El fútbol, cómo cualquier otro deporte de equipo, es influenciado por los factores de culturales de cada territorio. El estilo de juego en este deporte no es el mismo en el continente europeo que en Sudamérica, por ejemplo. Cada uno de estos dos territorios se rige por unas normas tácticas y otras culturales no escritas inherentes al carácter de cada población. Sin embargo, dentro del continente europeo encontramos una zona que siempre se ha caracterizado por sus propios ideales, escapándose en exceso de la totalidad. Se trata de Inglaterra. La isla británica se ha anclado demasiado en el pasado utilizando como único argumento la atribución de inventores de este deporte. Un deporte que durante años evolucionó tanto que se desmarcó de sus propios inventores. Hoy en día, una de las características más palpables de las ligas inglesas es la competitividad.
Tanta es la competitividad, que podemos ver a equipos históricos como el Aston Villa, Fulham o Newcastle en la segunda división del fútbol inglés. Triunfar en el fútbol inglés no significa el éxito. La regularidad es clave. Un ejemplo claro de ello es el caso del Wigan Athletic. El equipo entrenado por Graham Barrow actualmente se encuentra en posiciones de descenso a League One. Hace algo menos de cuatro años, el Wigan Athletic, capitaneado por Roberto Martínez, besaba el cielo de Londres al coronarse campeón de la FA Cup. Se trata de una de las hazañas más llamativas de los últimos años en el fútbol mundial. Un equipo modesto, que luchaba por el descenso, se impuso a los grandes equipos de Inglaterra para levantar el trofeo más antiguo desde la invención de este deporte. La isla británica es el sitio idóneo para que los cuentos se hagan realidad.
La llegada de Roberto
El Wigan Athletic se encuentra en penúltimo lugar de la tabla de la Championship, a siete puntos de los puestos que le otorgarían la salvación. Además, el calendario venidero no es nada halagüeño con el club inglés. Sin ir más lejos, el próximo rival es el Newcastle de Rafael Benítez, líder de la segunda división inglesa. Si echamos la vista atrás algo menos de diez años, nos encontramos con un Wigan Athletic que competía en la Premier League por no descender a la Championship. El conjunto del noroeste de Inglaterra cumplió con los objetivos marcados durante dos temporadas consecutivas con Steve Bruce en el banquillo. La etapa del técnico inglés concluyó y el Wigan decidió apostar por un incipiente entrenador español: Roberto Martínez. El joven entrenador español había llamado la atención por su gran actuación con el Swansea al que había ascendido de la League One a la Championship y asentado, en esta división, en la zona noble de la clasificación. Esos resultados y la forma de jugar fueron los principales argumentos que motivaron su fichaje por el Wigan Athletic.
La verdadera hazaña del Wigan Athletic dirigido por Roberto Martínez llegó en su cuarto y último año, precisamente el mismo año del descenso.
Jordi Gómez también aterrizó en el Wigan de la mano de Roberto Martínez. El mediapunta español ya había disputado la última temporada en el Swansea con el técnico español y este lo reclamó para su nuevo proyecto en la Premier League. El objetivo seguía siendo el mismo que las temporadas anteriores a la llegada de Roberto Martínez, evitar el descenso a toda costa. En su primera temporada en el banquillo, el equipo del técnico español luchó siempre por eludir las posiciones de descenso, objetivo que consiguió al final de temporada. El equipo se adaptó a la forma de jugar de Roberto Martínez, la cual daba mucha importancia al fútbol ofensivo mediante el control del balón. La temporada 2010/11 es la más complicada. El equipo se salva en la última jornada del campeonato con una victoria agónica ante el Stoke City. Seis jornadas atrás, el Wigan ocupaba la última posición de la tabla.
