La aventura más recordada del Málaga por Europa son los cuartos de final del curso 2012-2013, hace una década y a la que le dedicamos un reportaje en el reciente #Panenka127, pero antes de esa, la segunda, hubo una primera, en la 2002-2003, diez años antes, hace veinte años. El Málaga Club de Fútbol, descendente del desaparecido Club Deportivo Málaga, había ascendido a Segunda División en 1998 y, ya con Joaquín Peiró en el banquillo de La Rosaleda, a Primera División en 1999. Fue 12º en la 1999-2000, octavo en la 2000-2001 y décimo en la 2001-2002, en la que se quedó un billete para la extinta Intertoto. Aquel verano la jugaron el Málaga y el Villarreal (15º), que precisamente se enfrentarían en una de las tres finales.
El Málaga, tras batir al Gent belga y al Willem II neerlandés con cinco goles del panameño Dely Valdés entre los cuatro partidos, se impuso por un ajustado 0-1 en la ida, con un gol de falta directa de Gerardo en el minuto 8 del duelo jugado en El Madrigal. La vuelta se disputó el 27 de agosto. Peiró jugó de inicio con Contreras; Josemi, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Romero, Miguel Ángel; Gerardo, Sandro, Musampa; Darío Silva y Víctor Muñoz salió con Reina; Belletti, Ballesteros, Quique Álvarez, Berruet (Víctor); Guayre; Josico, Galca, Calleja; Aranda y Palermo. Mikel Roteta, en Málaga desde Segunda B (1997), encarriló la eliminatoria en el minuto 31, ante un Villarreal que empataría en la segunda parte, en el 65′, por mediación de Carlos Aranda. El partido acabó con solo 19 jugadores en el verde por las expulsiones del local Josemi y los visitantes Martín Palermo y Aranda, tras una pelea en los últimos compases. “Se ha sufrido bastante y estos minutos han sido un poco desagradables, pero el fútbol tiene estas cosas. Lo importante es la clasificación del equipo”, reconoció Peiró en los micrófonos de Canal Sur nada más acabar el encuentro.
Los narradores decían: “La que ven en la imagen es la pequeña, pero valiosísima copa que se va a entregar a uno de los tres campeones de la Intertoto. Es una competición menor, pero, ojo, con una recompensa de gran calibre, porque el Málaga jugará la Copa de la UEFA por primera vez en toda su historia”. E insistían, tras confirmar que los futbolistas se repartirían una prima de 1,5 millones de euros y mientras, en las otras dos finales, el Fulham y el Stuttgart celebraban sus triunfos sobre el Bolonia y el Lille: “Es una copa que es una pequeña llave que abre una puerta muy grande, la de la Copa de la UEFA. Quién le iba a decir a la afición del Málaga que hace un lustro visitaba campos de Tercera División que iba a ver a su equipo jugando la Copa de la UEFA tan pronto. Qué brillantísima gestión en los últimos años, qué buena dirección deportiva y qué éxito enorme para el fútbol andaluz. Este año tendrá dos equipos en la UEFA, el Betis y el Málaga, cuatro equipos en Primera División y cuatro equipos en Segunda. Es la comunidad que más clubes aporta a la Liga de Fútbol Profesional. Ojalá sigamos creciendo. Y desde luego crecimiento es estar en la UEFA con el Málaga”. La página web del club dice que esa Intertoto es “el primer título europeo de un equipo andaluz” y que fue “el inicio de una increíble aventura”.
Hoy al googlear ‘Málaga Boavista’ casi todas las entradas ya son de aerolíneas que ofrecen sus vuelos. Pero el recuerdo de aquella primera aventura europea vivida entre la Intertoto y la Copa de la UEFA pervive en la memoria de La Rosaleda, perenne: sobre todo en días grises
El Málaga debutó en la Copa de la UEFA con un empate a cero en el campo del Željezničar Sarajevo y un ajustado triunfo por 1-0 en suelo andaluz, con un tanto de Dely Valdés de penalti. Ya en la segunda vuelta se impuso al Amica Wronki polaco por un doble 2-1: con dianas de Marcelo Romero y Dely Valdés en la ida y de Darío Silva y Kizito Musampa en la vuelta. En dieciseisavos de final el cuadro de Peiró batió al Leeds United con un 0-0 en La Rosaleda y un 1-2 en Elland Road, con un doblete de Dely Valdés ante el arquero Paul Robinson. Jonathan Woodgate, Danny Mills, Lee Bowyer y Alan Smith todavía jugaban en el Leeds, antes de emigrar al Newcastle, al Middlesbrough al West Ham y al Manchester United. En octavos el Málaga ganó al AEK de Atenas de Vasilis Tsartas, antes en el Sevilla, y Themistoklis Nikolaidis, después en el Atlético de Madrid, con un único gol de Manu Sánchez en Grecia. El Málaga ya era el único sobreviviente español tras las eliminaciones del Alavés, el Celta de Vigo y el Betis.
El Málaga caería en los cuartos de final, ante un Boavista que venía de eliminar al Paris Saint-Germain y al Hertha de Berlín. Los andaluces dieron “un paso de gigante”, según la crónica de El País, en La Rosaleda, con un gol de Dely Valdés, con 36 años y un día, ante unos 18.000 aficionados y en un partido dirigido por Pier Luigi Collina, pero en la vuelta, el 20 de marzo, encajaron un gol de falta directa en el minuto 83 que llevó el duelo a la prórroga primero y a la tanda de penaltis después. Y desde los once metros fue mucho mejor el Boavista, con cuatro aciertos en cuatro intentos. El cuarto corrió a cargo del exportero bético Ricardo Pereira, ante un Málaga que falló dos de sus tres primeras penas máximas y que ya no llegó a chutar la cuarta. “El Málaga ha acabado su bonita aventura en la Copa de la UEFA de manera dolorosa, tras caer en los penaltis en el campo del Boavista portugués”, aseguró El País. “Los penaltis ponen fin al sueño europeo del Málaga”, tituló el Mundo Deportivo del día siguiente.
Hoy al googlear ‘Málaga Boavista’ casi todas las entradas ya son de aerolíneas que ofrecen sus vuelos. Pero el recuerdo de aquella primera aventura europea vivida entre la Intertoto y la Copa de la UEFA pervive en la memoria de La Rosaleda, perenne: sobre todo en días grises. Como afirmó Vicente Valcarce en el vigésimo aniversario del título de la Intertoto: “El tiempo pasa deprisa, pero echar la vista atrás y recordarlo siempre es bonito”.
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Fotografía de Getty Images.