamentos técnicos para orquestar las transiciones ofensivas. Fue ideal para el cambio de esquema. Del 4-2-3-1 con Ronaldinho de mediapunta al 4-3-3 con el brasileño en banda y Davids como encargado de cubrir las internadas del ‘10’ hacia dentro desde la izquierda. Así el juego del Barça ganó fluidez. Destacado por llegar en una etapa delicada, haberse adaptado desde el día uno y sentir que se iba del club habiendo hecho los deberes. Mejoró a todos mientras él estaba en el campo y por eso es un emblema de la importancia de los cedidos. Su rol fue ocupado por Deco en la temporada siguiente en Can Barça. 

Riquelme (Boca Juniors)

A pesar de ser un ídolo en el Villarreal, tuvo sus diferencias con la directiva y después de unos meses de inactividad volvió a préstamo a La Bombonera en enero de 2007, pagando Boca la totalidad de su sueldo. Cuando se habla del encaje y de período de adaptación, Román es el ejemplo de que son factores a tomar muy en cuenta; en su regreso al fútbol argentino siempre se sintió jefe, líder a sus 28 años y lo demostró con un soberbio rendimiento en la Copa Libertadores que terminó levantando ‘el último diez’ junto con Palermo, Palacio, Banega y compañía; una producción exquisita en el fútbol ofensivo con ocho goles anotados por Juan Román. Cada partido era una feria para quienes miraban al ‘Topo Gigio’. Disfrutaba él y disfrutaban los espectadores, como debería ser el fútbol siempre. Regresó al Villarreal y tras otros seis meses de disgustos con los dirigentes, volvió traspasado a Boca.

Humberto Suazo (Real Zaragoza)

El chileno estaba en un momento de éxito en Rayados de Monterrey, acababa de ganar el torneo Apertura 2009 cuando el Real Zaragoza solicitó sus servicios en enero de 2010 (se dice que al mismo tiempo sondeaban al talento de 21 años del Lech Poznan llamado Robert Lewandowski) mientras se veía en la penúltima posición tras solo tres victorias en la primera vuelta de liga. El ‘Chupete’ fue importante en la reconducción del conjunto maño de cara a la salvación en esa temporada. Al sentir que lo bordaba en México y con el Mundial de Sudáfrica en el horizonte, Suazo se aventuró en su única experiencia europea, donde cumplió con el objetivo de evitar el descenso ayudando con goles de todos los colores: con la derecha, con la izquierda, desde fuera del área, regates al portero, cabezazo, volea, de penalti. Un delantero con repertorio que, además, celebraba tapándose los oídos antes que Memphis lo hiciera popular. Complicado olvidar cuando anotó el día del derrumbe de la mina en Chile, una motivación extra para triunfar. Dejó un grato recuerdo en La Romareda, pero no pudo terminar la temporada debido a una lesión en el hombro similar a la de Salah. 

Giovani dos Santos (Racing de Santander)

El mexicano tuvo una etapa en su carrera en la que era un catador de cesiones. No triunfó como deseaba en el Ipswich Town y en el Galatasaray, pero volvió a ser la zurda prodigiosa y la verticalidad personificada cuando eligió ir al Racing de Santander con la tarea de salvar al equipo del descenso el 31 de enero de 2011. Llegó con el cartel de joven consolidado, pero que todavía necesitaba mostrar su potencial debido a las constantes suplencias a las que estaba condenado en los ‘Spurs’. El semestre en Cantabria fue el renacer para Gio, el técnico Marcelino hizo que Dos Santos fuera el segundo delantero detrás del goleador del equipo Markus Rosenberg, que también estaba cedido esa temporada, y juntos formaron una dupla letal que el racinguismo no olvida en lo que fue la última temporada tranquila en Primera División. 

