Esta entrevista a David Villa está extraía del #Panenka97, un número sobre los éxitos y los tropiezos de la Selección que sigue disponible aquí
Tu historia con la selección empieza en 2005. Siempre dijiste que habías sido de la selección desde niño.
Siempre tuve en mente a la selección. Veía los partidos con mi padre y disfrutaba de cada encuentro. Luego, ya como jugador profesional, seguía soñando con debutar, así que el primer día con la absoluta fue de los mejores de mi vida.
Naciste en 1981. ¿Cuándo empiezan tus recuerdos de la selección?
Lo primero que recuerdo es el codazo a Luis Enrique. Era mi ídolo, y lo sigue siendo, y cuando Tassotti le rompe la nariz… Sufrimos por la eliminación pero también por Luis, porque en casa lo idolatrábamos. Es el primer recuerdo.
Como aficionado a la selección, te tocaron años de derrotas.
Pero nunca dejé de ser aficionado, y siempre me ilusionaba cuando llegaba una Eurocopa o un Mundial, pese a que nunca habíamos logrado nada salvo la Eurocopa de 1964. Yo siempre tenía la ilusión de que pudiéramos ganar algo. Estuvimos cerca muchas veces, pero las decisiones arbitrales, la suerte… Siempre nos quedábamos a medio camino. Por eso, cuando me tocó formar parte del combinado nacional y logramos esos títulos, siempre dije, y ahí está la hemeroteca, que era la victoria de muchas generaciones, no solo de una, sino de todas las que lo habían intentado. Todos sufrimos cuando no se logró. Nosotros culminamos un trabajo de hacía tiempo, sobre todo de aquellas generaciones de jugadores que sufrieron tanto las decisiones arbitrales, las tandas de penaltis… Ellos forjaron los éxitos.
Tu primer gran torneo es el Mundial de Alemania, en 2006. ¿Qué aprendiste?
La realidad de los Mundiales: un día malo te manda a casa. Por eso es tan difícil ganarlo. No puedes cometer errores. Nosotros empezamos muy bien, teníamos un gran equipo y éramos serios candidatos. Pero al final Francia nos bajó a la realidad. Era un conjunto con más experiencia. Para la mayoría de nosotros, ese era nuestro primer gran torneo. Aprendimos que en cada partido tienes que estar a tope. No vale ir al 80%. Incluso dando el 100% te pueden superar.
“No éramos un equipo defensivo y teníamos el balón. Ganamos todos los partidos por la mínima, salvo el de Honduras. Sufrimos, pero para todo el mundo, España fue la justa vencedora”
Raúl, Torres y Villa: fue la delantera de España en aquel Mundial.
Sí, teníamos un gran equipo. Torres y yo éramos jóvenes, también estaba Cesc con 18 años, Iniesta… Había un grupo muy fuerte. Si no nos hubiéramos cruzado con Francia habríamos llegado lejos, pero el sorteo se dio así.
La Eurocopa de 2008 lo cambió todo. Pero en los meses previos, el ambiente en el entorno de la selección era irrespirable. ¿Cómo lo viviste?
Fue muy complicado. Gracias a Dios ya nadie se acuerda porque se ganó la Eurocopa. Pero nos clasificamos casi de milagro, sobre la bocina, de forma agónica. Nos costó mucho. Aquel partido de Dinamarca fue el primero de unos cuantos que había que ganar sí o sí. No podíamos fallar. Ahora ya nadie se acuerda pero casi nos quedamos fuera. Y luego estaba la polémica con Luis Aragonés. El viaje de avión de vuelta en Irlanda del Norte, donde habíamos perdido 3-2, fue tremendo. Ahora es impensable que España pueda perder contra Irlanda del Norte, pero fue así. Todo aquello nos hizo más fuertes, nos unió. Nadie daba un duro por nosotros, pero ganamos esos cuatro o cinco partidos y nos clasificamos como primeros de grupo. Llegamos a la Eurocopa muy fuertes.
Luis Aragonés prescindió de Raúl. Tú asumiste el ‘7’ de la selección. Fue cuestión de Estado, pero ni Raúl ni tú dijisteis nada en contra del otro.
Son cosas que pasan alrededor del fútbol. Yo tenía una gran relación con Raúl. Mi ídolo siempre fue Luis Enrique, pero había varios delanteros en los que siempre me fijaba para aprender: Morientes, Romário, Ronaldo, Van Nistelrooy, y por supuesto, Raúl. Con él tuve una gran relación. Coincidimos en Nueva York y en Madrid vivimos casi al lado. Nunca hubo polémica, solo en el entorno. La pena es que no pude disfrutar más con él. Se tomaron decisiones, Luis dejó de convocarlo y alguien tenía que coger su dorsal, que es un número un poco fetiche en la historia de España. Pero no hubo polémica. Teníamos una relación fantástica que seguimos manteniendo.