Pese a las dificultades atravesadas, los objetivos se cumplen y Roberto Martínez se mantiene al mando del equipo. En el curso 2011/12, el tercero del español en el banquillo del Wigan, el equipo comienza con buen pie, pero después cae en la tabla. Vuelve a tener que luchar por escapar del descenso y lo consigue en las últimas jornadas. Tras tres temporadas consecutivas eludiendo el descenso de forma cardiaca, llegó la última temporada de Roberto Martínez al mando del Wigan Athletic. Esta vez, el objetivo de escapar de las posiciones de descenso no se consiguió. La derrota en la penúltima jornada ante el Arsenal condenó al equipo a la Championship después de bastantes años manteniéndose en la élite del fútbol inglés. Sin embargo, en la última jornada disputada en casa con el equipo ya descendido, el público recibió a su equipo como héroes. No era para menos, pese al descenso de categoría el equipo de Roberto Martínez había conseguido levantar el entorchado más importante que soportan las vitrinas de ese humilde club: la FA Cup.
Wembley, lugar de historias
La verdadera hazaña del Wigan Athletic dirigido por Roberto Martínez llegó en su cuarto y último año, precisamente el mismo año que no pudo cumplir el objetivo marcado de la salvación. El equipo fue encadenando victorias en FA Cup y encontrándose con ganas de sorprender. Los sorteos le sonrieron a modo de la suerte que todos los campeones deben tener de camino a cualquier título. Al final, el mes de mayo albergó una de las mayores sorpresas futbolísticas a nivel internacional de los últimos años: el Wigan Athletic, un club humilde y sin ninguna posibilidad inicial de cara al título, alzó al cielo de Londres el trofeo más longevo que se conoce.
La andadura del Wigan en la competición copera inglesa comenzó ante un equipo que actualmente milita en la Premier League, el Bournemouth. El equipo del sur de Inglaterra llegaba de superar por goleada la primera y segunda ronda de la competición. En la tercera, donde ya entran en escena los equipos Premier, su camino se cruzó con el del Wigan. El encuentro entre ambos se resuelve con un empate a uno forzado por el gol del español Jordi Gómez. En el posterior replay, el Wigan se impuso en Dean Court por un 0 a 1 que fue suficiente para pasar a la cuarta ronda. Allí, el Macclesfield Town fue el rival del Wigan. El Macclesfield Town llegaba a esa ronda desde la primera, habiéndose impuesto en todos sus encuentros excepto ante el Barrow, donde se empató a uno y se forzó un replay. El encuentro de cuarta ronda se resolvió con un solitario gol de Jordi Gómez de penalti, que volvía a ser decisivo en el pase de su equipo.
El día más importante en la historia del Wigan Athletic había llegado de la mano de un técnico de ideas claras, de un fútbol ofensivo y que había sabido transmitir a sus jugadores su mensaje.
El azar hizo que el Wigan consiguiera evitar a gigantes como el Arsenal, Chelsea o los dos equipos de Mánchester. En la ronda de octavos la suerte quiso que los de Roberto Martínez se enfrentaran al Huddersfield Town. El partido se resolvió sin muchos apuros para el Wigan. Fue el mejor encuentro del equipo hasta esa fecha. Koné anotó un doblete y Jordi Gómez repartió alguna asistencia. Así las cosas, el resultado final reflejó un contundente 1-4 que dejó los ánimos de los de Roberto Martínez por las nubes. El equipo se colocaba a un paso de Wembley y en cuartos de final se tendría que superar el duro escollo de vencer al Everton en Goodison Park. Pese a la evidente dificultad de la situación, el Wigan se plantó en el mítico estadio de la ciudad de Liverpool con un gran descaro. Miró de tú a tú a un equipo histórico como el Everton y solucionó el partido en algo más de cuatro minutos. Tres goles en ese intervalo de tiempo fueron suficientes para conseguir el billete a Wembley. Figueroa, McManaman y Jordi Gómez fueron los autores de los goles de uno de los partidos más recordados por la afición del Wigan Athletic.
