Las personas que siguen el fútbol se pueden clasificar en varias categorías. Están las románticas de las tácticas, las que solo ven finales y las que coleccionan todas las camisetas que existen. También hay una categoría que, en los últimos años, ha ganado más fuerza: las personas que creen que con el deporte se puede cambiar al mundo.
Anaïr Lomba (A Guarda, Pontevedra, 1989), conocida como ‘Lombi’, ex capitana del Espanyol y referente del fútbol femenino en España, es una de estas personas. Con la Fundación Vicente Ferrer, dedicada a labores humanitarias, y como embajadora de La Liga, viajó hasta la India buscando ayudar a quienes aún les faltan esos referentes: aquellas niñas que sueñan con jugar al fútbol. “Por mucho que lo conociese antes, no me podía llegar a imaginar que en la India el nivel de fútbol femenino, o el nivel de nuestra academia, sea tan grande. Esas niñas juegan muy bien al fútbol, me pareció brutal, y hay personas que están super bien capacitadas que les están dando la formación necesaria para lo que viene después del fútbol, que ahora que lo conozco sé que es fundamental”, nos cuenta por videollamada.
La Fundación Vicente Ferrer lleva 50 años trabajando en la India en diferentes causas sociales. Una de ellas es el empoderamiento femenino a través del deporte. Con una academia que compagina las clases diarias con visitas de figuras de la altura de Anaïr, el objetivo de la fundación es educar y buscar siempre el desarrollo de las niñas. Su dedicación es innegable y muy palpable en las comunidades en las que trabajan.
No es el primer caso de una futbolista que busca la mejoría del deporte en países donde su desarrollo no va a la misma velocidad de otros, pero que sí comparte el mismo amor hacia el balón. Anaïr se despertaba a las seis de la mañana, pero el amanecer y el hecho de ser parte de la vida de un grupo de niñas que están creciendo con el balón compensaba el madrugón.
Este no fue el primer viaje de Anaïr a otro país en el que la realidad del fútbol femenino es diferente. Tampoco será el último. Junto con la Fundación Vicente Ferrer, con la cual tiene ya una historia de cinco años, seguirá trabajando para poder llevar el mensaje de educación, feminismo y empoderamiento a todos los rincones que sean necesarios. El fútbol femenino avanza en todo el mundo y nadie puede quedarse atrás. “Nosotros seguiremos buscando y, cuando haya un proyecto que valga la pena, pues si hay que irse a la otra punta del mundo para realizarlo o ayudar a que se realice nosotros obviamente vamos a estar disponibles y felices de participar”, explica la jugadora.
El deporte, no solo el fútbol, es un lenguaje universal. Y es así como ‘Lombi’ piensa que es más fácil educar a las personas. No le falta razón. Sin importar la edad, el género o a qué equipo se apoye, todas y todos somos capaces de entendernos cuando el balón se cuela en la conversación. “Cuando hablamos de que una niña pequeña pueda jugar al fútbol y que nadie de su alrededor se lo impide, al final estamos hablando de educación, no estamos hablando de nada más”, defiende ‘Lombi’.
La vida después de colgar las botas no la ha alejado de los terrenos de juego, siendo esto un impulso aún mayor para que otras futbolistas y futuras profesionales conozcan lo que pasa cuando los focos de los estadios se apagan. Y como bien dicen, lo bien aprendido jamás se olvida, haciendo que lleve sus valores, aprendizajes y vivencias con ella a todas partes. “Yo estoy descubriendo ahora a la no futbolista y también me han ayudado mucho este tipo de proyectos, a saber exactamente qué quiero hacer, dónde quiero ayudar y a qué puedo dedicar mi vida. Tengo clarísimo que quiero dedicarla a seguir ayudando a que el fútbol femenino crezca, aunque ahora sea de otra manera”, concluye Anaïr.
Cuando una es pequeña, la vida y el fútbol tienen más cosas en común de lo que se puede imaginar. Al final, como dice Anaïr, la vida es un juego. Y qué mejor manera de seguir aprendiendo y creciendo sin que nadie te impida tener una pelota en los pies.
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Fotografías de la Fundación Vicente Ferrer.