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AR10, mucho más allá del césped

Una empresa de fútbol femenino, un club que puede subir a Primera, una academia para chicas y un sueño cada vez menos imposible

Ana salió en las noticias en 2013. Como licenciada en Derecho y recién terminado un Máster en Gestión Deportiva, elaboró un proyecto que expertos de la propia FIFA señalaron como espectacular. Ana quería un Real Madrid femenino. De hecho, no solo lo quería, lo imaginó y lo plasmó en su boceto. Meses después, picó a la puerta del Santiago Bernabéu y en un despacho la esperaban el equipo de Florentino Pérez y sus consejeros. La madrileña, ex jugadora del Atlético de Madrid, expuso sus ideas: un club profesional, competitivo y una estructura económicamente eficiente. Aquel día, todos la escucharon con atención, aplaudieron su proyecto, afirmaron que conjuntaba a la perfección con la filosofía blanca y le dieron las gracias por su interés y pasión demostradas en la idea.

Poco más se supo del interés del Real Madrid por crear su equipo femenino. El club zanjó el tema con un “No es el momento” y Ana decidió que no necesitaba depender de ningún club ni institución para poner en marcha su plan. Su idea para reformar el fútbol femenino tenía mucho sentido, y muchos caminos por explorar. Tantos, que resulta difícil resumirlos en un solo artículo.

 

Ana quería un Real Madrid femenino. De hecho, no solo lo quería, lo imaginó y lo plasmó en su boceto. Meses después, picó a la puerta del Santiago Bernabéu y en un despacho la esperaban el equipo de Florentino Pérez y sus consejeros

 

Lo primero que hizo es crear AR10, una empresa especializada en todo lo que rodea al fútbol femenino. “Es una marca nacida de la nada”, relata la propia Ana para Panenka.org. “Obviamente, lleva mi nombre pero hay muchas personas trabajando detrás”, confiesa. Uno de los proyectos más antiguos de la compañía es la AR10 Soccer Talent, una academia de alto rendimiento que prepara a futbolistas del futuro cada fin de semana. “Ofrecemos a esas chicas un entrenamiento adicional, con metodología propia orientada al futbol femenino”, explica. De hecho, se trata de la única academia exclusiva de niñas en España. “Aplicamos diferencias en los entrenos en cuanto al aspecto físico se refiere, pero también queremos formar jugadoras inteligentes, que entiendan el juego”, añade.

Si de algo entiende Rossell es lo que necesita el fútbol femenino. Lejos de conformarse con poner su granito de arena es este mundo, ha decidido crear su propio imperio para que ninguna chica tenga una sola excusa para no jugar a fútbol. Aunque, eso sí, la obra de Ana ha ido mucho más allá de las propias jugadoras. Ella y su equipo han implantado un curso especial en la Universidad Francisco de Vitoria para especializar a los entrenadores en fútbol femenino, algo que el ‘futfem’ lleva años pidiendo a gritos. También está en marcha la web todofutboleras.com que compila las noticias más importantes sobre el deporte rey jugado por féminas.

Por si fuera poco, el colofón del sueño infantil de aquella jugadora del Atlético; crear un club de fútbol. En el CD Tacón, solo juegan chicas, y aunque eso no es lo único que lo convierte en un club especial, cabe subrayarlo en un contexto en el que es tan difícil subsistir sin un hermano mayor en la Primera División masculina. Sin embargo, la entidad cuenta, desde el primer día, con una estructura profesional y deportivamente está librando uno de los duelos más apasionantes de la segunda división femenina, una lucha enconada con el Madrid CFF por la primera plaza de la tabla, la que permite jugar la promoción a Primera. “Lo estamos viviendo cada jornada con una intensidad increíble. Sufrimos muchísimo, y da rabia que al final todo dependa de si la pelota entra o no. Pero así es el fútbol”, cuenta emocionada Rossell. La ventaja del CD Tacon es que a la práctica no depende todo de si el balón cruza es línea o no. El club se sustenta a través de la consultoría AR10, su academia y todos los cursos que ofrece.

Pero ni la propia Ana olvida que el fútbol al final es fútbol y que para que las cosas sucedan hay que rendirle un homenaje al deporte que ha marcado la vida de esta emprendedora madrileña. Por ello Tacón ha armado un equipo con garantías, incluyendo en sus filas el fichaje estrella y el notición del verano. Laura del Río es una histórica de nuestro fútbol. La exinternacional, que pasó casi una década jugando entre Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, anunció que volvía a España, con sus 34 años, para reencontrarse con su mejor aliado; el gol. Muchos equipos de la elite hubieran firmado con los ojos cerrados su incorporación, pero Ana Rossell, a quien pocas cosas se le resisten, se echó al ataque. “Cuando le planteé a Laura que viniera pensé que me iba a tratar de loca, pero lo intenté porque sabía que tenía ganas de volver y en alguna ocasión ya había venido a conocer mis proyectos. Ella ha visto un poco más allá de una temporada futbolística y creyó que podría engancharse a otro tipo de cosas que te brinda este deporte”, recuerda la presidenta. Lo cierto es que la gran Laura del Río aterrizó con fuerza, al menos es lo que sus 39 goles en 40 partidos demuestran.

En el fondo, Rossell no ha olvidado su primer objetivo. Ella soñaba con un Real Madrid femenino y, aunque pocas cosas preocupen más a Ana que conseguir ese ansiado ascenso a Primera de su CD Tacón, nuestra conocida abogada haría pocas cosas en vano. Tacón incorporó en su proyecto a René Ramos, hermano del merengue Sergio Ramos y representante de Marcelo, y en caso de que el club lograra el ascenso a Primera, que el histórico armara su equipo femenino podría ser cuestión de un par de gestiones. Pase lo que pase, nadie duda que a Rossell le queda un largo recorrido en el mundo del fútbol femenino: “No hay que forzar a nadie, cada club tiene su ritmo, sus objetivos y prioridades. Si quieren tener un femenino, lo tienen que tener por convicción”, sentencia.

Convicción no le falta a Ana, que aún anda dando patadas a un balón cuando el tiempo se lo permite. Ella jugó en un Atlético de Madrid totalmente amateur, consciente desde el primer día que su generación no viviría del fútbol. Al menos, de que no lo haría con las botas puestas, pero se prometió romper todas y cada una de las barreras que fue anotando en su mente emprendedora, valiente y decidida. Todo lo Ana que ha construido en los últimos años parece ser solo una semilla de algo grande, muy grande.

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