La Eurocopa de 2008 lo cambió todo y está plagada de momentos decisivos. ¿Con cuál te quedas?
La tanda de penaltis contra Italia. Eso fue lo que cambió todo. Si ves el partido repetido, en la prórroga, nosotros íbamos con más ganas de que se acabase el partido. No queríamos ir a los penaltis y parecía que ellos sí. En el ambiente se notaba que si llegábamos a los penaltis, estábamos fuera. Pero habíamos preparado la tanda, teníamos buenos lanzadores, teníamos a Iker… Pasar esa eliminatoria fue tremendo. Se dice que es una lotería, pero a nosotros nos dio mucha moral. Cambió la historia.
En 2010 llega el Mundial. Mirando atrás da la sensación de que esa selección era menos brillante pero más madura. Quizá no jugaba tan bien como en 2008 pero competía. ¿Estás de acuerdo?
Sí que jugamos bien: el ejemplo es que en pocos partidos sufrimos atrás. No éramos un equipo defensivo y teníamos el balón. Ganamos todos los partidos por la mínima, salvo el de Honduras. Sufrimos, porque esa es la realidad de un Mundial y te hace ver por qué nos costó tanto ganarlo. Pero para todo el mundo, España fue la justa vencedora.
Marcaste 59 goles con la selección, ¿pero los cambiarías por haber marcado el de Iniesta en la final?
No cambiaría nada. A todos nos hubiera gustado marcar ese gol. Pero si hubiéramos hecho una encuesta entre todos los jugadores el día antes, preguntando quién quieres que marque el gol en la final, todos hubiéramos dicho Iniesta. Fue perfecto: el gol, la celebración, todo. Fue perfecto. ¿Que si me hubiera gustado marcar? Claro, pero no cambiaría nada. ¡Y mucho menos me quitaría los 59 goles!
No marcaste en la final pero tus tantos fueron decisivos durante el torneo. ¿Cuál lo fue más?
El de Paraguay y el de Portugal. También el de Chile: lo veo ahora por televisión y me doy cuenta de que es un gol muy complicado. Y era un partido de fase de grupos, pero decisivo.
¿Cómo viviste la transición de Luis Aragonés a Vicente del Bosque? ¿Con quién te quedas?
Fue una transición casi perfecta. Y digo casi por no decir perfecta porque todos sabíais que los jugadores queríamos que siguiera Luis. No era fácil hacerlo. Vicente fue la solución ideal. Llegó con humildad. Nos dijo, ‘ya sois ganadores, yo voy a dar mis detalles pero quiero que sigáis con lo que estáis haciendo’. Son los dos mejores entrenadores españoles de la historia, los más queridos por todo el mundo. Todos los que pudimos trabajar con ellos somos unos privilegiados.
Revisando tus estadísticas, sorprende comprobar que estuviste casi un año sin jugar con la selección: de noviembre de 2011 a septiembre de 2012, por la lesión.
Con la carrera que he tenido, decir que tengo espinas clavadas no sería justo. Obviamente esa lesión de tibia es la peor parte de mi carrera. Me hizo perderme grandes cosas con la selección y con el Barça. Estar fuera del fútbol, no poder ir a entrenar con los compañeros, eso es lo más duro. Al final pude jugar más años a buen nivel. Y estoy contento de haber superado ese obstáculo. En aquel momento yo me creía muy valiente y pensaba que me iba a recuperar en cuatro meses, pero después, hablando con los médicos, me di cuenta de que aquella lesión podía haberme dejado sin fútbol para siempre.
“Que el gol del Mundial lo marcara Iniesta fue perfecto”
Llega el Mundial de 2014: la derrota, la sensación de que las cosas se podían haber hecho mejor…
Estar citado para un Mundial ya es fantástico. Pero las cosas no salieron bien. Quizá no éramos tan superiores como nos veíamos, no es sencillo digerirlo. En ese primer partido ante Holanda nos adelantamos, pero luego el gol de Van Persie nos hizo mucho daño y lo cambió todo.
Tu último gol con la selección… Desde luego, no fue la despedida soñada.
Bueno, yo ya tenía asumido que con la decisión de irme a Nueva York me iba a costar más volver a la selección. Ese último partido del Mundial ya no servía para nada porque todas las expectativas se habían desvanecido, pero yo me lo tomé como una oportunidad de poder jugar un partido de un Mundial. No pensaba en despedidas.
Al menos marcaste en tres Mundiales: 2006, 2010 y 2014. Como Julio Salinas.
Sí, ¡parece que voy persiguiendo a Julio! [En 2017 también lo igualó al ser internacional con cinco equipos distintos].
Te quedaste en 98 internacionalidades.
Es un número importante. Es cierto que el 100 es un número redondo, pero estoy muy orgulloso de mis 98.
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Fotografía de Getty Images.