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Julià: “A Pep le obsesionaba salir bien del Barça”

Repasamos con Narcís Julià la exitosa etapa de Guardiola como entrenador del Barcelona justo antes de que el de Santpedor inicie su aventura en la Premier

Con motivo del dossier sobre Josep Guardiola que publicamos en el último número de la revista, el periodista Chema Erre mantuvo hace unas semanas una intensa charla con Narcís Julià para tratar de entender mejor qué significó para el Barcelona tener al de Santpedor sentado en su banquillo durante cuatro temporadas. Julià es de los pocos que conoce a la perfección el método analítico y la personalidad del nuevo técnico del Manchester City, pues ambos compartieron vivencias, charlas y conocimientos cuando coincidieron trabajando en las instalaciones del club azulgrana. De sus palabras se desprenden reflexiones y anécdotas que nos ayudan a dibujar mejor el perfil de ese genio complejo y abstracto que constituye Guardiola. Recuperamos la entrevista en bloques para no perder todos esos matices de la conversación que desgraciadamente -por una cuestión de espacio- no tuvieron cabida en el papel.

ATERRIZAJE Y PRIMERA TOMA DE CONTACTO CON PEP
“Nuestra llegada al Barcelona el año 2010 es por solicitud de Pep. Andoni llega a través de él y Albert Valentín y yo lo hacemos con Tito como nexo principal. Yo había hecho el curso de entrenadores con él, nos conocíamos y teníamos una buena relación. En aquel momento, Pep entendía que había cosas que mejorar en cuanto a organización dentro del Barça. Necesitaba a gente de confianza que le ayudara a estructurar el club de un modo diferente. Su idea era tener un grupo de personas que pudiera ejecutar esa parte del trabajo a la que un entrenador no llega. Crear una dirección deportiva potente, una buena secretaria técnica para el seguimiento del mercado de jugadores… Pep quería dar un salto de calidad, no solo en la parte deportiva, sino también en la organizativa. Había recogido una línea de tendencia desde Cruyff, una filosofía, y la condujo a la excelencia.

 

“En el proceso de ser el mejor equipo, él pensaba que también había que ser el mejor club. Lo importante no era solo el día a día en el campo”

 

En ese proceso para ser el mejor equipo, él pensaba que había que ser también el mejor club. No solo el día a día en el campo era lo importante. La organización debía estar al servicio de la continuidad de la idea. Así que buscó la figura de Zubizarreta porque entendía que podía representar la continuidad del proyecto el día que él se fuera. Creamos así un departamento de metodología, otro exlusivo para los porteros… Con Pep siempre nos reuníamos para planificar en noviembre, febrero y mayo, fijando filtros. Le incomodaba y le inquietaba bastante pensar en el futuro”.

COHABITAR CON UN ENTRENADOR SINGULAR
“Fue fácil convivir con Pep. Nosotros llegamos en un momento en el que era el referente del club y del barcelonismo. Había ganado dos ligas seguidas, una Copa de Europa, una Copa del Rey… Pep era un descubrimiento casi salido de la nada, alguien que había recuperado la ilusión del aficionado tras los dos últimos años de Rijkaard. Cogió tal fuerza… Nuestra llegada coincidió con las elecciones que ganó Rosell, pero daba igual. Pep era el referente. Tenía un aura especial, pero el día a día con él era muy sencillo: mucha comunicación, reuniones con él y con Tito, filtros, encuentros formales o informales a pie de campo y charlas en su despacho de la Ciudad Deportiva.

