Los 130 años de historia que contemplan a Quilmes Atlético Club tienen más decepciones que alegrías, es por eso que su afición disfruta de cada triunfo como si del último y más grande se tratara. La alegría puede contener muchas formas. Puede ser un gol tras un córner, un agónico empate en los últimos minutos, un ascenso a Primera División e incluso aquella liga de 1978. Da igual la diferencia que exista entre un logro y otro, evidentemente no es lo mismo levantar un título que mantener la categoría, pero cuando uno está acostumbrado a la derrota cualquier ápice de triunfo es un oasis en medio del desierto. Existe también alegría en la derrota ya que esta nos humaniza, sin ella no podríamos celebrar nuestros triunfos por muy insignificantes que sean. Y da igual que Quilmes lleve diez partidos seguidos sin ganar, el domingo ahí estarán sus hinchas en el Centenario intentando detener el reloj para no volver a casa.
El club ascensor por excelencia
La ciudad situada sobre el Río de la Plata es más conocida por su industria cervecera que por el equipo de fútbol, la comunión entre ambas pasiones hacen de Quilmes un club único. Ni la cerveza ni el equipo de fútbol fueron originariamente fundados por argentinos, la industria cervecera fue fundada por un empresario alemán y el equipo por residentes británicos. Fue tal la influencia inglesa que se trataba de un club donde se practicaba el cricket, el rugby, el polo y después el fútbol; además, en sus inicios, tan solo aceptaba socios de origen británico. De hecho, su equipación llevaba los colores de Inglaterra. Pese a no plasmarlo en títulos conquistados, Quilmes es de los clubes más importantes en la historia del fútbol argentino ya que en 1931 fue uno de los participantes en la primera liga profesional del país. Incluso en la era amateur logró salir campeón en 1912.
Uno de los aspectos más característicos del club cervecero es sus constantes ascensos y descensos entre la primera y segunda división. En total han ascendido once veces a la Primera División y con el mismo número de descensos, el último se produjo en 2017 y es por eso que ahora están la Primera B Nacional. Ningún otro club en Argentina tiene estos números. Desde el año 2000 han subido en tres ocasiones a la máxima categoría del fútbol argentino, les está costando mantener la estabilidad. Al repasar los registros históricos de Quilmes nos damos cuenta de que suma 62 temporadas en Primera y 58 en Segunda, siempre ha estado a caballo entra una división y otra. Si en 1931 eran de los fundadores de la primera liga profesional, ya en 1937 consumaban el primero de sus descensos; es una historia que se ha repetido hasta nuestros días.
Los papelitos
Una de las características más propias del fútbol argentino es cómo su hinchada recibe a sus jugadores, todo se llena de color y de cánticos. Los precursores de lanzar papeles al césped desde las gradas fueron los aficionados de Quilmes en la década de los sesenta. En un partido ante Banfield lanzaron etiquetas antiguas de cerveza al verde, y este hecho se convirtió en un antes y después en la manera de animar. La iniciativa no gustó a la prensa ni a la AFA, pues ambos consideraban que era una manera de ensuciar la imagen del juego. La AFA sancionó a la marca cervecera porque creía que se trataba de un acto publicitario. En ningún caso era una ocurrencia suya aunque sí aprovecharon el tirón mediático. A partir de ahí el resto de hinchadas copiaron la idea que tuvieron los aficionados de Quilmes.
El sueño del 78
Este año se cumplen 40 años del primer y único título de liga que levantó Quilmes. ¿Cuántos de los que hoy asisten al Centenario estuvieron aquel día en Rosario? Todavía les sale una sonrisa al recordar aquello, en sus retinas aún aparecen las acciones de Indio Gómez o el zurdazo de Jorge Gáspari. Esa tarde viajó todo Quilmes hasta Rosario, quién le iba a decir al equipo cervecero que iba a salir campeón tras estar las primeras jornadas de liga en puestos de descenso. Con el paso de los meses fue escalando posiciones hasta superar a Boca Juniors, Unión, San Lorenzo, Argentinos o River Plate. El ambiente era tal, que parecía jugar Quilmes de local en lugar de estar disputando ese encuentro final en Rosario. La leyenda Indio Gómez dijo que el 90% de aquella victoria fue mérito de los 30.000 hinchas que viajaron. Aunque Rosario Central no se jugaba nada, no le puso las cosas fáciles al equipo cervecero, se adelantó 2-1 en el marcador y los visitantes tuvieron que sudar para lograr la primera liga de su historia. Ese equipo es una leyenda de la entidad, desde el Indio Gómez, pasando por el golazo de Gáspari o los 21 goles de Andreuchi.
El legendario Gómez abandonó Quilmes rumbo a los Estados Unidos, el club cervecero necesitaba dinero para así poder participar en la Libertadores. Lo curioso es que la estrella de aquel equipo campeón terminó jugando a fútbol sala para un club de Dallas, el presidente del Dallas Tornado era dueño de pozos de petróleo en Texas. Económicamente no le fue mal la aventura al Indio, aunque se hace raro que la figura del torneo argentino del 78 terminara jugando a fútbol sala en USA. Es difícil que Quilmes vuelva a repetir un logro de este calibre, pero también parecía imposible que fuera a salir campeón en el 78 y así fue. Ahora pelean por volver a Primera División, pero a sus hinchas les da igual en qué categoría estén con tal de acudir los domingos al Centenario a cantar y celebrar en familia.