El colegiado Gil Manzano tenía cara de circunstancias. Observaba con incertidumbre la zona de banquillos mientras sostenía el silbato con los dedos. En mitad del verde, Chory Castro y Seferovic se disponían a poner el balón en juego, con ese toque hacia adelante como se hacía años atrás. “Esperad, esperad”, les dijo a los futbolistas de la Real Sociedad. Los futbolistas del Racing, tranquilos, se miraban entre ellos. En las gradas de El Sardinero, la afición alentaba un cántico atronador. “¡No se juega. No se juega!” En el paco, la última espantada de Ángel Lavín, entonces presidente del Consejo de Administración del Racing de Santander.
El árbitro puso su cronómetro en marcha y dio comienzo al partido más corto de la historia del Racing. Se trataba de la vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey que enfrentaba al club de Santander contra los donostiarras. Los vascos comenzaron a pasarse el balón mientras, de reojo, observaban como sus homólogos caminaban hacia el centro del campo. Vieron como comenzaron a abrazarse entre ellos hasta completar un semicírculo de once futbolistas. Ante aquella estampa, lanzaron el balón fuera. Gil Manzano se dirigió a Mario Fernández, portero y capitán de los montañeses. “¿Seguro? ¿Estáis seguros?”, le pregunto el colegiado. El guardameta asintió con la cabeza y el colegiado marcó el final del encuentro. Fue un minuto. Sesenta segundos marcados por la lluvia y los vítores de cientos de aficionados que alentaban la decisión de su equipo.
Desde la zona interior del palco, Ángel Lavín debió observar, en mitad de su resignación, que aquello estaba perdido. Los futbolistas del Racing y todo el cuerpo técnico habían exigido su dimisión y la de todo el consejo de administración después de medio año sin percibir sus sueldos. En aquellos meses, las entradas se habían vendido camufladas entre bufandas y banderas para evitar que Hacienda se quedase con los beneficios de taquillas. La situación económica del club pendía de un hilo y los fantasmas de la desaparición asomaban por El Sardinero.
Todo aquello era el resultado de la mala gestión de Francisco Pernía, que ocupó la presidencia del club desde 2006 hasta 2011. Este hecho, sumado a la turbulenta venta del Racing a Ali Syed, un supuesto empresario indio, llevó al equipo a un concurso de acreedores. En 2012, llegaría el control de Ángel Lavín. Para la afición, tanto Lavín como Ali Syed fueron testaferros del propio Pernía. “Nos esperábamos que no hubiese dimisiones. Sabemos la clase de persona que es el presidente”, espetó Mariano, futbolista del Racing y autor del gol que había metido al equipo en los cuartos de final, en referencia a Ángel Lavín.
Desde hace muchos siglos se viene escuchando una moraleja que tiene su origen en una fábula de Esopo. ‘La unión hace la fuerza’. Unas pocas palabras que diversos países han hecho suyas y las han convertido en su lema. La noche del 30 de enero de 2014, en Santander cobró más fuerza que nunca. Y funcionó. Porque a pesar de los intentos de Lavín por seguir en el cargo achacando una supuesta ‘responsabilidad’ y suspender la junta de accionistas, la justicia ordenó la celebración de la misma al día siguiente. En esta, y por decisión unánime, Ángel Lavín y todo el consejo fue cesado. Fue la primera gran victoria en Santander pero aquella herida ha seguido abierta, por lo menos en lo deportivo, hasta nuestros días.
Tuto Sañudo, exfutbolista e ídolo de la afición de El Sardinero, cogió las riendas del club cántabro y Jacobo Montalvo recuperó la mayoría de las acciones de la entidad. “Me arrepiento de haberlas vendido”, confesó el propio Montalvo tras el traspaso del Racing a Ali Syed. A pesar de aquel logro, en las oficinas de Santander quedaba mucho por hacer. El nuevo consejo de administración se encontró con una cuantiosa deuda económica de más de diez millones de euros, entre Hacienda y el impago de mensualidades tanto a futbolistas como a trabajadores del club. En el plano deportivo, la plantilla vivió la destitución de la anterior directiva como un soplo de aire fresco que le permitió lograr el campeonato y, tras superar al Llagostera, se ganó una plaza en la división de plata del fútbol español.