Podía parecer que aquel equipo y aquel club eran la leche, pero por dentro todo era muy natural y profesional. Pep marcaba unas directrices y nosotros trabajábamos a partir de ellas. El objetivo era asentar las líneas maestras del Barcelona del futuro. Había días en los que me iba a casa y me decía: “Ostia, he estado en una mesa debatiendo con el mejor entrenador del mundo”. Pero la verdad es que era una relación muy natural, nada elitista. Eso es lo que a Pep le apasiona: conversar, compartir, contrastar, retar, discutir… Él cambió muchas cosas en el Barcelona, pero no solo cuestiones relacionadas con el juego, sino también con el orden y la estructura”.
CÓMO DEFINIR A GUARDIOLA
“Pep es metódico y talentoso. Sin método, en un entrenador, no es posible que aflore el talento. Pep tiene capacidad para ver cómo debe jugar su equipo, cómo hay que dañar al rival… Posee un talento natural, pero sin trabajo eso solo te sirve para los partidos. Para poder construir el fútbol de ese Barça, que era un fútbol mucho más exigente de lo que la gente se cree, detrás deben existir unos mecanismos de trabajo, unas pautas tácticas, una ubicación, varios movimientos, la construcción de las famosas líneas de pase… Era un método complejo. Detrás de un futbolista, puede haber solo talento y que este se exprese en el campo. Un jugador no necesita de grandes procesos. Pero un entrenador es distinto.

guardiolaPep cambió los hábitos del club. Se llevó al equipo a entrenar a la Ciudad Deportiva, instauró un control de nutrición, con los desayunos y las comidas conjuntas, ampliando la jornada más allá de lo que duraban los entrenamientos. Se hacía un trabajo de prevención antes y después con gimnasio, fisioterapeuta… También dejó de concentrar al equipo antes de los partidos porque confió en los hábitos de  profesionalidad de los jugadores. Exigía mucho, pero también concedía libertad. Recogía cuerda y soltaba. Un día, sobre esto, sobre la obligación de cenar juntos después de los partidos, me contaba Tito que le fue Víctor Valdés y le dijo: “Joder, al principio pensaba que eráis unos iluminados, pero a mi cenar así me va de narices, el día siguiente estoy mucho mejor”. El jugador sentía que mejoraba, que todo aquello era bueno para él. Pep cambió la percepción de lo que era un entrenador, porque antes no se veía esa dedicación tan exagerada y exclusiva en un banquillo.

Aunque, ante todo, Pep es talento. Veía y ve cosas que los demás no vemos. Imaginaba lo que sucedería en un partido y además tenía la capacidad para transmitirlo delante de 22 cracks. Talento y método son una combinación perfecta. Él solía explicar aquella anécdota en la que se encerraba en el despacho, veía al rival y llegaba un momento en el que hacía ‘click’ y entendía que ganaba seguro. Pero hasta llegar ahí había mucho análisis previo de sus colaboradores. Ellos le separaban el grano de la paja y le enfocaban hacia esa visualización final.

 

“Detrás de un futbolista puede haber solo talento y que este se exprese en el campo. Un jugador no necesita de grandes procesos. Pero un entrenador es distinto”

 

