Hay futbolistas que pueden definirse por la historia personal que tienen detrás. Joao Félix, a sus 19 años de edad, comienza a acumular titularidades, goles y asistencias en un equipo puntero como es el Benfica. Tras unos inicios complicados por las dudas que despertaba su físico, se mudó a la academia rival, de los ‘Dragones de Oporto’ a las ‘Águilas lisboetas’, y la joven promesa portuguesa ha sabido resurgir de las dudas como un fénix, de la misma manera que resurge de las acometidas de los defensas cuando los regatea.
Joao Félix es un delantero que cuando tiene más protagonismo ofensivo es, aunque suene paradójico, cuando actúa como segundo punta. También puede desplazarse a la posición de extremo en algún que otro partido. Es diestro, rápido y con su 1’80 m transmite la apariencia de un futbolista de ataque que puede llegar a ser muy completo. Una de sus principales virtudes es el regate, que le ayuda a desarrollar sus otras características como el buen juego combinativo o, sobre todo, el gol. Cuando dribla abusa de lo bueno que es técnicamente. Es decir, no se va por potencia física, si no que justo cuando el defensa ha ido a por el balón, él ya se ha ido con la pelota controlada. Es de esos regateadores con vocación didáctica que te enseñan recursos que no conocías.
A pesar de llevar el ’79’ en la espalda no destaca solo por ese inusual dorsal. Con su melena corta y la roja elástica lisboeta puede recordarte a Pablo Aimar, por tener eso que solo tienen los jugones. Pero al joven lusitano también se le ven matices de portento físico, quizá algo tendrá que ver que su padre fuera entrenador de atletismo. Además, en cada acción que realiza en el campo con el balón en los pies se le ven las intenciones de un killer que solo piensa en perforar la portería contraria. Sin embargo, tampoco es el típico atacante egoísta que busque constantemente tener protagonismo abusando del quiebro y queriendo acabar todas las jugadas. Normalmente, tras generar la superioridad al haber regateado a un rival, no siempre continua él la jugada y suele optar también por asistir a algún compañero entre líneas. Con su dotada capacidad técnica no tiene problemas para dibujar su imaginación con pases.
Regatear a la incertidumbre
En el mundo del fútbol base el físico es uno de los principales discriminadores a la hora de valorar un jugador, y para la promesa portuguesa no hubo excepciones. “Casi siempre los demás eran más grandes que yo, y los entrenadores siempre solían escoger a los más grandes, porque yo era bajito y flacucho. Entonces siempre acababa siendo desplazado, por así decirlo, nunca me escogían porque los demás eran más altos, corrían más y eran más fuertes”, comentó Joao Félix en una entrevista para The Players Tribune sobre su estancia en las categorías inferiores del Oporto. Además, la situación se agravaba ya que sus padres para llevarlo a entrenar y a los partidos debían recorrer una distancia considerable. “Había 120km de distancia para ir entrenar y jugar [Joao Felix nació en Viseu, lejos de la ciudad de Porto]. El primer día empecé a llorar y quería que me vinieran a buscar. Entonces mi padre me dijo: ‘Vale, tranquilo, te voy a buscar, pero si voy no te volvemos a llevar allí’. Y me dije a mi mismo que necesitaba quedarme para ser futbolista”. Sin embargo, la escasez de oportunidades que vivía en el Oporto le llevó a replantearse su situación y a buscar una solución para llegar a ser profesional.
Cambiar de colegio es duro, o por lo menos no es fácil, incluso muchas veces no acaba saliendo bien para el estudiante, pero no fue el caso de Joao Félix. A los 15 años entró en el fútbol base del Benfica, el eterno rival del Oporto, donde sí encontró oportunidades para sentirse importante. El ascenso por las categorías inferiores del conjunto lisboeta se puede calificar de meteórico, por la facilidad y rapidez con la que el chico ha quemado etapas. Hasta el punto de romper récords en el club como ser el jugador más joven en debutar con el filial (16 años), el más joven en marcar en un derbi contra el Sporting CP (18 años), el más joven en firmar un doblete (19 años) y también el más precoz en anotar en el estadio Da Luz.
Siempre que hay algo que llama la atención, salen algunos detractores. Jorge Andrade, ex defensa del Oporto, llegó a elucubrar cómo parar a la promesa lusitana: “Si yo jugase, solo con darle un pisotón a Joao Félix, ya no habría más Joao Félix durante el partido”, sentenció. Por otra parte, también ha recibido elogios, como del juventino Joao Cancelo que compartía en una entrevista su opinión sobre él: “Me gusta mucho. Es un jugador por encima de la media”. O como de Bernardo Silva, que reconocía que Joao “es un jugador fantástico, y tiene una calidad nítida”.
Marcar al presente
El pasado mes de enero fue galardonado como mejor jugador de la liga, y no es de extrañar, ya que parece que Joao Félix tiene claro que ya ha llegado su momento para demostrar lo buen futbolista que es. El contexto es ideal, ya que no hay ninguna estrella en el conjunto lisboeta que le eclipse. Bruno Lage, entrenador del primer equipo, cada vez confía más en él, en un 4-4-2 donde actúa de segunda punta, acompañando a Seferovic o algún nueve de referencia. “No lo siento con los pies en las nubes. No parece un niño, ya que tiene una mentalidad y madurez muy por encima de la media”, reconocía el técnico de ‘Las Águilas de Lisboa’, que ha visto que el protagonismo que le ha dado en el campo se ha visto reflejado en resultados positivos para el grupo.
Joao Félix lo tiene todo para demostrar que no solo es una promesa más que tan solo genera expectativas. Y quién sabe si incluso el fénix abandone el nido de las águilas en busca de otro más grande. Solo falta por ver si también dribla con éxito las expectativas.