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Perisic y las golondrinas

El extremo croata podría estar ante su última Eurocopa tras formar parte de una selección de época, construir una brillante carrera y volver al club de su infancia

A mi madre le gustan mucho las golondrinas. Cuando empieza el buen tiempo, se asoma a la ventana cada día para comprobar si han llegado. Una mañana aparece la primera, y mi madre me llama para que vaya a verla, porque la primera golondrina hay que verla. Es el anuncio de la vuelta a las viejas costumbres veraniegas: las siestas con la ventana abierta de par en par, las cenas al fresco, los partidos internacionales a media tarde. Mi madre no sabe quién es Ivan Perisic, pero, en los años de Mundial o Eurocopa, el croata es para nosotros lo que las golondrinas son para ella. Tanto él como los pájaros siguen con su vida durante el resto del año, pero lo que más recordamos de ellos son los veranos que pasan junto a nosotros.

A cualquiera le gustaría tener la carrera que Perisic ha construido en el fútbol de clubes. A sus 35 años, presume de un doblete con el Dortmund en 2012, un triplete con el Bayern de Hansi Flick en 2020, además de una copa alemana con el Wolfsburgo y un Scudetto con el Inter. Casi nada para un chico salido de Omis, una pequeña localidad a 25 kilómetros de Split, en Croacia. Sin embargo, a Perisic se le conoce sobre todo por sus veranos, en los que ha formado parte de una generación dorada que elevó a este país de solo 3,8 millones de habitantes a la cima del fútbol internacional. La selección balcánica fue finalista en el Mundial de 2018 y quedó tercera en el de 2022. Y nuestro protagonista fue decisivo en ambos. La altura del extremo ambidiestro no le resta agilidad en los recortes y le suma capacidad para imponerse en el cuerpo a cuerpo y en el juego aéreo, en el que incluso llega a rozar las golondrinas. En la semifinal de 2018, su tanto y su asistencia a Mandzukic en la prórroga frustraron una vez más el Foootball is coming home de los ingleses. En la final contra Francia volvió a ver portería, aunque finalmente no bastara para alzar el trofeo. Pero los casi cuatro millones de croatas vivieron el mejor verano de sus vidas.

El talento futbolístico croata, que no es poco, no suele florecer en casa. Los clubes del país generalmente venden a sus perlas cuando son jóvenes, y los que tienen suerte y acierto acaban triunfando en las cinco grandes ligas. De los 26 futbolistas convocados por el seleccionador Zlatko Dalic (que lleva desde 2017 en el cargo) para esta Eurocopa, solo seis juegan en equipos de su país. Y solo uno de ellos en el Hajduk Split: Ivan Perisic. El Hajduk fue el club de su infancia, y el jugador se formó en sus categorías inferiores. Sin embargo, nunca pudo cumplir el sueño de debutar con el primer equipo y en 2006 se marchó al Sochaux francés, pues la granja de aves de su padre estaba al borde de la quiebra y el club galo pagaba mejor que el croata. Pero las raíces no se olvidan, y Perisic es uno de esos futbolistas que, como las golondrinas, acaban volviendo a casa.

 

Tanto Perisic como las golondrinas siguen con su vida durante el resto del año, pero lo que más recordamos de ellos son los veranos que pasan junto a nosotros

 

En enero de este año, el extremo formaba parte de la plantilla del Tottenham, pero llevaba alejado de los terrenos de juego desde septiembre a causa de una rotura del ligamento cruzado. Mientras, en la costa mediterránea, el Hajduk Split era campeón de invierno por primera vez en 19 años y soñaba con alzar su primera liga desde 2005. La ilusión atrajo a Perisic, y el atacante se marchó cedido al club croata, que no dudó en acogerlo de nuevo pese a su lesión. Durante esta temporada, el veterano ha estado cobrando un simbólico euro al mes en el equipo de sus amores. El Hajduk no logró la gesta y el Dinamo de Zagreb se hizo con su vigesimoquinto campeonato, pero Perisic ha ido ganando minutos progresivamente desde su vuelta en abril. Tras quedar libre firmará por un curso más, por lo menos.

La selección croata, por tanto, podrá contar con una de sus máximas figuras para este torneo. El combinado parece acercarse a un cambio de ciclo, con pocos futbolistas jóvenes y una lista importante de leyendas veteranas: Luka Modric, Domagoj Vida o el propio Perisic podrían estar ante su última Eurocopa. Prohibido perdérselo. Los balcánicos, además, tendrán que imponerse en el grupo de la muerte contra España, Italia y Albania en un cuarteto letal de países del Mare Nostrum. La competición se juega en Alemania, pero el fútbol de Perisic y Croacia huele al verano mediterráneo de siempre. Al de las siestas que solo se interrumpen por cosas realmente importantes, como la llegada de la primera golondrina o un España-Croacia con Ivan Perisic de extremo zurdo.

 


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Fotografía de Getty Images.