No estamos nada acostumbrados a que la Copa América y la Eurocopa coincidan en el tiempo. De hecho, para qué negarlo, incluso nos jode un poco, puesto que la única manera de no perderse ni un detalle de ambos campeonatos es arrojarse a jornadas maratonianas de mucha pantalla y pocas horas de sueño. Desde que la Conmebol solicitara hacer un torneo especial, para celebrar tanto el centenario de su fundación como el de la competición de selecciones más antigua del mundo, ya supimos que ambos certámenes iban a solaparse en el calendario. Pero qué le vamos a hacer. El fútbol, a veces, exige esfuerzos suplementarios, también a sus apasionados. Y, en el fondo, nos gusta que sea así. De hecho, tal vez lo mejor de esta rocambolesca situación es que nos permite comparar con mayor finura y precisión las diferencias que existen entre ambos certámenes. Estados Unidos y Francia. Un formato para 16 equipos y otro para 24. Messi, Alexis o James bailando a una orilla del Atlántico; Pogba, Iniesta o Kroos haciendo lo propio en la opuesta. Esa es la base, pero hay más, muchas más desemejanzas. Con lo que sigue a continuación vamos a intentar analizar cinco de ellas.
I. ¿Cambio de roles en las gradas?
Casi por norma general, tenemos al hincha latinoamericano por un ser mucho más pasional y entregado que el de algunos países europeos, aunque con excepciones. Sin embargo, la Copa América Centenario de este verano suponía para su organización un enorme reto a nivel de movilización, puesto que la celebración del torneo se trasladaba a una nación, Estados Unidos, cuya idiosincrasia deportiva sigue mantenido al fútbol agazapado en un segundo plano. La gran incógnita, desde el inicio, fue saber si se conseguirían llenar las gradas de los recintos estadounidenses. Y aunque el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, comentó recientemente que estaba más que satisfecho con los datos registrados de asistencia a los partidos (en la fase de grupos acudieron a los campos una media de 41.000 espectadores), datos que no están mal en comparación con lo acontecido en Francia (1,2 millones de personas asistieron a los 26 primeros encuentros del calendario), lo cierto es que en algunos encuentros puntuales faltó el júbilo de anteriores ediciones. Aun así, Estados Unidos ya hace tiempo que se ha propuesto erigirse en una nueva potencia futbolística social y económica y su avance en ese sentido es cada vez es más palpable.
En los terrenos de juego galos, por otra parte, y más allá de la sombra de la amenaza terrorista y de los capítulos desagradables que han dejado las disputas violentas entre aficiones de varias selecciones, nos hemos hartado a ver estadios repletos de colorido desde el primer día. El distinto nivel de cultura futbolística que existe en ambos países anfitriones, obviamente, ha provocado este cambio puntual de roles en las gradas.
II. El papel de los colosos: seguir o resbalarse
Probablemente favorecidas por el tipo de formato de su torneo, ninguna de las grandes selecciones europeas (descontando a Holanda, que ni siquiera alcanzó la fase final) han tenido que despedirse después de la fase de grupos. Por el momento no ha habido ningún trompazo sonoro en Francia, aunque algunas candidatas al título, como España o Inglaterra, han obtenido el billete a los cruces como segundas clasificadas. Incluso la Portugal de Cristiano y compañía ha podido pasar a los octavos pese a caer finalmente hasta la tercera plaza del Grupo F. Ventajas de un sistema poco cruel con las eliminaciones prematuras.
En la Copa América, sin embargo, el margen de error para todos los conjuntos era basante más pequeño, al participar en ella menos equipos y al saltar su cuadro directamente de la fase previa a los cuartos de final. Esa circunstancia acabó propiciando que tras las primeras jornadas de la competición, y justo antes de que se estrenasen los cruces directos, ya se hubieran vivido dos sorpresas mayúsculas: las eliminaciones de Uruguay y Brasil, la primera y la tercera selección que más veces se han proclamado campeonas del torneo en la historia. La lesión que arrastraba Suárez y la ausencia de Neymar Junior, desde luego, tuvieron bastante que ver en ambos varapalos nacionales.
III. Distinto destino para las últimas finalistas
Chile y Argentina se vuelven a cruzar en el camino, se repite el idéntico desenlace un año después. La Argentina de Messi tendrá una especial motivación en su tercera final consecutiva, pero el rival no le trae buenos recuerdos. El camino hasta la final para ambos ha sido relativamente cómodo, son los dos grandes dominadores de la competición.
Donde no se repetirá final es en la Eurocopa. España e Italia se enfrentan en octavos, debido al buen hacer italiano en la fase de grupos y la decepción final del equipo de Del Bosque. Ambas selecciones han retrocedido varios años atrás, donde la azzurra ha vuelto a sus orígenes, y en España han regresado las dudas.
IV. Es más fácil soñar en Europa
Qué bonito habría sido ver a selecciones como Haití, Panamá o Jamaica disputando unas semis. Imaginad por un momento a Wes Morgan como héroe. Pero no, la Copa América no es para soñadores, los hechos son bien distintos. Rara vez uno de los finalistas es un equipo con menor tradición futbolística. El guion se cumple, ahí está el palmarés para confirmarlo.
Esta Eurocopa está destacando por su igualdad, pero sobre todo por la guerra que dan selecciones con menos nombre. Es el caso de las Islandia, Irlanda del Norte o Hungría. Aquí cualquier equipo te puede meter en serios problemas, está más que demostrado que con solo el nombre uno no sale campeón. Si bien es cierto que el formato de la competición ayuda a que se den casos así.
V. De sospechosos habituales a invitados por sorpresa
En la Copa América están los que tenían que estar, los goles son obra de los sospechosos habituales. Messi no falla a la cita, Higuaín continúa con su año goleador, Alexis es la referencia de Chile y Dempsey siempre está al pie del cañón americano. El máximo goleador tampoco sorprende demasiado. Vargas, la versión chilena de Podolski, ocupa la primera posición gracias a los cuatro goles anotados ante México.
La Eurocopa en cambio está siendo algo más romántica. Los delanteros no terminan de estar finos, como es el caso de Lewandowski, Ibrahimovic o incluso Cristiano. Parece que Morata es de los únicos en cumplir su papel goleador. En la lista goleadora se han colado actores inesperados como Payet, Nani, Stancu, Perisic o Dzsudzsák. ¿Seguirá siendo así en las eliminatorias directas?