Los emblemas centrales de la bandera de Corea del Sur son el yin y el yang. El primero, de color azul, representa la oscuridad y el frío. El segundo, de color rojo, simboliza la luz y el calor. Uno y otro son esencialmente opuestos, pero también necesariamente interdependientes. Y para que las cosas fluyan se requiere el equilibrio entre ambos.
Entre 2005 y 2012, en el Manchester United de Sir Alex Ferguson, el encargado de proporcionar esta armonía entre el yin -los grandes jugadores defensivos del equipo, como Edwin van der Sar, Rio Ferdinand, Nemanja Vidic, Gary Neville o Paul Scholes- y el yang -los extraordinarios delanteros de los Diablos Rojos, como Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney, Ruud van Nistelrooy, Louis Saha o Carlos Tévez- fue precisamente un futbolista surcoreano: Park Ji-Sung.
El jugador, que desembarcó en Europa en 2002 de la mano del PSV Eindhoven y de Guus Hiddink después de dejar una excelente imagen con su selección en el Mundial de Corea y Japón, firmó por el United en el verano de 2005 a cambio de siete millones de dólares. Y siete años más tarde, cuando se despidió de Old Trafford para incorporarse al Queens Park Rangers, lo hizo convertido en un auténtico ídolo para su país, para la afición local y para sus compañeros de vestuario.
¿Pero cómo pudo transformarse en una figura imprescindible un jugador que, como ‘red devil’, tan solo disputó una media de 19 partidos de liga por temporada? Sencillamente, por los mismos motivos por los que el maliense Seydou Keita, utilizado por Josep Guardiola con un propósito parecido al de Ferguson con Park, dejó tan buenos recuerdos en las graderías del Camp Nou: por un carácter simpático y siempre alejado de los grandes focos mediáticos, por una gran disciplina e inteligencia táctica y, sobre todo, por una predisposición total al esfuerzo.
No en vano, el incansable futbolista surcoreano era conocido en las Islas Británicas como ‘Three-Lungs’ Park
No en vano, el incansable futbolista surcoreano era conocido como en las Islas Británicas como ‘Three-Lungs’ Park, o lo que es lo mismo: ‘Tres Pulmones’ Park. De hecho, fue precisamente su constante sacrificio en favor del conjunto lo que hizo de él un habitual para Ferguson en los encuentros importantes del Manchester United.
Nunca fue un titular indiscutible -tan solo superó los 25 partidos de liga una vez, en su primera temporada-, pero el técnico escocés lo alineó en prácticamente todos los duelos a vida o muerte. Y cuando no lo hizo se arrepintió de ello, como en la final de la Champions League de 2008. A pesar de que el equipo terminó alzando su tercer título de la competición tras superar al Chelsea en los penaltis, hace unos meses el propio Ferguson reconoció que aún se arrepentía de haber dejado fuera de la de convocatoria a un Park que lo había jugado todo en los cuartos de final, contra la Roma, y en las semifinales, contra el agonizante Barcelona de Frank Rijkaard.
Aun así, el surcoreano, acostumbrado a no levantar nunca la voz, digirió rápidamente el drama personal que vivió aquella noche en el Estadio Luzhniki de Moscú. “El equipo ha ganado, así que estoy contento”, señaló Park. “Personalmente, es frustrante no haber jugado en un partido tan importante, pero habrá otras oportunidades”, sentenció justo después.
Y el destino le dio la razón, porque en 2009 y en 2011 el Manchester United volvió a clasificarse para la final de la Champions. El equipo terminó por sucumbir ante el Barcelona de Guardiola en los dos partidos -en el Olímpico de Roma, primero, y en Wembley, después-, pero Park entró en la historia de la competición al convertirse en el primer asiático en disputar una final.
Pero, sin ningún tipo de duda, la actuación más recordada del centrocampista surcoreano en el torneo continental fue en la eliminatoria contra el Milan de los octavos de final de la temporada 09-10. Con el objetivo de acceder a la siguiente ronda, Ferguson planteó un férreo marcaje de Park sobre Andrea Pirlo, la gran estrella del conjunto ‘rossonero’. El plan funcionó a la perfección, ya que el United se impuso por 2-3 y por 4-0 y se clasificó para los cuartos de final, pero el italiano, que ha colgado las botas esta semana, quedó muy descontento.
En la autobiografía que publicó en 2014, Pirlo destacó que “Ferguson, el técnico que convirtió al Manchester en un temible rival, no pudo resistir la tentación”. “Es un hombre sin ninguna mancha en su historial, pero arruinó esta pureza por un momento”, añadió el centrocampista, que también se mostró muy crítico con el rol que desempeñó Park: “Lo programaron para pararme a mí. Su devoción en su cometido fue casi conmovedora. Pese a ser un jugador famoso, consintió que lo usaran como un perro guardián”.
