Los pasados 30 años de historia del Leeds United son la descripción de lo que supone hacer un pacto con el diablo. Últimos campeones de liga antes de la creación de la Premier League en 1992, el conjunto inglés alcanzó nueve temporadas después las semifinales de la Champions League para terminar estrellándose tras un cúmulo de malas decisiones.
El proyecto era ambicioso y dinero de por medio había, pero una mala planificación de la directiva hizo que el castillo –que no parecía estar hecho de arena- cayese y que las grandes estrellas del equipo se marchasen a otros equipos tras consumarse el descenso a Championship en la temporada 2003/04. James Milner al Newcastle, Mark Viduka al Middlesbrough o Alan Smith cruzando la frontera Yorkshire-Lancaster fueron algunos de los movimientos que debilitaron a un Leeds en plena crisis financiera, que no podía pagar a sus futbolistas.
Con una deuda superior a los 100 millones de libras, el conjunto inglés descendía a segunda división para bajar tres años después otro peldaño, el de la League One. La rabia se apoderaba de Elland Road y todo parecía indicar que todavía no habían tocado fondo: reducción de puntos, sanciones administrativas o vender el club por una libra esterlina fueron algunos de los acontecimientos que tuvieron que aguantar hasta pasadas tres campañas, cuando reclamaron la segunda plaza del campeonato que les devolvía a la Championship.
15 años después de la derrota por 4-1 ante el Bolton que inauguró el naufragio, los aficionados vuelven a ocupar los asientos de Elland Road con la esperanza de un futuro mejor. Marcelo Bielsa, que llegó en junio de 2018, ha devuelto la alegría a un club que se convirtió en el claro ejemplo de lo que supone despilfarrar dinero sin que detrás haya un proyecto sólido.
El cuarto en la lista
El propietario del Leeds United, Andrea Radrizzani, había cesado al entrenador Paul Heckingbottom al término de la campaña 2017/18. Antonio Conte, Roberto Martínez y Claudio Ranieri eran los mejor posicionados en la lista del mandamás italiano para ocupar el banquillo. Lejos de tener el visto bueno de los técnicos, Radrizzani tenía pensado reunirse con todos tres para trasladarles su propuesta, pero distintas circunstancias no hicieron posible que ocuparan el banquillo de los reyes del norte de Inglaterra.
Tras conversar con el director deportivo Víctor Orta, el español fue capaz de convencer a Radrizzani para que contactara con el actual técnico argentino. Según cuenta la prensa inglesa, el propietario llamó a Bielsa, que no respondió de inmediato. A la mañana siguiente, cuando devolvió la llamada, ya tenía analizados los últimos siete partidos de los ‘whites’. La locura se gestaba.
Persuadido por sus palabras, Radrizzani inmediatamente tomó un jet privado hasta Buenos Aires, donde durante 24 horas estuvo escuchando a Bielsa hablar acerca de todos y de cada uno de los integrantes tanto del primer equipo como del filial. El Loco, tras dos semanas de arduas negociaciones, firmaba.
Los 63 años mejor llevados
Su primer encuentro a los mandos del Leeds fue en casa ante el Stoke City, que venía de descender de la máxima categoría. Pese a cumplir 63 años, Marcelo Bielsa no dejó piedra alguna por levantar con el fin de preparar minuciosamente su debut en Championship. El resultado final fue de 3-1 en un encuentro en el que el argentino sustituyó la comodidad del banquillo por un cubo volcado del revés a modo de asiento.
Los ‘whites’ están demostrando ser un conjunto atractivo para el espectador neutral. El tempo traído por Bielsa al club resulta indescifrable para los rivales. Con el foco centrado en un fútbol ofensivo y en recuperar el balón tan pronto como sea posible, la línea ofensiva también destaca por cambiar el sentido del juego siempre que sea necesario. En la parcela defensiva, su punto fuerte es la presión constante que inician los atacantes. Con una determinación implementada en todos los jugadores, el 3-3-1-3 que practican ablanda hasta los más críticos, aquellos que criticaron al técnico cuando reconoció que mandaba a espiar a los rivales en el campo de entrenamiento.
En un once con Kalvin Philipps cayendo entre los centrales para que después sean los laterales los que aprieten la salida del rival, Bielsa demuestra ser de viejas costumbres. Costumbres que ya demostró en su paso por España: trece pasos y salto, trece pasos y salto. En nuestra mente, primero vendrá la locura. Después, el entrenador. Sin embargo, es bastante probable que la denominada locura se deba a la humildad que lo llevó a traerse al primer equipo a recoger basura de las calles durante tres horas para que sus jugadores entendieran lo que les cuesta a los aficionados una entrada.
Con once jornadas restantes, el conjunto dirigido por el ‘Loco’ se encuentra segundo en la clasificación, a dos puntos del Norwich. El expreparador de Chile y del Athletic de Bilbao ha aportado un fútbol ofensivo a la segunda división inglesa que hasta entonces nadie había visto, demostrando que pragmatismo y vistosidad pueden ir de la mano. La lucha por la promoción será de infarto, pero quién mejor para demostrar la fina línea entre cordura y locura que alguien que lleva más de cuarenta años practicando slackline entre ambos conceptos.