La magia de la FA Cup aseguró un equipo en la final entre Wigan Athletic y Millwall, su rival en semifinales. La otra semifinal se disputaría entre Chelsea y Manchester City, de la cual saldría el claro favorito para llevarse la copa a casa. El Wigan Athletic cumplió ante el Millwall en una actuación soberbia de Callum McManaman y su homólogo en la otra banda Shaun Maloney. Wembley se rindió ante un equipo que había mirado a la cara a todo aquel que se había interpuesto en su camino para lograr levantar el entorchado copero. En la otra semifinal, el pitido final del árbitro decretó que el rival del Wigan iba a ser el Manchester City, que se impuso por 2-1 al Chelsea. La diferencia económica era abismal entre ambos conjuntos. En cuanto a ilusión y ganas la cosa era muy distinta.
El día más importante en la historia del Wigan Athletic había llegado de la mano de un técnico de ideas claras, de un fútbol ofensivo y que había sabido transmitir a sus jugadores su mensaje. El partido comenzó con un Wigan desarrollando bastante bien las oportunidades de contragolpe que surgieron. Koné hizo una gran labor como delantero que permitía y generaba espacios a los hombres de tres cuartos para llegar a posiciones de gol. El Manchester City atacó, pero sin demasiado acierto para la calidad de los delanteros que había sobre el verde de Wembley. Robles sacó dos o tres balones con buenas respuestas, pero no mucho más. El partido se le complicó al City tras la expulsión de Zabaleta por doble tarjeta amarilla y podría sufrir en una posible prórroga. El Wigan se encargaría de que no hubiera 30 minutos más. Jordi Gómez dejó el partido por Ben Watson, que se colocó en punta. Este, fue el autor del gol de la victoria en un saque de esquina en los minutos de descuento.
El Wigan convirtió un cuento de hadas en realidad. El césped de Wembley, que tantas historias alberga, da fe de ello. Un equipo que luchaba por no descender y que acabó descendiendo tras la consecución de la copa, había vencido a todo aquel que se interpuso por delante en la competición más antigua dentro del panorama fútbol. Aquel logro jamás será olvidado por una afición huérfana de títulos hasta aquel día. El descenso era algo secundario y la afición se lo hizo ver al equipo. El último encuentro de esa temporada en Premier League, con el equipo ya descendido, se desarrolló en un ambiente de agradecimiento de la afición a su equipo. El agradecimiento por haber convertido un mero sentimiento quimérico en una realidad tan concreta como el trofeo que se levantó al cielo de Londres.
Jordi Gómez (Barcelona, 1985), actual miembro de la plantilla del Rayo Vallecano, militó en el Wigan Athletic entre la temporada 2009 y 2014 donde ganó la FA Cup con Roberto Martínez como entrenador en la temporada 2012/2013. Fue parte importante de ese Wigan que hizo historia al vencer al Manchester City en la final marcando varios goles importantes en las rondas anteriores a la final. Desde la posición de enganche, el catalán era el encargado de guiar al gol a los futbolistas de ataque, así como también marcarlos él llegando desde atrás, con su disparo desde media distancia o desde los once metros. Jordi Gómez nos atendió sin ningún problema y nos aportó su visión de esa temporada donde el Wigan Athletic fue campeón de la FA Cup.
¿Cómo llegó la oportunidad de ir a parar al fútbol inglés?
Estaba en el Espanyol y llega la oportunidad de ir al Swansea cedido, y allí estaba Roberto Martínez. Y bueno, la verdad es que no me lo pensé mucho porque además había jugadores españoles allí en aquel momento. Así que no me lo pensé dos veces.
¿Cómo definiría el estilo de juego de Roberto Martínez?
Es un estilo de juego donde hay un gusto por tocar el balón, todo se realiza con balón siempre, juego combinativo. Él cree que esa es la manera de obtener resultados y de momento le ha ido bien.
Habiendo jugado tanto en Premier League como en Championship. ¿Qué diferencias destacaría usted entre las dos división del fútbol inglés?
