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Cantona: “No hay nada peor que la vida”

Para ampliar todo lo contando en el #Panenka69, monográfico sobre fútbol y cine, rescatamos esta entrevista de Raphaël Clairefond (Sofilm) a Éric Cantona


Hace ya bastante que Éric Cantona, el cuello levantado más mítico de la historia del fútbol, se dedica a la actuación, con mayor o menos fortuna. Aprovechando el Festival Offside, dedicado al documental sobre fútbol, nos ha parecido oportuno contactar con el futbolista/actor más célebre del mundo, con permiso de Vinnie Jones. Durante el rodaje de un western danés (The Salvation, de Kristian Levring) en Sudáfrica, nos cuenta qué le hace correr de plató en plató, y nos habla de Depardieu, Ferguson, Loach y Kechiche.


Esta entrevista fue publicada en junio de 2014.

¿Por qué hacerse actor?

Es una cosa de críos. Cuando juegas a indios y vaqueros, ya estás interpretando un papel. Ser actor es reencontrar algo primitivo, la espontaneidad, la despreocupación del niño. Aquello que el niño hace de forma natural, el adulto lucha por conseguirlo, y eso es lo que intento hacer. Luego, yo soy de otra época. Los actores que me gustan son los actores carismáticos: Brando, Pacino, De Niro, Depardieu… Hoy, los actores tienen mucha menos presencia, y no solo los actores: el hombre de la calle de los años 50 también era más viril que ahora. ¿Qué le ha pasado al hombre? ¿Qué representa? Eso no quiere decir que haya que volver 50 años hacia atrás, al tiempo en que la mujer se quedaba en casa y no tenía derecho a votar. Yo cocino, puedo ocuparme de los niños… Sin dejar de ser un tío.

Admiro a la gente como Depardieu. Puede interpretar a Obélix, a Cristobal Colón, a Cyrano de Bergerac… Puede interpretarlo todo. Es difícil de encontrar. Ahora, solo se habla de su exilio fiscal. El tío puede hacer lo que quiera, ¿no? Odio a la gente que intenta culpabilizar a los demás. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, y admiro a los que se toman esa libertad. Por el contrario, todos los conservadores, los sermoneadores, me cuesta mucho tragarlos. No existen los comportamientos ejemplares.

Cuando Depardieu se deja ver con Putin y Kadyrov…

¿Y quiénes somos nosotros para dar lecciones? ¿Francia está en situación de dar lecciones a alguien? ¿Hacer explotar el Rainbow Warrior (barco de Greenpeace hundido por el gobierno de Mitterrand en 1985, ndlr), eso no es un problema? ¿Eres tú, Estado Francés, el que va a darme lecciones? ¿Tú, Estado Francés, que has colonizado no sé cuantos países donde has plantado dictaduras para poder explotar sus minerales y riquezas, tú vas a enseñarme a mi sobre los derechos del hombre? O nos sentamos todos a una mesa a hablar claro y vemos qué pasa. Democracia en el interior, dictadura en el exterior. Francia, Estados Unidos, Israel… Países democráticos de puertas para dentro, pero hay que ver lo que hacen fuera. Piensa en la operación Condor, en Sudamérica, por la que se instauraron todas las dictaduras en los años 70. Eso es la política. Así que bueno, si quieres que hablemos de Depardieu…

¿Te gustaría interpretar a algún político algún día?

Desde luego. Uno bien asqueroso, o uno realmente bueno. En fin… ‘político bueno’… No existe el político ideal. La política me interesa, pero no la hago.

Otro futbolista que ha hecho carrera en el cine es Vinnie Jones. ¿Le conoces bien?

Sí, jugaba en el Leeds. Me encanta, tiene una verdadera personalidad, es gracioso, es un líder… Tiene la voz de un tío que ha vivido. Luego, una vez en el campo, solía olvidar que habíais tomado copas juntos más de una vez. El partido de copa que jugamos en Wimbledon, en los cinco primeros minutos, si no le veo venir de lejos, me parte en dos. Cinco minutos después marqué uno de mis mejores goles con el Manchester… Ese gol provenía sin duda de aquella mala entrada.

Si tuvieras que hacer una película sobre Alex Ferguson, ¿qué destacarías?

