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Robin Gosens, entre el milagro y el desastre

El lateral izquierdo alemán deslumbró ante Portugal, pero el atractivo de su figura va más allá de los terrenos de juego. Te contamos los motivos

La mentalidad es el atributo que ha hecho que genios no lo sean tanto y gente normal tenga su minuto de gloria. Algunos de estos instantes los recoge Stefan Zweig en su libro Momentos estelares de la humanidad, un compendio de catorce breves historias donde el austríaco pretende instruir deleitando. De Cicerón hasta el idealismo kantiano de Wilson. De genios que, por circunstancias diversas, se equivocan, hasta desconocidos que cambian la historia. El decimoquinto relato de la ópera prima de Zweig podría tener como protagonista a Robin Gosens, porque a parte de salvar a la todopoderosa Alemania de caer eliminada antes de lo previsto, cuenta con un pasado digno de conocer.

Emmerich am Rhein, una ciudad de 30.000 habitantes en la frontera entre Alemania y los Países Bajos, vio en 1994 nacer a uno de sus ciudadanos más ejemplares, Robin Gosens. Hijo de padre holandés y madre alemana, el joven Gosens quería ser policía:“Mi abuelo me sentaba en su coche de patrulla y yo quería seguir sus pasos”, reconoce en una entrevista para la federación alemana. Pero el destino lo convirtió en futbolista. Aunque no fue un camino fácil, ni rápido. Hasta el 2012, y con 18 años, Gosens sólo había jugado en clubes de su zona. Le llega la oportunidad de hacer una prueba con el Borussia Dortmund U19, pero no la supera. Y en ese momento un ojeador del Vitesse le da la opción de probar en los Países Bajos, y ahí sí que funciona. “Fue un golpe de suerte, porque ahí lo básico del fútbol es lo más importante, y yo nunca lo había entrenado”, admite. A Gosens le faltaba la técnica, el primer toque y la coordinación, pero tenía un atributo diferente al resto, la mentalidad. “Hay muchos jugadores que poseen mucho más talento que yo, pero que no han tenido una carrera como la mía”.

 

A Gosens le faltaba la técnica, el primer toque o la coordinación, pero tenía un atributo diferente al resto, la mentalidad

 

Peter Bosz, el hoy entrenador del Lyon, fue clave en el desarrollo de Gosens como jugador. Aunque Bosz entrenaba al primer equipo y por aquel entonces el del Atalanta aún estaba en el U23, él le enseñó los fundamentos para convertirse en un gran lateral. Y Gosens los terminó de adquirir con experiencia y regularidad, pero sobre todo con su actitud humilde. Cuando en septiembre de 2020 el de Emmerich debutó con la absoluta alemana, sus pensamientos no estaban solo en el campo, sino también en las clases de la universidad. Gosens está estudiando un grado de psicología que, a parte de darle conocimientos sobre la materia, le ayuda a desconectar de lo que pasa en el campo. “Soy un jugador muy emocional que siempre intenta hacer las cosas mejor. A veces soy demasiado ambicioso o me obsesiono. Estudiar me ayuda a tener la cabeza fuera del campo, me mantiene con los pies en el suelo y me demuestra que hay otras cosas importantes”, confiesa Gosens al portal de la federación alemana. Además, el lateral tiene en mente hacer un máster en psicología deportiva cuando termine el grado.

Gosens jugó hasta los 18 años con sus amigos de toda la vida. “El fútbol amateur es parte de mi ADN”, declara. Porque es importante recordar en todo momento de dónde vienes, así tus decisiones tienen un porqué. Gosens sabe en todo momento que el espíritu del equipo está por encima del individual y aunque no le haga feliz no jugar, si el equipo gana sabe que ha sido por una buena razón. Parte de esta mentalidad demuestra que el alemán no ha jugado con ninguna de las categorías inferiores de la Mannschaft y que ha esperado pacientemente su oportunidad. Una ocasión que ha llegado en esta Eurocopa y que, de momento, está aprovechando.

 

Gosens jugó hasta los 18 años con sus amigos de toda la vida. “El fútbol amateur es parte de mi ADN”, declara

 

Después de un duro partido inaugural contra Francia, Alemania debía recibir a los actuales campeones de Europa, Portugal, en un encuentro que no parecía, a priori, ser más fácil. Por eso tenía que haber algún plan sorpresa de Löw, que descolocase la férrea defensa portuguesa. Y este plan tuvo nombre y apellido: Robin Gosens. El lateral del Atalanta, con una función aún más ofensiva de la que ejerce en Italia, perforó los entramados portugueses como un cuchillo. Gosens fue demasiado para Semedo, que veía como, ataque tras ataque, el alemán le ganaba la posición y golpeaba a portería o asistía a sus compañeros. Al minuto 5 ya le habían anulado un gol a Alemania después de una asistencia acrobática de Gosens, y, aunque Portugal se avanzó en el marcador, la hegemonía alemana persistió y la actuación del lateral siguió creciendo. Gosens participó en todos los goles teutones. Sin excepción. Una actuación brillante para una persona brillante.

Ahora que parece que el mundo ha descubierto a Robin Gosens, se abre una puerta en su futuro. El lateral izquierdo acaba contrato con el Atalanta en 2023 y grandes clubes europeos se han fijado en él. Gasperini no lo va a dejar marchar y ya hay una propuesta de los bergamascos encima de la mesa. Pero aunque el alemán despierta el interés de media Europa, su mentalidad y visión de futuro no van a cambiar. “Con mis amigos tenemos planeado volvernos a juntar para jugar a fútbol. Por culpa de mi trabajo no podemos, pero no hay nada mejor al final del día que encontrarse con los amigos y jugar”. Porque lo que podría haber acabado siendo una carrera de futbolista semi profesional, puede terminar de manera completamente diferente. Porque a veces las historias tienen un final feliz.

 


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Fotografía de Imago.