La resaca que no acaba nunca

Cuando tu equipo pierde 6-2 en el campo de un Segunda B la resaca puede durar para siempre.

Abro los ojos totalmente desorientado, boca pastosa y vejiga a reventar. Despierto en un mundo que tardo varios segundos en reconocer. Sofá. Tele encendida. Por la puerta del balcón entreabierta se filtran el frescor del alba y las primeras luces del domingo. Vale, ya lo pillo: me he dormido en el salón, son casi las cinco de la mañana y hace apenas unas horas he presenciado en primera persona una de las mayores debacles en la historia del Real Zaragoza, el único equipo de fútbol que altera mis biorritmos. Si un partido puede provocar resaca esto debe de ser lo más parecido.

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Una vez que he conseguido ubicarme, procedo a aliviar mis necesidades con cierta urgencia. Cuando llego al baño empiezo a repasar los hechos, pero antes de bajarme la bragueta ya he acabado. Se resumen rápidamente: “Nos han metido seis tabas, joder”. ¿En cuántos finales de liga -de cualquier categoría, época y país- el equipo que puede acabar cuarto clasificado habrá palmado con semejante estrépito ante otro ya descendido? Creo que sé la respuesta: solo una. Y yo la he visto, junto a otros 1178 espectadores en el Municipal de Palamós. Una escogida comunidad de 1179 valientes -500 de ellos, zaragocistas- hemos presenciado historia del fútbol. Pero no esa de los records y los flashes, el confeti y el oropel. No. Hemos sido víctimas de algo diferente, más escabroso: cuando la historia se comporta como un miura y te ve venir confiado, porque te ve venir confiado, y entonces aprieta a correr y te embiste y te levanta y te tira y crees que te suelta pero te sigue empitonando cada vez más adentro.

Y así, seis veces en 90 minutos.

Bebo agua. Miro el móvil: “en la retransmisión televisiva se te ha visto en la grada”, escribe un amigo, “parecías abatido”. Es una manera suave de describirlo, sí. Abro otro mensaje, este incluso con licencias poéticas: “se te veía esa mirada perdida del aficionado después de caer derrotado”. Supongo que es lo que tienen las goleadas que te condenan a una nueva temporada en Segunda División: dejan una legión de afectados en mayor o menor grado, que la sociedad deberá reinsertar como veteranos de un Vietnam futbolístico. O peor: Chernóbil. Para el Real Zaragoza, Palamós es ya una deflagración nuclear que a ver cuándo vuelve a crecer una brizna de lo que sea en semejante erial de nostalgia y humillación.

El Zaragoza es hoy como Pripyat. De las paredes de nuestra ruina no cuelgan retratos de Lenin sino pósters de Nayim

Dicen que en Pripyat, la ciudad dormitorio de la central atómica, el tiempo se detuvo cuando estalló su reactor. En el Municipal Costa Brava vi a un pueblo, el zaragocista, flotando fuera de su espacio-tiempo. De las paredes de nuestra ruina no cuelgan retratos de Lenin sino posters de Nayim. Sobre los edificios de nuestras desérticas avenidas el óxido no carcome grandes hoces y martillos, pero en cualquier momento se nos cae encima el león del escudo y nos mata. El año que viene el Real Zaragoza vagará por cuarta temporada consecutiva fuera de Primera División, algo inaudito en las últimas ocho décadas. Hemos perdido el pie de nuestra historia, y tenemos que asumirlo de forma urgente. No hay conexión entre lo que fuimos y lo que somos, si acaso un salto al vacío: en mis 22 primeros años de vida siempre vi al Zaragoza entre los mejores. Luchar por entrar en la UEFA, por pelear una Copa del Rey, por amargarle la tarde al Madrid o al Barça, ese era el estado natural de las cosas que yo conocí. Pero no basta con tener la quinta ciudad del país, una masa social numerosa, un estadio mediano, un palmarés bien surtido. Ahora encima hay que trabajar con eficacia, planificación e inteligencia: tres cualidades que abandonaron La Romareda en estampida hace ya un par de lustros. Eibar o Leganés siguen a pequeña escala la senda que desbrozó hace dos décadas el Villarreal. Así, tiene su sentido que nos hayamos dejado el play-off ante el Llagostera, el club de un pueblo de 8.200 habitantes que juega de prestado en un campo con baños portátiles y un solo marcador, más eléctrico que electrónico. El mismo que ahora contemplo embobado en la pantalla del móvil. Local 6 – Visitant 2, insiste el muy cabrón. Bajo el modesto luminoso, una gamba roja dibujada en un panel metálico porta una antorcha olímpica mientras proclama a Palamós como “paraíso del deporte”. No podemos caer más bajo, pienso.