Para contar su historia habría que partir de sus inicios: working class people. Consiguió lo más difícil: encontrar el equilibrio entre el amor y el respeto. Era alguien a quien queríamos como a un amigo, que no necesitaba gritar porque poseía una autoridad natural. Cuando piensas en ello, es increíble, todas las generaciones que ha conocido, tantas victorias y tan pocos conflictos… Explicar a un tío con el que has vivido mil cosas durante diez años que va a tener que empezar a jugar un poco menos, o que tiene que irse del equipo, es algo muy difícil. Pero él sabía hacerlo, y sin embargo, no podemos decir que fichase a borregos. El 99% de entrenadores prefieren fichar a tipos fáciles de manejar. Él, sin embargo, pasaba totalmente. Lo que contaba para él eran las cualidades de futbolista.

 

“Yo no tengo teléfono. Defiendo la libertad, y tener teléfono solo es una ilusión de libertad”

 

¿Has visto el biopic sobre George Best?

No, pero me dan ganas hasta a mí de hacer un biopic sobre un tipo que dijo: ‘Cuando llegué a los Estados Unidos, me dieron una casa a 200 metros de la playa. El problema es que entre la casa y la playa había un pub: nunca vi el mar’. Un playboy, además, gran jugador, elegante, vividor… El fútbol inglés era muy fotogénico por aquel entonces. Recuerdo que, con 10 años, veía a esos tíos, que parecían cualquier cosa, ganando la Copa de Europa… ¡A algunos hasta les faltaban dientes! Joe Jordan, Billy Bremner… Menudos caretos. Es un país que me encanta por todo eso, y que representa perfectamente el combate interior que libramos todos: entre conservadores, muy conservadores y una gente que se opone a todo eso hasta tal punto que llegan al extremo y se vuelve todo punk. Eso es Inglaterra.

¿Te sorprendieron las revueltas y saqueos que tuvieron lugar en Londres en 2011?

Una cosa es luchar por una causa y otra saquear tiendas. Si se trata de saquear bancos, lo entiendo, porque tienen su parte de responsabilidad en la historia. Pero saquear una tienda… El tío igual está tan fastidiado como tú. Es como quemar el coche de tus vecinos. En Grecia, la crisis ha costado 3.500 muertos. Se ha asaltado bancos. Me he informado, por cierto, y un banco no tiene derecho a impedirte sacar tu dinero. Es ilegal. Cuando quieres sacar tu dinero, siempre está limitado a una cierta cantidad. Pues bien, eso no me parece normal. ¿Y si un día todo el país necesita sacar su dinero del banco?

¿Para ti fue importante conocer a Ken Loach?

Sí. Hay gente que hace películas de izquierdas, pero que no tiene las mismas convicciones que Ken Loach.  Es un plató, con él, todo el mundo está al mismo régimen. Figurantes, protagonistas, director, productor… Todo el mundo come en el mismo sitio. A Loach, si le reservas un billete de avión de primera clase, no lo acepta. Es un tío que tiene un discurso potente, y se lo aplica a sí mismo. Como hombre, ha sido uno de los encuentros más felices de mi vida. Hoy tienes a tíos de 20 años asqueados, como si se lo supieran todo. Loach y Ferguson siguen maravillándose ante todo. Yo también soy un poco así.

¿Tienes noticias del actor que actuaba contigo en ‘Buscando a Eric’?

No. Hablé con él por teléfono hace tiempo, y desde entonces… De todos modos, ya no tengo teléfono. Defiendo la libertad, y el teléfono es solo una ilusión de libertad.

¿Y qué es lo que te interesa en general del cine inglés, que no tiene precisamente la reputación de ser el mejor del mundo?

Me gusta el cine inglés que habla del día a día, ese cine casi documental. ‘Muy Beautiful Laundrette’, por ejemplo. Creo que los ingleses saben hacer eso, te lo crees. Incluso ‘Billy Elliot’ o ‘The Full Monty’. Te lo crees, está con los personajes. Crees que son pobres de verdad, que viven en ese barrio triste, que intentan ganarse la vida… En las películas de Loach no hay ninguna distancia, y eso concede humanidad. Con sus comedias sabes que te vas a reír, pero no está forzado… Los ingleses saben correr riesgos. Cuando hay una nueva tendencia musical, ves las pintas que llevan los tíos y te dan ganas de echarte a reír. Pero luego todo el planeta se pone a vestirse como ellos. Hoy, los más grandes artistas contemporáneos son ingleses: Damien Hirst, Anish Kapoor… Allí, hasta cuando te equivocas, la gente de dice ‘good try’. Lo has intentado, y ellos te dicen que sigas así hasta que te salga. Sin ninguna ironía. Me encanta Inglaterra.