Thibaut Courtois (Atlético de Madrid)

Tras destacar en el Genk y recién cumplidos los 19 años, fichó por el Chelsea, equipo en plena dinámica de reclutar talento joven y cederlo. Que se lo digan a De Bruyne, Lukaku, Thorgan Hazard o Salah, y mención especial para Lucas Piazón, eterno cedido del Chelsea.  Courtois fue cedido inmediatamente a un Atlético de Madrid que necesitaba llenar el hueco que dejó De Gea en verano de 2011. La titularidad del belga prevaleció desde el día uno en el conjunto colchonero, en la que fue una estrategia perfecta para los tres bandos: los ingleses estaban bien cubiertos con Čech, el Atlético conseguía un portero de garantías y Thibaut tenía el rodaje necesario para crecer y demostrar su calidad. Courtois convivió en un creciente proyecto del Atlético en donde cosechó logros grupales e individuales: durante la primera temporada ganó la Europa League, consiguió extender el préstamo en la capital; en la segunda ganó la Supercopa Europea, el trofeo Zamora y la Copa del Rey; para la tercera temporada repitió el Zamora, ganó la Liga y llegó a la final de la Champions tras haberse enfrentado al Chelsea en semifinales, en donde ambos clubes habían pactado una ‘cláusula Morientes’ que, en caso de enfrentarse, el Atlético tendría que pagar tres millones de euros por partido, cláusula que la UEFA desestimó por cuestiones de Fair Play.

Casemiro (Oporto)

El mediocentro brasileño aterrizó cedido por dos años al Oporto de Julen Lopetegui con una opción de compra de 15 millones de euros en julio de 2014. Su rendimiento fue destacado y se ganó la titularidad en una feroz y saludable competencia por el puesto con Rúben Neves, la promesa de 17 años del Oporto. Era el equilibrio de un equipo vertiginoso, el jugador que más entradas y recuperaciones de balón hizo en esa temporada en Portugal, el mismo rol que consiguió posteriormente en el Real Madrid. A pesar de ser un stopper de alta gama, le gustaba que la pelota pasase por sus pies, complementando así las intervenciones incisivas que tenía el equipo por las bandas con Alex Sandro, Ricardo Pereira, Quaresma o Brahimi, además de ser una amenaza a pelota parada. Su exhibición fue tan contundente que el club portugués no dudó en ejercer su opción de compra, pero más categórico fue que el Real Madrid utilizara su opción de recompra para evitar perder a quien fuera clave en los triunfos venideros del club blanco. 

Achraf Hakimi (Borussia Dortmund)

En verano de 2018, justo después de conquistar la tercera Champions League consecutiva, el Real Madrid se reforzó con Odriozola para pelearle la titularidad a Dani Carvajal en el lateral derecho. Esto relegó a Achraf como tercera opción, por lo que el club decidió estratégicamente cederlo para que creciera en una dinámica idónea como lo es la del Borussia Dortmund. En Alemania siempre jugó como cuando eres joven y te llega a ver jugar la persona que te gusta, exhibición tras exhibición; así desplegó todas sus cualidades de manera potenciada, entre ellas la velocidad, defender en zonas altas del campo, jugar a banda cambiada, remates desde fuera del área, una precisión quirúrgica en los centros y asistencias dentro del área a la carta.  Tantos atributos le convirtieron en un protagonista del equipo, de tal manera que en su segunda temporada a préstamo jugó todos los partidos de Bundesliga, excepto el penúltimo que se lo perdió por acumulación de tarjetas. Es por jugadores así que el fútbol se está adaptando al sistema de tres defensores con carrileros que suben y bajan de manera incombustible, Hakimi es un futbolista que marca tendencia con su manera de recorrer el campo. Complicado aventurarse a decir si su juego hubiera florecido así sin la cesión en el Westfalenstadion.

Javi Puado (Real Zaragoza)

El atacante barcelonés no había disputado ni un minuto tras meses de haber iniciado la temporada 2019-20 con el Espanyol. En el Real Zaragoza, la baja de larga duración de Dwamena hizo que el conjunto maño, en Segunda División, buscara un sustituto que jugase en ataque, por lo cual se abría una oportunidad para Puado de volver a regocijarse jugando al fútbol con regularidad, motivado por la confianza del entrenador Víctor Fernández y los consejos de Sergio García y Borja Iglesias, que también pasaron por La Romareda, el delantero dejó ver su calidad y se ganó a la afición de inmediato al jugar de mediapunta detrás de Luis Suárez Charris, también cedido por el Watford. El préstamo de Puado fue necesaria para los tres lados involucrados, el Real Zaragoza casi logra el ascenso que lleva años buscando, el Espanyol dejó de recetarle banquillo a una de sus grandes promesas y Javi volvió a sonreír en el fútbol, recibió convocatorias posteriormente con la sub-21 de España y la sub-23 en los Juegos Olímpicos, difícil vaticinar este desenlace si se hubiera quedado en la entidad perica.

 


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Fotografías de Imago.