PUBLICIDAD

Manuel Negrete: suspendido en el aire

Mediapunta de los de antes, jugón y goleador, marcó uno de los tantos más bellos de la Copa del Mundo. Recordamos a Manuel Negrete, ídolo en México con una breve escala en el fútbol europeo

Solía jugar con el ’22’ a la espalda, número extraño en su época. Le hubiera pegado más el ’10’, propio de un mediapunta jugón y goleador, lo que siempre fue Manuel Negrete, ídolo en México con una breve escala en el fútbol europeo. Aunque nació en el Estado de Guerrero, al sur del país, fue en el DF donde Negrete se dio a conocer. Primero como jugador de Pumas de la UNAM, el equipo de la Universidad Autónoma de México: debutó en 1979 y pronto demostró que lo suyo era llegar al área, sorprender al rival y marcar. Si podía ser enganchando el balón en el aire, de volea y con la pierna izquierda, mucho mejor.

Tenía 27 años cuando Bora Milutinovic lo incluyó en la lista de México para el Mundial de 1986. Negrete, que jugaba en casa, no desaprovechó la oportunidad. Tocó el cielo el 15 de junio de 1986, en el partido de octavos de final ante Bulgaria: en el minuto 35, y con 0-0 en el marcador, Javier Aguirre dejó un balón suspendido en el aire en la frontal del área y Negrete no se lo pensó dos veces. Se elevó, giró ligeramente la cadera hacia la derecha y, con la zurda, conectó una volea tan elegante como eficaz. Una maravilla. Sigue siendo uno de los grandes goles de la historia de los Mundiales, con placa propia de homenaje en el estadio Azteca. En 2008, una encuesta en la web de la FIFA lo coronó como el mejor gol de la historia mundialista (para desesperación de los argentinos, que reclamaron el gol de Maradona a los ingleses en el mismo escenario, siete días después).

 

Aguirre dejó un balón suspendido en el aire en la frontal del área y él no se lo pensó dos veces. Se elevó, giró la cadera y, con la zurda, conectó una volea tan elegante como eficaz. Sigue siendo uno de los grandes goles de la historia de los Mundiales

 

Después del Mundial, Negrete firmó por el Sporting de Portugal. A España llegó poco después, en abril de 1987, para jugar en otro Sporting, el de Gijón, después de una llamada de su compatriota ‘Lucho’ Flores (también mundialista en 1986) y bajo una curiosa fórmula: cedido por diez partidos, los del play-off final de aquella liga 86-87. Solo jugó cuatro y marcó un gol, ante el Zaragoza. “Podría haber dado más, pero el entrenador [Novoa] era muy recto y prefería a gente de la cantera”, recordaba Negrete en La Nueva España.

Retirado en 1996, hizo carrera política. En 2018 fue elegido alcalde del distrito de Coyoacán, en México DF, pero se desligó de su partido, el PRD (Partido de la Revolución Democrática) y buscó un destino más tranquilo: ahora preside el Fideicomiso para la Promoción Turística de Acapulco.

 


Este artículo está extraído del #Panenka123, un número que sigue disponible aquí