La Championship es una liga más larga, es una liga más dura porque hay muchos partidos. Es una liga muy igualada que cualquier equipo puede ganar. La diferencia es que con tantos partidos se hace larga y es más física, más de choque. Por ejemplo, en la Premier te dejan jugar un poco más, aunque igualmente son muchos partidos de ida y vuelta, pero en la Championship sobre todo, es así.
Tras dos temporadas en el Swansea, Roberto Martínez se va al Wigan y con él, usted, ¿Cómo le llega la noticia de que jugará en Premier y que seguirá el mismo camino que su actual técnico?
Mi único año en Swansea y mi primer año en Inglaterra fue bastante bueno para mí, pude marcar goles y personalmente me fue muy bien. Me tocaba volver al Espanyol porque estaba cedido en el Swansea y Roberto se fue ese año al Wigan. Entonces me llamó y, bueno, como el primer año con él fue muy bueno no dudé en volver a ir con él. Y, evidentemente, la oportunidad de jugar en la Premier fue un factor bastante importante.
La temporada 12/13 está marcada por la consecución de la FA Cup, sin embargo, el equipo descendió de categoría ¿El esfuerzo en la competición copera pasó demasiada factura al equipo a la hora de conseguir el objetivo de la salvación por cuarto año consecutivo?
Bueno, sí, como dices se había conseguido la salvación los años anteriores y ese año, evidentemente, al principio de temporada lo que quieres es disfrutar de la Copa los partidos que puedas y no te planteas llegar a más. Pero bueno, vas pasando eliminatorias y, especialmente en Inglaterra, a la afición le hace mucha ilusión que vayas pasando eliminatorias en la FA Cup. Y entonces nos plantamos ahí en cuartos, semifinales, llegamos a la final y dimos la sorpresa al final. Y bueno, no creo que pasara factura, no creo que fuera un factor determinante en el objetivo del descenso, porque el equipo disfrutó y, de hecho, cogió confianza para la liga, pero luego no pudo ser. La consecución de la Copa quedará siempre para el club y fue algo histórico para un club como el Wigan.
Uno de los primeros pasos para la consecución del título de la FA Cup lo dio usted con el gol del empate en la tercera ronda ante el Bournemouth, lo que forzó un posterior Re-Play que se pasó ¿Cómo valora actualmente aquel gol observando la importancia que tuvo?
En ese año, en la FA Cup, marqué goles y fueron importantes, la verdad, para ir pasando rondas. Como bien dices el de Bournemouth para conseguir el replay. También contra el Everton en su campo… Personalmente, fue un campeonato de copa muy bueno para mí, evidentemente, al final pudimos levantar la copa, así que muy buenos recuerdos de ese año.
Otro gol suyo de penalti resolvió la eliminatoria de cuarta ronda ante el Macclesfiedl Town ¿Aquellos penaltis eran fruto del azar o por la tendencia ofensiva del equipo en esos encuentros?
Como he dicho antes, la mentalidad del equipo y de Roberto era tener el balón, es siempre intentar atacar al rival. Fruto de ese ataque creas más oportunidades de que te hagan penaltis y, bueno, en este caso tuvimos la fortuna conseguir penaltis y, obviamente, los marcamos y nos sirvió para ir pasando rondas.
En los octavos de final se vence sin muchos problemas al Huddlesfield Town ¿Esa victoria contundente ayudó a hacer ver al equipo que se podía hacer algo grande en esa competición?
Sí, yo creo que ese fue el momento en que nos dijimos “hombre, aquí podemos hacer algo”. Porque pasamos Bournemouth, Macclesfield, luego Huddersfield. Después de ganar al Huddersfield eran cuartos ya. Entonces ya empezamos a pensar que podíamos llegar al menos a semifinales si nos tocaba un rival asequible que, no obstante nos tocó el Everton, pero le ganamos igualmente. Pero sí, yo creo que ese fue el momento en que nos creímos que podíamos hacer algo.