UNA ANÉCDOTA SOBRE EL ‘MÉTODO GUARDIOLA’
“Sobre el talento de Pep tengo un recuerdo muy concreto. Fue antes del famoso 1-3 en el Bernabéu. El día que falló Valdés en la salida nada más empezar y marcó Benzema. Yo estaba con Andoni viendo el entrenamiento previo a puerta cerrada. En esto, Pep era muy riguroso. No quería a nadie allí más allá del equipo y la dirección deportiva. Un día, en el Camp Nou, vio una sombra en la grada y tuvieron que subir a buscar si había a alguien. Como decía, estábamos en la Ciudad Deportiva y de repente veo que vamos a jugar con tres atrás. Ese es el punto diferente de Pep: aparte de ver algo distinto, tiene la capacidad de arriesgarse y de querer plasmarlo. Recuerdo que el Barça de Cruyff jugaba con un 3-4-3, pero que en el Bernabéu ponía un defensa más. Guardiola lo iba a hacer al revés. Tiró a Alves arriba, puso a  Alexis de nueve para fijar a Ramos y Pepe, y detrás instaló, como cuarto centrocampista, a Messi. Al abrir a Alves, con Villa en la otra banda, y al tener a Alexis fijando, ganó superioridad en el medio con Leo. En defensa, si no volvía Alves, basculaba a un central y Busquets cerraba por el medio, para formar una línea de cuatro que se desajustaba de nuevo cuando se recuperaba el balón. Estaba todo preparado. El plan era salir los primeros cinco minutos con cuatro atrás, como siempre, para luego cambiar y sorprender al Madrid. Sucedió que el Madrid marcó justo en el inicio. Los jugadores se giraron al banquillo y Pep, entonces, dijo que no se cambiaba aún. Decidió hacerlo cuando el Barça empató. A partir de ahí, el Madrid no sabía qué hacer. Mourinho no veía esas cosas. Será muy bueno, pero ver lo que sucede y cambiar un partido le cuesta. A la semana, me crucé con Tito y le dije: ‘Olé las narices que tenéis, chapó’. Pero resulta que sus ayudantes le habían dicho: “Oye, Pep, no jodas, que es el Bernabéu y estamos bien”. A lo que Pep contestó: “No, joder, que si les hacemos esto y lo otro, vais a ver que…”. Su gente lo puso en duda. Es un genio incluso cuando va a contracorrinte de su grupo. Es una persona que les decía a los jugadores en el descanso que iban a hacer un ajuste porque pasaría tal cosa, y tal cosa sucedía. Esto a un entrenador le da mucha autoridad moral en el vestuario”.
¿OBSESIÓN MITIFICADA?
“Es un obsesivo del detalle, sí. Hay veces que la obsesión es más un defecto que una virtud, porque puede limitarte. No me gusta la palabra obsesivo, pero sí, creía que el detalle marcaba la diferencia. Metía cuñas tácticas en todos los ejercicios. Durante su época en el Barça se trabajaba así: de lunes a viernes se potenciaban los mecanismos colectivos, ese modo individual de enlazar acciones, de crear hábitos como el engaño, la típica jugada de Iniesta yendo y volviendo… Esos pequeños detalles que permitían enlazar jugador, táctica y rival. Y llegado el sábado, Pep cogía al equipo, lo plantaba en el campo, y en diez minutos para que acabara la sesión le desarrollaba la estrategia del partido. Ese rato era impresionante, porque Pep gestualmente transmite mucho. Luego, el tema de la pelota parada lo llevaba Tito. Sin eso, el Barça tampoco hubiera llegado tan lejos”.
REFUGIARSE EN SÍ MISMO
“Creo que Pep se pone la coraza solo hacia el exterior: periodismo, directivos, afición… Él está cómodo en la césped. Aunque lo ‘otro’ también lo controla mucho. Pero en la relación cercana no es así: dialoga, pide consejos, se apoya en quien le rodea… Hay una anécdota muy curiosa de antes de que yo trabajara con él. Yo había salido del Zaragoza y Pep estaba en el filial del Barcelona. Llamé a Tito porque quería aprovechar para ver cómo trabajaban otros entrenadores en otros clubes. Estaban Tercera y observé un ejercicio que era pura adaptación a la categoría. Veía que los centrales, para salvar la presión de los rivales, que en campos pequeños y en ese nivel era muy exigente, buscaban al nueve en largo para que tocara de cara a los interiores. Al acabar ese entreno, hablamos y nos explicó lo que intentaba y lo que pretendía. Pep es un tío que te escucha. Absorbía mucho y creo que sigue haciéndolo”.

 

“Había visto muchos entrenadores que por muy buenos que fueran salían mal de la entidad. No era miedo a no ganar. Era que estaba en su casa. Le preocupaba eso”

 

Hay otra historia que también sirve de ejemplo. Antes de entrar en el Barça, tuve la oportunidad de volver a verlos entrenar. Era entre la final de Copa contra el Athletic y la de Champions en Roma. Fui con mi hermano y hablamos con ellos. Comentamos la final contra el Athletic, cuando los centrales del Barça, en la salida, los tiró casi hasta la línea de fondo, haciendo el saque de portería hacia atrás. Quise preguntarle por eso. Y me contó que eso no era suyo, que eso se lo había visto a un entrenador en México. La gente pensaría que era una innovación táctica suya, pero estaba inspirada en algo que él había aprendido previamente. Luego recuerdo que le hice un comentario jocoso. Ya habían ganado la liga y la copa, y les dije: “Si ganáis el triplete, ya os podéis retirar”. Pero Pep, fíjate cómo funciona su cabeza, se volvió a Tito y le afirmó: “Este es un hombre sabio”. Me sorprendí. Ahí vi que Pep estaba obsesionado por salir bien del Barcelona. Había visto muchos entrenadores que por muy buenos que fueran salían despedidos o muy mal de la entidad. No era miedo a no ganar. Era que estaba en su casa. Le preocupaba eso. El primer año ya lo tenía en la cabeza. Y aguantó tres más”.