¿Cuál es el método de Loach con los actores?

Saben que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Y, pase lo que pase, tienen que seguir actuando. De hecho, Paul Laverty, cuando busca actores, ya ve cómo reaccionan. Él no dice ‘acting’, dice ‘reacting’. En ‘Buscando a Eric’, por ejemplo, en el momento de la escena de los policías bajando a la cocina con la mujer que acaba en el suelo, etc… la actriz no estaba al corriente. Habrá podido hacer como las actrices de ‘La vida de Adèle’: “No es normal que no se nos avisara, unos polis me han tirado al suelo, estoy traumatizada y llevo tres días sin dormir”. Pero Loach quiere momentos de verdad, que sólo cree poder obtener de esa forma. No quiere que los actores tengan todo previsto, se actúa día a día. Eso me encanta. En el cine, puede haber momentos difíciles, pero bueno, no hay nada peor que la vida.

Ya que hablamos de la película de Kechiche, ¿crees que hay un límite que no hay que franquear en lo que puede hacerse pasar a un actor?

A todo el mundo le da igual, y así será siempre, lo que pueda haber pasado en un rodaje de Kechiche. Lo más importante es el resultado. Prefiero estar en una película magnífica, donde todo ha sido horrible, que lo inverso. Si la cosa va bien, mejor todavía, pero si no es así, no pasa nada. Es su forma de trabajar. La gente lo sabe. Como sabíamos que con Pialat o Almodóvar las cosas podían ser peculiares. Así que, ¿de qué se quejan? Deberían estar contentas y agradecidas por haber hecho una película así. Ajustas las cuentas por la prensa es de débiles. Espero que esas niñas le hayan al menos hablado del tema, cara a cara. Eso las disculparía, en parte.

 

“Si a Ken Loach le reservas un billete de avión de primera clase, no lo acepta”

 

¿Qué encuentras particularmente duro en el trabajo de un actor?

Nada, siempre es un placer. Luego, lo que es duro es que nos entregamos mucho y que, al fin y al cabo, no controlamos nada. Creo que es en la película ‘Heat’ donde el personaje de Al Pacino iba a ser un cocainómano y, finalmente, quitaron esa idea del montaje final. Pero Pacino había contado con esa idea, con que se sabía que su personaje era cocainómano, para interpretar su personaje. Es frustrante. Hay que aceptarlo. Luego, hay actores a los que no les gusta leer los guiones, que se plantan tan cual en el rodaje y lo aprenden sobre la marcha. Es su forma de trabajar. Pero no la mía. Necesito sentirme con confianza para trabajar. Y, para sentirme con confianza, necesito trabajar mucho. Cuando jugaba al fútbol, era igual. Si estaba lesionado durante una semana y tenía que jugar el partido habiendo solo entrenador el día antes, en mi cabeza, inconscientemente, pensaba que no estaría listo. Trabajar, ensayar, es lo que prefiero.

¿Te ves actuando en blockbusters?

No tengo ningún plan para mi carrera. Mis elecciones no son más artísticas o mejores que las de los demás, no tengo una filmografía ejemplar. Me he equivocado muchas veces, pero hago simplemente lo que tengo ganas de hacer. Hacer películas por dinero es una mala razón. Que tu película sea vista por diez millones de personas no siempre implica que obtengas un reconocimiento. Yo no soy un intelectual, no veo el mundo de forma intelectual, lo que me interesa es la relación carnal…

¿Tu peor recuerdo de un rodaje?

No lo sé… Tal vez sea por haber tenido experiencia en el deporte de alto nivel, pero me cuesta perder los papeles. El mundo del cine es caprichoso, son gente acostumbrada a creer que todos los problemas podrían tener una solución. Si te pido un platillo volante, tienes que traerme un platillo volante. Si te pido un camerino de 300 metros cuadrados, tienes que conseguirme uno. Están mal acostumbrados. A mi me ponen a dormir en una tienda de campaña y duermo en una tienda de campaña… si todo el mundo hace lo mismo. No tengo ningún problema con esas cosas. ‘Teníamos previsto rodar, pero llueve, hace frío…’. Pues te pones una manta y unos guantes. En fin, es un juego, en serio, y yo, en ese circo, he escogido ser el payaso. Soy trapecista, también, sin red. Malabarista… Domador…

 


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