Los cuartos de final se resolvieron con un 0-3 a un histórico equipo como el Everton en Goodison Park, con tres goles en apenas 4 minutos. Además, usted consiguió marcar el tercero, ¿Se trata de uno de los partidos más especiales que ha vivido por el resultado, el lugar y el hecho de conseguir el pasaporte hacia las semifinales en Wembley?
Sí, fue uno de los partidos más recordados personalmente. Como has dicho metimos tres goles en cuatro minutos, yo también marqué uno y eso nos hizo llegar a Wembley, ya que allí las semifinales de copa se juegan en Wembley. Fue algo histórico para el club, un buen recuerdo.
La semifinal ante el Millwall fue un duro partido resuelto por dos goles de Maloney y McManaman ¿Cómo valoraría la participación de estos dos jugadores en el equipo?
Pues sí, estos dos, tanto McManaman como Maloney fueron jugadores importantes ese año. Especialmente McManaman explotó ahí, ese año marcó goles importantes. En la FA Cup creo que fue nombrado mejor jugador de la final. Fueron dos jugadores importantísimos en la consecución de la copa. La verdad es que teníamos muy buen equipo, con jugadores importantes. Y fue una lástima acabar descendiendo porque además si nos hubiéramos mantenido, más la consecución de la copa hubiera sido espectacular… Pero bueno, al final no pudo ser aunque teníamos muy buen equipo.
La final fue un partido muy disputado por ambos equipos, pero hubo un hecho que pudo marcar el partido, ¿La expulsión a Zabaleta por doble amarilla resultó clave para el desenlace final? Usted fue sustituido en el minuto 81 por Ben Watson, a la postre autor del gol de la victoria, ¿Qué buscaba Roberto Martínez con ese cambio a falta de 10 minutos para el final del partido? ¿Cómo vivió el gol desde el banquillo?
Mmmm… No. Yo creo que, obviamente, ellos tuvieron alguna ocasión, al igual que nosotros… Como has dicho fue muy disputado, pero no creo que se notara siendo nosotros el Wigan. Al final si ganamos creo que fue porque lo merecimos. Obviamente, la expulsión llega casi al final del partido, pero bueno, creo que no fue un factor determinante.
No lo sé, supongo que tendría en mente que iba marcar el gol de la victoria (risas) y le salió bien el cambio.
Bueno pues fue algo histórico. Que el Wigan ganase la copa fue algo histórico para el club. De hecho cuando marcamos fue casi el minuto 90 y a los dos minutos pitó el árbitro y fue lo que nos dio la victoria. Todos muy contentos por el resultado.
Para terminar, una pregunta muy típica pero indispensable, ¿Qué sintió cuando Andre Marriner decretó el final del partido?
Pues como te he dicho, no te esperas, a principio de temporada, que un equipo como el Wigan pueda ganar la copa. Y fue un gran sentimiento de satisfacción, de trabajo bien hecho y de recompensa al trabajo que hicimos en esa temporada en toda la trayectoria en la copa. Así que tanto jugadores, como el club, como la afición estuvieron muy orgullosos de formar parte de ese equipo. Fue histórico. De hecho a los tres días teníamos el partido contra el Arsenal que fue el que nos descendió. Pero igualmente, la afición estuvo con nosotros porque ganar la copa es algo que dudo que se pueda repetir.
¿Qué tiene la FA Cup que la hace tan especial y que no tienen otras copas de otros países como en España, por ejemplo?
Supongo que como existe esto de un solo partido que les da la oportunidad a los equipos pequeños de ganar a los equipos grandes, hay más emoción y oportunidad para estos equipos. A la gente le encanta eso. Puedes ir a campos del Manchester United o del Arsenal con equipos pequeños, cosa que aquí en España es complicado que equipos así puedan ganar a equipos más grandes. Pero sí, allí la FA Cup se vive con mucha emoción y es por eso que fue algo histórico.