Duro como Gattuso; classy como Romário, Diego Izquierdo (Madrid, 1995), aka Al Safir, publicó este miércoles su segunda maqueta: Madrid V, “siete temas, siete cortes”. El trabajo se suma a Blow Up (2020). “Los chavales ahora hacen música por hacerla. Para ver si se pegan, si hacen dinero. Yo nunca lo he visto así”, asiente. “A mí me encanta el fútbol: verlo y, sobre todo, jugarlo”, añade. En el videoclip de 808 aparece sobre una pelota. “Creo que el fútbol es lo que más me gusta. Me gusta más que el rap, que la música y que todo. Es lo que más me gusta en el mundo creo, desde niño, desde siempre”, admite, blanco de cuna. Y “a muerte”. “Mi padre es un madridista sufridor. No puede ver las semifinales ni las finales si el partido está apretado. Se pone taquicárdico. En la semifinal contra el Bayern [17-18] tuvo que apagar la tele”, recuerda, antes de volver a la infancia. Su padre le colaba en el Bernabéu, de vez en cuando. Su padre le regalaba una tarjeta con la foto de un jugador con su firma por su cumpleaños. “Para Diego, de Figo. Tenía de Figo, de Ronaldo, de Redondo, de McManaman. De mayor descubrí que las firmaba él. Cuando las vi de mayor me dije: ‘pero si esta es la letra de mi padre, macho’. Pero se las curraba, porque las firmas estaban casi iguales. Es un figura”, ríe. “El fútbol te transporta a la infancia”, recalca.
Su primera camiseta fue “una de Raúl con Teka”. La siguiente, la de Ronaldo Nazário del primer curso de blanco, con el ’11’. “Mi padre tenía una de Roberto Carlos firmada y me daba mucha rabia porque no me la podía poner porque me quedaba muy grande”, evoca. Después tuvo la de Cristiano Ronaldo, el futbolista con el que más ha disfrutado. Sonriente, añade: “Mis amigos de hace más tiempo son del fútbol. Antes quedábamos para jugar y ahora quedamos para verlo. Hay partidos que son una maravilla de ver. Que te pones a verlos y te olvidas de todo. Y, aún a día de hoy, mis padres son amigos de padres de amigos míos del fútbol. El fútbol une mucho”. Aún recuerda la ‘Novena’: “Era un niño y recuerdo estar en el sofá de un vecino con mi padre. Y dar un salto cuando metió Zidane. Es de lo primero que recuerdo haber sentido en mi vida”. Y todavía recuerda su primer partido de fútbol: “Yo era muy pequeño. Hicimos un equipo en el colegio. Fui con el padre de un amigo. Salimos y ganamos 6-0. No metí ni un gol, pero di las seis asistencias”. “Juego bien al fútbol, la verdad”, acentúa.
“El fútbol hoy es menos dinámico. Ahora se da mucho más valor a tener la pelota y a hacer un partido serio. Está todo mucho más controlado, más milimetrado”
De hecho, llegó a jugar en División de Honor “cadete o juvenil” con Las Rozas. Junto a Marcos Llorente: “Siempre ha sido muy bueno, pero sobre todo lo que le diferenciaba de los demás era cómo entrenaba. Él no tenía ninguna duda de que iba a ser futbolista profesional. Era el que llegaba antes y luego se quedaba en el gimnasio. Su padre le inculcó eso: que si quería llegar a profesional tenía que currar como un profesional. Y siempre entrenaba impecable”. “Estos cambios de sentido que hace en una baldosa: él y muy pocos jugadores más. Y eso es de entrenar. Eso es de fuerza muscular”, continúa, antes de volver a bucear en los recuerdos: “Era delantero. Yo al principio también jugaba de delantero. Luego ya de reserva. Recuerdo una vez jugando contra el Getafe que salí en la segunda parte y metí un golazo. La tenía Marcos en el medio, se la dio a un chaval que se llamaba Pablo Garrido y él me la tocó atrás. Le pegué un zambombazo desde el medio del campo y metí gol. Fue en Getafe. Y ese fue el punto más alto de mi carrera. De ahí no pasé”. Ríe. Era futura promesa como Torres pa’ Atleti, canta. Iba pa’ futbolista y se ha quedado en rappa’, añade en Haram.
Prefiero el fútbol de antes, el de las camis de Kappa, clama justo en la barra siguiente. “¿Me dirás que no? Hay mucha diferencia. Se ha comercializado mucho, demasiado. El fútbol no es lo mismo que era. Creo que Guardiola ha hecho mucho daño al fútbol, el cabrón. Ese Barça cambió el fútbol: antes era un deporte mucho más directo: ataco, defiendo. Había más extremos. Y ahora son todos centrocampistas. El fútbol es menos dinámico. Ahora se da mucho más valor a tener la pelota y a hacer un partido serio. Está todo mucho más controlado, más milimetrado. Porque además ahora los niveles de entrenamiento hacen que todos los jugadores sean buenísimos. Ahora todos los de Primera e incluso los de Segunda son buenísimos. Hay algunos que destacan más, pero les ves y todos son buenísimos. Hay menos lugar para la magia. El fútbol de hoy es menos mágico. Tiene que salir algún jugador como Neymar para darte algo que te rompa. O como Mbappé, que ahora mismo es el mejor del mundo con diferencia. Ojalá venga al Madrid”, dice Al Safir, rubio y diez con clase. Llámame Denis Bergkamp, canta en Valkirias. Si juego con mi hermano, Zamorano y Amavisca, dice unos segundos antes. “No les he visto, pero rimaban”, ríe. En su libreta también aparecen los nombres de Maradona, Ronaldo, Ronaldinho, Samir Nasri, Didier Drogba, Mario Götze, Raphaël Varane. Incluso Michel Platini. “Al final buscas hablar de quien destaca o destacó. No vas a hablar de Celades”, sonríe.
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Fotografía de Fiero Films.