Cuando las expectativas están por las nubes se corre el riesgo de que comience a llover. En eso está ahora la selección española. Con el sueño de ganar la próxima Eurocopa y contando en sus filas con la vigente Balón de Oro, la afición esperaba un golpe de efecto encima de la mesa en esta Arnold Clark Cup. El torneo amistoso ha provocado que las primeras gotas de realidad las devuelvan al piso. Sendos empates frente a Alemania e Inglaterra enfrían los ánimos como si de un chispeo se tratase. Lejos está la tormenta. Cerca, Canadá. Ante las ‘Canucks’ se verán las caras en los próximos días en el tercer y último duelo de la fase de grupos.
Ante Alemania, España se daba cita con la historia. Jamás habían ganado a las germanas. Dos empates y dos derrotas era el balance previo al encuentro. Una década atrás, el póker de Šašić y el gol de Popp cayeron como un jarro de agua fría. Lo mismo ocurrió en la pasada edición de la Copa del Mundo. El dominio de La Roja fue absoluto, pero sería Däbritz la que movería las cuentas en el electrónico. Por otro lado, el primer empate ante las centroeuropeas fue pocos meses antes de la manita encajada. En aquel duelo, España logró remontar el partido y poner las tablas -gol de Ana Romero- cuando el partido agonizaba. El segundo duelo que acabó en tablas fue un soso empate a cero en un duelo amistoso.
Y el tercero llegó hace unos pocos días. De nuevo, el cuadro de Vilda se hizo con el control del juego, se empadronó en terreno rival y sometió a un combinado alemán que tuvo que levantar un muro para evitar las internadas españolas. De hecho, a los pocos segundos de la reanudación, un balón largo encontró el error de Oberdorf. Allí, en el interior del área y esperando a que el balón volviese a un plano controlable, Alexia aguardaba. Su toque, sutil, sorteó la salida de Frohms. El marcador se desequilibraba y Alemania se hundía. Aparentemente. Porque apuntalar a una campeona del mundo requiere de tenacidad y, en los compases finales, España pecó. Una consecución de malas decisiones en defensa dejaron a merced de Schüller el empate. Su tiro a contrapié de Paños empañó el ánimo español y devolvió el equilibrio al marcador.
El debut de España en la Arnold Clark Cup era algo más que un partido amistoso en un campeonato creado este mismo año. Implicaba una prueba de fuego. Alemania, que llegó con bajas al duelo, será el primer plato que España deberá engullir en la Eurocopa del próximo verano. Un manjar al que todavía, y a pesar de varios intentos, no han podido ni clavarle el diente. Deberá ser en la próxima cita cuando la hazaña se torne realidad.
Lo que prometían ser dos platos fuertes en este torneo amistoso no han sido más que dos entrantes un tanto descafeinados con un seleccionador al que le cuesta cambiar sus ingredientes
Y, sin embargo, el combinado de Vilda tenía la oportunidad de resarcirse con la afición. Inglaterra, anfitriona del próximo campeonato europeo de selecciones, medía fuerza contra nuestro combinado. El resultado fue otro insulso encuentro en el que ningún equipo pudo mover el marcador. En el histórico frente al combinado británico, dos victorias, tres empates y cinco derrotas. La segunda oportunidad de inyectarse confianza de cara a la gala del próximo verano quedaba, de nuevo, en papel mojado. Tan solo una inspiradísima Athenea trató de desajustar la defensa de las ‘Lionesses‘. Este segundo empate en la Arnold Clark Cup sembró semillas de dudas.
Nadie pone en tela de juicio la capacidad de España de golear a sus rivales. Es más, desde la derrota frente a los Estados Unidos que sacó a España del Mundial de Francia, el cuadro de Jorge Vilda no ha perdido ningún encuentro. Salvo el empate ante Alemania y las victorias por la mínima frente a Inglaterra y Holanda, ‘La Roja‘ ha goleado en todos sus encuentros, anotando tres o más goles a sus contrincantes. Unos números y resultados que han devuelto a la realidad al equipo español. Lo que prometían ser dos platos fuertes en este torneo amistoso no han sido más que dos entrantes un tanto descafeinados con un seleccionador al que le cuesta cambiar sus ingredientes. Tan importante es no tocar lo que funciona como gozar de alternativas cuando las cosas no salen según el guion estipulado.
Frente a Canadá aparece una nueva oportunidad de volver a la senda de la victoria. A pesar del empate entre ambas selecciones que precede a este duelo, de las botas de Leila Ouahabi ya se estableció el camino a cómo se le gana al cuadro formado por Bev Priestman. Además, doblegar a la vigente campeona olímpica sería el paso adelante que necesita la escuadra española. Y, ni que decir tiene, que la victoria frente a la selección del Norte de América podría entregar a España esta primera edición de la Arnold Clark Cup, siempre a la espera de lo que ocurriese en el Inglaterra-Alemania.
De ganar el torneo, y siendo resultadista, no le habrá ido nada mal a España, que sigue dando pasos firmes para convertirse en una selección mundial de referencia. Años atrás, cuando ni siquiera se soñaba con codearse con los combinados de primer nivel, los anteriores resultados hubiesen sido celebrados. “Ese es el camino”, se hubiese dicho. Y, sin embargo, sumar tablas frente a selecciones del nivel de Alemania o Inglaterra puede parecer a poco. Al éxito se llega a través de la ambición y, en esto, España va sobrada. Sus numerosos éxitos en categorías inferiores son los prolegómenos de lo que la absoluta puede lograr.
La próxima Eurocopa será el primer gran torneo en el que ‘La Roja‘ tiene serias posibilidades de alzarse con el trofeo. Pero para ello deberán vencer a las mejores selecciones del continente. Deberán superar los obstáculos que inevitablemente se cruzarán por el camino. Esta Arnold Clark Cup no va a ser más que un simple aperitivo antes del gran manjar. De momento, y quizás esa es la mejor de las noticias, es que sabe a poco. Conscientes de hasta dónde se puede llegar, España se prepara para lo que podría ser un festín. Y hay hambre. Muchísima hambre de éxitos.
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Fotografía de Imago.