Pablo Iglesias Vázquez es el hijo de Arsenio Iglesias, y el autor de este recopilatorio de respuestas del entrenador que publicamos en el #Panenka116
“Nunca me ha quedado claro si fue Lolo Gantes, de Radio Voz, o Benito Cores, de la Televisión de Galicia, el primer periodista que le hizo la famosa pregunta a mi padre de “Arsenio, ¿qué?”. En cualquier caso, aquel interrogante abierto dio como resultado frases cargadas de ingenio y socarronería.
“Habrá que recurrir al Chupa Chups”. En la temporada 93-94, la del penalti de Djukic, el Barça, que iba segundo, ejerció mucha presión. Sobre los árbitros, sobre los jugadores, sobre el Deportivo en general. El equipo empezó a sentirla. Mi padre quiso restar miga y dijo esto en una rueda de prensa: “Habrá que recurrir al Chupa Chups, ¿me entiendes? Porque eso quita la presión”. Hay que recordar que Johan Cruyff, entrenador del Barça, había sustituido los cigarrillos por los Chupa Chups en el banquillo.
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2.”Estoy muy exigido”. Es la frase que más veces ha repetido en su vida. Tanto en casa como fuera. Lo curioso es que no es suya. Es de un jugador peruano que tuvo en el Dépor en los 80, en aquella época en que se podían tener dos extranjeros: William Huapaya. Físicamente le costaba, pues no estaba acostumbrado al ritmo europeo. Un día, en la prórroga de un partido copero contra el Xerez, se quedó acalambrado en el césped. Mi padre le pidió un esfuerzo final. Y Huapaya le dijo: “Míster, estoy muy exigido”. Pero se levantó y volvió al campo.
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3. “El fútbol es orden y talento”. “Cada maestrillo tiene su librillo”, decía mucho José María García, buen amigo de mi padre. Y cada entrenador tiene su definición de qué es el fútbol. Orden y talento. Tan simple como eso. Y tan complicado de plasmar.
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4. “Lo bonito era ganar en Oviedo”. Siempre que el Dépor jugaba en Asturias paraba en Casa Consuelo, en Luarca. A la vuelta de un partido en Oviedo en la temporada 94-95, que perdimos 2-0, también. La cena fue muy frugal. Unos toros de merluza y una ensalada básica, con lechuga, tomate y cebolla. Julio Salinas pidió “un poco de bonito” para darle gracia, pero el camarero le contestó que era así por orden de mi padre. Así que fue a decirle lo del bonito. “Bonito, bonito… Lo bonito era ganar en Oviedo, Julio…”, le contestó.
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5. “Hoy nos funcionó la perestroika”. Eran tiempos de apertura más allá del telón de acero, a finales de los 80. Al Dépor llegó un búlgaro, que se presentó con una americana muy llamativa: Vlado Stoyanov. En su primer partido, en Riazor contra el Sabadell, marcó el 1-0 de la victoria. Tras el partido, un periodista le dijo: “El búlgaro, impresionante, fue llegar y besar el santo”. “Hoy nos funcionó la perestroika, coño”, contestó. Hubo muchas risas en la sala de prensa.
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6. “¡Tanto Súper y tanta hostia!”. Me parece que esa frase fue después de un partido contra el Tenerife en la temporada 92-93, la del nacimiento del ‘Súper Dépor’. Íbamos 2-0, el público se puso a hacer la ola y nos empataron en los últimos minutos. Camino del vestuario, muy enfadado, soltó: “¡Tanto Súper y tanta hostia!”. Lo captó alguna televisión y fue muy comentado.
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7. “‘Flaco’, tú no te muevas”. En los años 80, los partidos entre el Dépor y el Recreativo de Huelva eran muy intensos. El más recordado de todos, al menos en A Coruña, es uno que acabó con un penalti a favor del equipo andaluz. Ya estaba el partido en la prolongación, y el Dépor, que luchaba por la permanencia, ganaba por 2-1 a un Recre que estaba en disposición de ascender. El árbitro expulsó a nuestro portero, Jorge, y se tuvo que poner bajos los palos un jugador de campo muy menudo, el ‘Flaco’ Gil. La camiseta de Jorge le quedaba gigante. Mi padre se le acercó y le dijo algo. Gil contó años después que fue algo así como “haz lo que puedas”. A mí me contó que su consejo fue otro: “‘Flaco’, tú no te muevas”. No sé, a lo mejor le dijo las dos cosas. El caso es que Melenas tiró al larguero y el Dépor ganó.