Dirigidos por ‘La Gradona’, el sector juvenil de aficionados del Racing, los seguidores comenzaron una recaudación masiva con el objetivo de evitar la liquidación y desaparición de la entidad
La temporada 2014-2015 comenzó con Jacobo Montalvo vendiendo todas sus acciones al nuevo consejo de administración por un solo euro. Aquel acto serviría para que el Racing de Santander pudiese ser inscrito en la Liga Adelante y el club quedase en manos de los socios. No obstante, aquella plantilla no pudo lograr la permanencia después de un año convulso y regresó a Segunda B. Durante la misma, Mario Fernández, como portavoz del resto de la plantilla, denunció nuevos impagos y atacó duramente a Hacienda por tener embargados los ingresos del club. “No entendemos porqué Hacienda bloquea el club cuando hay ingresos de la televisión que pondrían al día tanto a la plantilla como a los trabajadores”, declaró el guardameta.
Aquella temporada, no obstante, el club ganó el partido más importante y difícil de su historia. Un encuentro que duró cerca de tres días y que fue jugado por una afición volcada. El Consejo Superior de Deporte exigió una ampliación de capital de 900.000 euros para poder pagar, precisamente, a futbolistas y funcionarios del club. Dirigidos por ‘La Gradona’, el sector juvenil de aficionados del Racing, comenzó una recaudación masiva con el objetivo de evitar la liquidación y desaparición de la entidad. La goleada fue de escándalo ya que Manolo Higuera, presidente del colectivo de exfutbolistas del Racing, presentó la oferta salvadora: 2,3 millones de euros recaudados entre aficionados y jugadores retirados que sirvieron para evitar el patíbulo.
La nueva travesía por la división de bronce, y que dura hasta nuestros días, comenzó con Higuera encabezando la dirección de los verdiblancos. La primera temporada, a pesar de un inicio muy decepcionante, terminó con el Racing en la promoción de ascenso, pero finalmente el Cádiz acabó con las esperanzas de los norteños. En la siguiente campaña, los del Sardinero mejoraron sus números y lograron el récord de puntos de la categoría. Sin embargo, dicho honor fue compartido con la Cultural Leonesa quien, a la postre, acabó líder de la competición. De nuevo se quedaron a las puertas de Segunda tras ser eliminados por el Barça ‘B’. A nivel extradeportivo, el Racing de Santander fue adquirido por el Grupo Pitma, que se convertiría en el máximo accionista de la entidad y subsanaría la deuda tributaria. Debido a esta compra, en 2017 el club hizo frente a las deudas que tenía con sus futbolistas y estableció un plan para completar los pagos a los trabajadores de la institución.
La tercera temporada en Segunda ‘B’ sería la peor de la historia de los santanderinos. El equipo, dirigido por Ángel Eduardo Viadero en primeria instancia y por Juan Carlos Pouso tras la destitución del primero, acabó en quinta posición. Durante toda la temporada, los cántabros combinaron buenos resultados como locales pero se les atragantaron, en demasiadas ocasiones, los viajes lejos del Sardinero. A pesar de pelear durante todo el año por los puestos de play-off, cayeron ante la Real Sociedad ‘B’ y perdieron todas las opciones de ascenso. Con el final de campaña ya consumado, el Grupo Pitma designó a Alfredo Pérez como nuevo presidente de la entidad, sustituyendo así a Higuera.
Ha comenzado un nuevo año deportivo en Santander. Con las aguas más calmadas en las oficinas del club, la plantilla tiene entre ceja y ceja regresar a Segunda. De momento, los verdiblancos ocupan la primera posición después de cosechar seis victorias, dos empates y una derrota en estas nueve primeras jornadas. Es poco probable que los aficionados cántabros olviden las constantes precipitaciones que se produjeron con Lavín al frente de la entidad pero por delante tienen el apasionante reto del ascenso. Queda mucha temporada para un equipo que se ha acostumbrado a pelear tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. En Santander viven día a día, partido a partido. Todos son conscientes de que ese debe ser el camino a seguir tanto por la plantilla como por la dirección del club.
El sábado golearon al Calahorra en El Sardinero. La afición volvió a llenar las butacas de uno de los estadios más simbólicos del panorama nacional. Pelearon por algo más que tres puntos. Pelearon porque merecen regresar a la élite. Mañana, no obstante, comenzará una bonita eliminatoria de la Copa del Rey ante el Real Betis. Será un partido emotivo pues Setién y Canales volverán a pisar Santander. También Cejudo y Figueras se reencontrarán con su antiguo club. La competición de copa también hará recordar al Racing que, casi un lustro después de aquel plantón histórico ante la Real Sociedad, la lucha continúa.