Las leyes de la probabilidad en el deporte rey son una auténtica putada. Una medida que provoca incertidumbre ante un suceso o evento futuro debe ser comprendida con la mayor frialdad del mundo. O cara o cruz. O blanco o negro. No hay matices. Se pasa de la euforia total a la mayor desesperación. No obstante, el fútbol puede llegar a hacer cosas fascinantes. Recordemos una de las mayores citas declaradas por todo aquel que ha tocado un balón en su vida: “El fútbol unas veces te da y otras te quita”, y viceversa. Pero, ¿qué pasa cuando no es el balompié el único verdugo que decide de qué lado caerá la moneda? En esta saga, recordamos lo grandes que fueron en su día algunos equipos y cómo, poco a poco, su luz se fue apagando por una mala gestión de la entidad.
CENTRE D’ESPORTS SABADELL
Empecemos, pues, con el que, en esta saga, cuenta con más participaciones en la élite del balompié español. Fundado en 1903, el Sabadell ha militado hasta en 14 ocasiones en la Primera División española y llegó a disputar la Copa de Ferias (predecesora de la Copa de la UEFA) de la temporada 1969-70, eliminado por el Club Brujas KV belga en primera ronda. Además, se ganó un meritorio subcampeonato de la Copa del Rey en 1935. La última vez que se vio a la entidad arlequinada en la máxima categoría nacional fue en 1988. “Creo que no hay ninguna duda si te digo que somos el tercer equipo histórico de Catalunya”, afirma el periodista del Diari ARA y aficionado del club, Toni Padilla.
No obstante, la década de los 90 fue el inicio de la hecatombe sabadellense. En la temporada 1992-93, el equipo baja por su mal hacer a la Segunda División B, y seguidamente, los problemas financieros lo mandan por primera vez en la historia a Tercera (categoría en que sería campeón, volviendo así a la de bronce un año después). “El equipo estaba arruinado y nos encontramos con una realidad totalmente nueva e inhóspita. En la primera jornada, nos dimos cuenta que esto se había convertido en un acto de resistencia contra el destino. Estábamos jodidos, pero la afición respondió y eso fue muy bonito”, comenta Padilla mientras remueve el azúcar del café, pensativo.
¿Cuál es el peor momento que recuerdas con la bufanda arlequinada?
El único descenso deportivo a Tercera. Además, teníamos una directiva que eran unos aventureros y no tenían ningún interés en el fútbol, así que nos arruinaron. Era muy evidente que bajaríamos. Fue muy triste. Pero nos recompusimos y nos lo pasamos muy bien en la categoría: íbamos a Mataró y éramos 1.500 del Sabadell, o a Palafrugell con 1.000 personas. Subimos contra el Mallorca B en play-off, en los penaltis. Nunca he sufrido tanto en mi vida. Fue angustioso pero emocionante.
¿Y el momento de mayor éxtasis?
Normalmente vivo más los peores momentos. Recuerdo una temporada en que todo el año estamos abajo, y nos viene el Terrassa.
Máximo rival.
Sí, pero es una rivalidad que trasciende a la ciudad. La rivalidad futbolística ha desaparecido porque desde los 70 que no estamos en la misma división. Entonces ahí nos los encontramos. Ellos tenían una muy buena generación, vinieron a casa y les ganamos 5-1. No sé ni cómo lo hicimos. Es uno de los partidos que más he disfrutado de toda mi vida. Después, nos tocó hacer promoción contra Logroñés B y Leganés B. Era una semana en que yo tenía que hacer la selectividad, y mis padres me castigaron porque daban por hecho que habría suspendido. Tengo un muy buen recuerdo de ese momento.
Después de varios bailes por los vaivenes del infierno en los que el club catalán no se conseguía consolidar en la categoría de bronce, llega la temporada 2010-11. Campeón del grupo III, el último eslabón para el regreso a Segunda es la Sociedad Deportiva Eibar. Tras empatar 0-0 en la Nova Creu Alta, los arlequinados viajan a Ipurua; de nuevo, moneda al aire. 1-1. El factor campo decantó la balanza hacia los catalanes. 18 años después, el Sabadell volvía a su casa.
VUELTA A LAS ANDADAS
El club consiguió zafarse del descenso tras temporadas muy sufridas. En 2013, alcanza la salvación, pero un nuevo problema afloró en la entidad arlequinada: “La Liga exigió una ampliación de capital y teníamos que pagar unos 15 ‘kilos’ que la directiva no tenía. No sabían qué hacer, si renunciar a la plaza o buscar inversores en el extranjero”, explica Padilla. Finalmente, optaron por la segunda opción y un grupo de empresarios japoneses llegaron a la Nova Creu Alta con Kisuke Sakamoto declarado nuevo presidente. Sanearon el club y gracias a los buenos fichajes hicieron una gran campaña que incluso los llevó a pelear por colocarse en los play-off de ascenso -se quedaron a dos puntos-. Al año siguiente, el proyecto fracasó estrepitosamente. “Los japoneses querían controlar el club; deseaban traer jugadores juveniles, pero se dieron cuenta que la FIFA prohibía estos movimientos. Entonces se desorientaron y se desvincularon. El club se arruinó otra vez. La sanación no sirvió de nada”, lamenta el periodista, que vio cómo su equipo volvía a descender a Segunda B.
La huida de los inversores japoneses y el anuncio de un posible concurso de acreedores en abril de 2016, dejó en entredicho la situación institucional y económica del club. La maldita incertidumbre acechaba de nuevo como una bandada de buitres esperando su turno.
EL CENTRE D’ESPORTS ACTUAL
El año pasado, el conjunto del Vallès Occidental anunció un acuerdo con un grupo de inversores que garantizaba estabilidad financiera y proporcionaba recursos para sanear las cuentas.
Después de sufrir por mantener la categoría en Segunda B la pasada campaña, este año estáis en lo más alto. ¿Crees que los objetivos siguen siendo los mismos, o se es más ambicioso?
Si analizas las plantillas, no nos tocaría estar donde estamos. Lo que pasa es que hay algunos proyectos más grandes que no están yendo bien. Creo que el objetivo este año es no sufrir e ilusionarnos. Si llegas a marzo con el equipo quinto, la gente estará ilusionada; y si se puede hacer play-off, genial. La directiva actual está haciendo las cosas muy bien y además contamos con un cuerpo técnico que tiene claro a lo que quiere jugar, comunica muy bien, conecta con la afición y con los jugadores.
¿Qué crees que le hace falta al Sabadell para volver a ser lo que era?
Ejemplos como el Eibar o el Leganés te demuestran que no hace falta nada más que administrar bien el dinero y saber fichar. No hace falta tener un multimillonario de Singapur o de la China para que inyecte dinero. Lo que hace falta es cabeza, y cuando se tiene, la ciudad responde. Vuelve a estar viva; puede ser un año muy ilusionante.