O quizá sí. Se nos ha salido la cadena de la historia, pero eso no es todo; estamos a punto de que se nos rompa la cadena del futuro. Porque este auge de los clubes pequeños pero sensatos apenas supone una nota al pie de página del fútbol de esta época, dominado de forma despótica por los grandes transatlánticos. Y si yo tardé dos décadas en imaginarme en Segunda, hay una generación de aragoneses que está creciendo huérfana de un referente propio en la élite. “Los críos que vienen a clase con la camiseta de Cristiano o Messi son mayoría”, me cuenta otro amigo, profesor en Zaragoza. Y entonces me asalta una reflexión que hace Mondo Moyano en su Sed en la Condomina: habla de una entidad, el Murcia, minoritaria en su propia ciudad, en la que abundan los yonkis del éxito fácil que otros clubes reparten por las esquinas. La perspectiva de un Zaragoza extranjero de sí mismo me aterra, y no solo como aficionado del equipo: cuando eso suceda estaremos un paso más cerca de ser un país casi homogéneamente repartido en dos trincheras futbolísticas. Un escenario en blanco o negro, tan binario como aburrido. Bostezo.

Pero bostezo literalmente. Me meto en la cama. “Mañana se me habrá pasado esta puta resaca”, me digo. Pero sé que no es verdad. Esta resaca no acaba nunca.

Aitor Lagunas

Ver comentarios

  • Amigo, créeme que sí se puede caer aún más bajo; puede ocurrir que tu club desaparezca, no deje rastro de nada, y domingo tras domingo no tengas otra cosa que enchufar el televisor o la radio, sin que tu equipo aparezca por ningún lado. Eso ocurrió con mi querida UDS hace ya 3 años. Eso no es resaca, ni pesadilla, simplemente el fin del sueño...

    Así que ¡ánimo!, seguro que de esta salís pronto, sois un club muy grande, simplemente en horas bajas, pero estaréis pronto donde os merecéis.

    Saludos.

  • Gran artículo. Yo lo vi por la televisión, abriendo cada vez más la boca de incredulidad según iban cayendo los goles.
    Como bien dices, hay que hacer algo por no perder el zaragocismo, porque no se convierta en un clásico de Segunda División con aficionados zaramerengues o zaraculés.
    Y hay que empezar ya a poner los cimientos.

  • Amigo Aitor es el karma, después de todos los amaños para salvar al Zaragoza os esperaba a la vuelta de la esquina, era cuestión de tiempo.

  • Querido e iluso Quinu, la compra/amaño de partidos es algo generalizado de siempre, se pagan o devuelven favores, cesiones, amigismos, maletines, etc. Que sepas para éstas y otras cosas de la vida que la justicia divina, carma o como lo quieras llamar, no existe es como un político honrado, una leyenda urbana.

  • Gran artículo que describe fielmente como nos sentimos los zaragocistas.
    Quiero intentar tomarme todo esto como lo que es, un simple deporte, pero hay algo que no me deja, que me duele, que hace que mi ánimo se venga abajo.

    Estuve a punto romper la entrada del partido del sábado pensando que el disgusto se pasaría antes, pero he decidido ponerla junto a la única entrada que guardo del Real Zaragoza, la de la Recopa. Lo mejor y lo peor de la historia de nuestro equipo.

    Imagino y espero que en poco tiempo se vuelva a despertar ese gusanillo que supone empezar un proyecto nuevo que nos ilusione con conseguir el objetivo de la primera división, pero de momento solo siento tristeza.

  • Enhorabuena por el artículo. Me he sentido reflejado palabra por palabra. Pero he de decirte que hace poco vi un documental sobre Chernobil. En él hablaban sobre un estudio que habían hecho sobre cómo la vida había vuelto a crecer y la naturaleza había vuelto para reclamar su lugar.
    Incluso habían vuelto los lobos y osos. Pues eso. Que pasados unos años, es fácil que vuelva la vida tras la deflagración.

  • Para (Yo), no te engañes, el Zaragoza estaba de mierda hasta arriba pero ni todos los clubes son iguales, ni todos los políticos son chorizos, generalizar rara vez funciona. Esa negatividad está bastante fea, sólo te falta sacar ese manido discurso ala Ayn Rand de la naturaleza malvada del ser humano. Take it easy! Segunda división mola, se os ve muy integrados.

  • Estimado Sr Quini: Ha elegido usted un bonito pseudonimo pero no está a la altura moral de su procedencia. Habla usted de carma (sic) y lo hace desde un resentimiento y negrura de corazón poco compatible con la misma. Sepa que sus deseos son correspondidos y que más pronto que tarde el R Zaragoza volverá a su espacio natural para amargarle a usted alguna que otra jornada futbolística. El karma no sé si existe pero de esto último no tenga duda. Buenos días y tenga cuidado no se atragante al desayunar con su propia bilis.

  • El Zaragoza deambula por la Segunda División desubicado, aún pensando que un día se levantará de su pesadilla y estará jugando en Primera como si nada hubiera pasado. Hasta que el club no sea consciente de lo mucho que se debe de trabajar para volver a Primera, la resaca será más eterna que nunca.

  • Volveremos,estoy seguro.Nos costará más o menos,pero lo consegiremos y quizás este gran hostion era necesario,para q se iniciase el principio del fin.Pudo ser el año pasado,pero la cobardía d Popovic nos lo impidio.Pd: Quino cuida ese rencor ,q merma,jajajajajaja

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Aitor Lagunas

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