Aun así, hace unas semanas Park apagó la polémica con unas palabras de elogio para el que ha sido uno de los deportistas italianos más destacados de la historia: “No era un futbolista fuerte físicamente, pero en aquel momento era el mejor del mundo a la hora de crear juego”.
Con todo, el respeto que continúa sintiendo el surcoreano por Pirlo es igual de grande que el que dejó el propio Park en el Teatro de los Sueños. En total, disputó hasta 204 encuentros oficiales con el United, con un balance de títulos muy considerable: una Champions League, un Mundial de Clubes, tres Copas de la Liga, cuatro Premier League y cuatro Community Shield. Además, el centrocampista asiático también jugó 25 partidos con el Queens Park Rangers y 116 con el PSV, equipo con el que ganó dos Eredivise, una Supercopa y una Copa.
“Jugar con él era genial; enfrentarte a él, una pesadilla”
“Ha sido un servidor fantástico para el club en los últimos siete años”, afirmó Ferguson cuando Park se despidió del club en el verano de 2012. “Es un profesional excelente y un chico muy agradable, nunca nos decepcionó en las grandes ocasiones”, añadió. Además, el antiguo ‘13’ del United también dejó un grato recuerdo en Rio Ferdinand y Phil Neville, dos de los grandes emblemas del club más laureado de la historia de la Premier. “Está infravalorado, es un futbolista Top que añade una dimensión al equipo que ningún otro jugador puede aportar”, remarcaba Ferdinand en 2009. En la misma línea, Phil Neville afirmaba hace unos meses que “Park se convirtió en una leyenda en el Manchester”. “Jugar con él era genial; enfrentarte a él, una pesadilla”, concluyó el exfutbolista inglés.
Siempre agradecido, el asiático respondió a todos los elogios recibidos durante su carrera cuando colgó las botas al término de la temporada 13-14: “He disfrutado jugando al fútbol y he conseguido más de lo que nunca había imaginado. Estoy muy agradecido por el apoyo que he recibido. Viviré el resto de mi vida pensando en cómo puedo devolverlo”.
Pero antes de retirarse, Park dejó un registro para la historia. Con 19 goles en 154 encuentros, el surcoreano era el jugador asiático con más goles en su haber en la historia de la Premier League. Fue así hasta el domingo, cuando Son Heung-Min, otro futbolista surcoreano que juega en el Tottenham, rompió su marca al anotar su vigésimo gol en la liga inglesa.
De hecho, se pueden establecer muchos paralelismos entre uno y otro. Y es que mientras que Park fue el primer asiático en disputar una final de Champions; Son, que es once años más joven, es el primero -y único, hasta el momento- en ser reconocido como el Jugador del Mes de la Premier.“Ganar este premio es un sueño, todavía no me lo creo”, declaró en septiembre de 2016, cuando lo consiguió. Entonces, Son también señaló que su objetivo era “seguir así”. No mentía, en abril de 2017 volvió a ser galardonado.
Son casi siempre sonríe, pero es letal frente a la portería contraria
No obstante, existe entre ambos futbolistas una gran diferencia: el exjugador del United actuaba como centrocampista, pero Son lo hace como extremo izquierdo o como segundo delantero, complementando a Harry Kane en los esquemas de Mauricio Pochettino. No es un ‘9’ típico. Es un atacante versátil, veloz y desequilibrante que destaca por tener un gran olfato goleador. Con una ternura que recuerda a Ole Gunnar Solksjær, ‘el asesino con cara de niño’, Son casi siempre sonríe, pero es letal cuando se encuentra frente a la portería contraria.
Los números lo avalan. Desde que aterrizó en las Islas Británicas en 2015 procedente del Bayer Leverkusen, el delantero, internacional con su país, ha crecido de la mano de un Tottenham en continua progresión y suma ya 32 tantos en 102 encuentros oficiales. El último de ellos lo consiguió el domingo, en un partido contra el Crystal Palace que terminó con 1-0 y que pasará a la historia de la competición. No lo hará por el resultado en sí, sino porque Son, que luce el ‘7’ que Aaron Lennon dejó libre al marcharse al Everton, logró superar a Park Ji-Sung en la clasificación de goleadores asiáticos de la Premier League.
“Es un récord que me hace feliz, pero todavía tengo hambre”, afirmó el joven delantero de 25 años justo después de consumar la gesta. Y es que Son, que dejó su país siendo un adolescente para perseguir el sueño de ser futbolista, es consciente de que aún tiene un largo camino por recorrer antes de igualar a Park, su ídolo. “Es una leyenda, aún tengo mucho que hacer para alcanzarlo”, repite convencido Son Heung-Min, el nuevo gigante asiático.