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8. “Cuánto sufrimos”. Sé que se suele añadir “Martín” después de “cuánto sufrimos”, pero la frase exacta es la siguiente: “Qué alegría, Martín, qué alegría. Cuánto sufrimos, Dios mío, creí que me moría estos días”. Se la dijo mi padre a Martín Lasarte, carismático central, al acabar la vuelta de la promoción contra el Betis, un 0-0 en el Villamarín que nos permitió seguir en Primera, justo unos meses antes del nacimiento del ‘Súper Dépor’. Lo recuerdo muy angustiado con ese partido, porque había problemas en la delantera e intuía que iba a ser imposible marcar. Al final valió el resultado de la ida, un 2-1. Aquello fue en 1992 pero la frase aún hoy está muy presente. De hecho, hay un pódcast deportivista de mucho éxito que se titula Cuánto sufrimos, Martín.
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9. “Ojo a la fiesta, que te la quitan de los fuciños”. El Dépor se atascó en los partidos finales de aquella temporada 93-94. En la ciudad había mucha euforia anticipada, y eso no le gustaba nada. Por eso, después de uno de aquellos partidos en los que pinchamos en casa, lanzó una advertencia: “Tú lo que no puedes es andar como loco. Con la fiesta. Como ya pretendemos andar un poco. Ojo a la fiesta, que te la quitan de los fuciños, pero inmediatamente”. Aclaro que los fuciños son los morros de los mamíferos.
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10. “Qué duda cabe”. “¡Manda madre! Por qué diría esas palabras, que tanto me recuerdan por ahí”, dijo una vez un tanto en broma. Es cierto que se le identifica mucho con este latiguillo, y que cuando la gente lo para por la calle se lo recuerdan mucho. Hasta se llegó a convertir en un cántico: “Qué duda cabe / Arsenio / qué duda cabe / qué duda cabe / Arsenio / qué duda cabe”, con la música de Guantanamera.
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11. “Es que este año somos muchos”. Esta me la contaron hace poco. Fue tras un partido en uno de los campos míticos de aquella Segunda de los 80, Las Llanas, del Sestao. Un grupo de vascos dicharacheros, familiares de un jugador, se acercaron a mi padre cuando estaba subiendo al autobús del equipo. La conversación fue más o menos así: -Aúpa, Arsenio. Somos la familia. -¿Qué familia? -La familia de Santi. -¿De Santi? -De Santi Francés. -Sí, sí, sí, muy bien, muy bien, muy bien. -Muy bien, sí, pero usted lo pone poco. -Es que este año somos muchos, ¿me entiende? -Pues nada, hombre. Aúpa, y a ascender. -Nada, hombre, agradecido.
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12. “Ya venía llorado de casa”. Hay una frase que mi padre dice mucho, pero creo que ese día del Valencia no dijo: “Yo ya venía llorado de casa”. A veces es muy fatalista. Siempre tiene presente que, en el fútbol, el mazazo puede llegar en el momento más inoportuno, porque le ha pasado varias veces. Por ejemplo, mucho antes de perder la Liga contra el Valencia, en 1983, al Dépor le valía un empate en Riazor contra el Rayo, que no se jugaba nada, para subir a Segunda. Mucha gente de A Coruña lo daba por hecho, y se perdió. Lo mismo que pasa en el fútbol, te puede pasar en la vida. Cuando me iba a Barcelona, donde estudié, o cuando salía una noche, siempre me decía al despedirme: “Sentidiño, que enseguida se lleva uno un golpe”.
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13. “Mucho que decir y poco que contar”. Mientras en Riazor se jugaba el Dépor-Valencia del penalti de Djukic, me fui con uno de mis hermanos en coche a dar vueltas por la ciudad y su área metropolitana. No vimos el partido en el que nos dejamos la Liga ni tampoco escuchamos lo que dijo nuestro padre al acabar. Hace pocos años, vi al fin la rueda de prensa. Hay dos frases muy comentadas. Una: “Hasta fuimos a fallar un penalti cuando no había tiempo ni para respirar”. La otra: “Mucho que decir y poco que contar”. Esa intervención es una lección sobre saber perder.
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14. “Hablamos de cosas de Estado”. Para acabar, contaré una que nos dijo en casa en su día. Cuando el equipo sube al palco a recibir la Copa del Rey de 1995, él habla con la reina Sofía y con el rey Juan Carlos. Le preguntamos qué le habían dicho los Reyes. Nos contó que doña Sofía le preguntó por qué se iba del Dépor.
-Y con el Rey, ¿de qué hablaste?
-Hablamos de cosas de Estado.
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Fotografía de Agencias.