SU SALIDA DEL CLUB POR DESGASTE
Barcelona's coach Josep Guardiola gives a press conference in Barcelona on April 27, 2012. Pep Guardiola is leaving the club, ending a four-year reign over one of the greatest eras in club football, the club president announced Today. Barcelona president Sandro Rosell made the announcement at a packed news conference in the Camp Nou alongside the 41-year-old coach. AFP PHOTO/ LLUIS GENE (Photo credit should read LLUIS GENE/AFP/GettyImages)

“Yo ya percibí que se estaba resintiendo. El último año vi muchas dudas en él. Retrasó mucho la decisión de la continuidad, y al final anunció que se iba después de perder en semifinales de la Champions contra el Chelsea. Él entonces tuvo claro que se había acabado. A partir de ahí, le iba a costar más. Fue cuando dijo en rueda de prensa aquello de que “nos haremos daño”. Estaba seguro de que el ciclo se había acabado y que quería salir bien del Barça, con buen regusto. Era su casa y su vida. Estaba muy obsesionado con eso, con salir por iniciativa propia. Yo aquello lo comprendí. Para nosotros fue una putada porque el proyecto dependía mucho de su figura. Pero si me pongo en su papel, lo entiendo. Yo hubiera hecho lo mismo. La presión a la que te somete este club es tremenda. Para los que nos quedamos, fue una faena porque perdimos al mejor entrenador posible. Por eso apostamos por darle continuidad a la idea con el perfil de Tito Vilanova”.

LA LIGA DE LOS 100 PUNTOS. REIVINDICACIÓN DEL FUTBOLISTA
“Hubo una parte de orgullo, sí. Es evidente. No quiero decir que la salida de Pep estuviera vinculada a los futbolistas. Pero sí es cierto que Pep aglutinó mucho. Se hablaba tanto del ‘Pep Team’… Recuerdo que existió el ‘Dream Team’, pero que aquello no se le llamó ‘Johan Team’. Cuando hay una buena generación de jugadores y un buen entrenador, a los primeros se les asocia más al técnico. Son equipos de entrenadores. No es por Pep, creo que es algo general, como sucede ahora con Simeone.

 

“Pep nunca hizo ninguna declaración egocéntrica. Lo que pasa es que en el Barcelona a veces no es tanto lo que digas como lo que otros quieran ver en ti”

 

Pero es que con Pep se focalizaba todo el éxito en su aura. Inevitablemente, al jugador también puede sentarle mal ese modo de encarar las cosas, porque al final él es quien juega. Sé cómo son los vestuarios y cómo piensan los futbolistas. Quizá el jugador no se dio cuenta que había un entrenador que le  había dado unas herramientas para ser más bueno. Es posible que hubiera un punto de reivindicación humana en esa primera vuelta brutal de Tito. Pep, de todos modos, nunca hizo ninguna declaración egocéntrica. Al contrario. Recuerda aquello de que “el secreto es que son muy buenos”. Lo que pasa es que en el Barcelona a veces no es tanto lo que digas como lo que otros quieran ver en ti. Puedes tener un control, pero luego desde fuera pueden modificar tu figura. Eso es lo que quizá pudo perjudicarle de cara a la plantilla”.

LOS PUNTOS DÉBILES
“Pep los tendrá, como todo ser humano. Todos tenemos un punto de duda, pero creo que la duda no es un defecto, sino una virtud. La duda te mantiene en la humildad. Pep es una persona que se hace muchas preguntas. Le gusta la perfección. Y cuando buscas eso, en el momento de tomar una decisión, dudas. No por inseguridad, sino por la obsesión de que todo te salga bien. Pep se repreguntaba siempre si lo que pensaba era lo adecuado”.