Juanito no la ganó. Tampoco Míchel, ni Butragueño, ni Gordillo, ni Camacho. No la ganó Santillana en sus 17 temporadas en el primer equipo. No la ganó Vicente del Bosque como jugador, ni Valdano entre el césped y los banquillos. Tampoco Hugo Sánchez, llegado desde México; ni Uli Stielike desde Alemania. “Papá, ¿el Real Madrid ha ganado alguna vez la Copa de Europa?”, se oyó camino de Chamartín, entre la interminable muchedumbre. “Eso decía el abuelo”. Era 1998, y el equipo más laureado de Europa se había olvidado de reinar.
Llegaron a casa pasadas las once de la noche, como siempre, de la mano. Acababan de eliminar al Borussia Dortmund, vigente campeón de Europa, y se veían cerca de volver a gobernar. Como en aquellas fotos del abuelo, en blanco y negro, llenas de polvo, en las que un tal Francisco Gento sonreía con seis copas brillantes e idénticas. “Fuimos los mejores, hijo, tal y como me explicó el abuelo”, contaba sonriente y ataviado, como siempre, con la morada de Míchel. La Quinta le marcó tanto como a su hijo las diabluras de Raúl, cuyo nombre lucía resplandeciente en la espalda de su nueva camiseta. Limpia y blanca. Noble y bélica.
Era 20 de mayo de 1998 y ambos se dieron cita en Ámsterdam con miles de padres e hijos que se hacían la misma pregunta. Esta vez, con la visible ilusión de poderla responder. Pese a haberse encontrado de frente con un NO en el ’81, en París, y pese a andar en cuarta posición en Liga. Ni siquiera los más jóvenes estaban acostumbrados a ver a un Real lejos de los títulos nacionales. “Hace diez años éramos mucho mejores que hoy, hijo, y muy cerca de aquí nos dejaron en la calle y con el corazón roto”. Quizá, aquel sí era el día.
“¿Y por qué no la ganamos si éramos mejores, papá?” Aquel hombre en la tribuna del Amsterdam Arena se encogió de hombros, queriendo evitar palabras de más en los instantes previos al partido más importante de sus vidas. Queriendo evitar la mirada de su hijo a los ojos. Queriendo evitar la obligación de decirle que vio al Nottingham Forest ganarla dos veces, al Steaua de Bucarest, al Estrella Roja, al Oporto, al Olympique de Marsella, al Feyenoord, al Aston Villa… pero no a ellos. Nunca a ellos.
“Mira hijo, aquel es Zidane”, dijo cambiando de tema rápidamente y señalando al 21 de escasa cabellera y talento descomunal. De quien hablaban maravillas. “Él es quien más daño nos puede hacer hoy, hijo, lleva dos temporadas buenísimas en Turín. Sanchís y Hierro tendrán trabajo esta noche”. El niño, sorprendido, se imaginó a aquel francés sin franjas negras en la camiseta. Absolutamente de blanco, formando una sociedad imparable con su admirado Raúl. Desde la grada, nunca dejó de soñar en un Madrid con los mejores, para poder ser el mejor.
Siempre que ha sido campeón de Champions (con la actual denominación) el Real Madrid nunca ha pasado del tercer puesto en Liga
La confianza que ha destilado Zidane en la rueda de prensa previa a la final de Milán poco o nada tenía que ver con el estado de ánimo del francés aquella noche, tras haber perdido su segunda Liga de Campeones consecutiva. Los sueños de aquel niño no solo se hicieron realidad, sino que consagraron una realidad bien distinta: la de un rey que no duda ni un segundo cuando sale a pasear por Europa. Pues Europa ya es suya.
Unas declaraciones que llegan tras otra mala temporada en Liga, tal y como sucedió en el 98, 2000, 2002 y 2014. Cuando el Madrid mira a Europa no se fija en otra cosa. Siempre que ha sido campeón de Champions (con la actual denominación) el Real nunca ha pasado del tercer puesto en Liga. Este año, además, tratará de hacer historia y emular al Chelsea como segundo equipo en la época moderna en ganar el título tras haber cambiado de entrenador a mitad de temporada.
Zidane no pensaba en esas cosas cuando enfiló el camino a vestuarios tras los primeros 45 agónicos minutos en Ámsterdam. “¿Qué te pasa, papá? ¿No vamos a ganar?” Gesto torcido, mirada al cielo y mil pensamientos rebotando en su cabeza. Aquello ya lo había vivido con él en el ’81, en París. No podía repetirlo con su hijo; pero cómo ganar un título tan importante y deseado tras la nefasta temporada en Liga. Muy por debajo de la historia y las exigencias de aquel club casi centenario. Su club, su vida, su Madrid. Su jodido y alicaído Madrid. “Claro, hijo, ya verás. Esos de blanco y negro no son nadie, nosotros tenemos a Raúl”.
Realmente sí eran alguien. La Juventus llegó a la que fue su tercera final de Copa de Europa consecutiva como bicampeona de Italia. La tiranía en el Viejo Continente en esa época vestía de blanco y negro y vivía los últimos coletazos de desbordada bonanza en la economía italiana. Los de Turín eran favoritos; el Madrid, no. Algo que nadie se atrevió a aseverar en el año 2000 ante el Valencia, en 2002 ante el Bayer Leverkusen o en el reciente 2014, en el derbi fratricida ante el Atlético de Madrid. 32 años sin levantar el título le borran la sonrisa a cualquiera.
Es ahora, transcurridos solo dos, cuando el Real Madrid se encuentra en una encrucijada similar. Por nivel futbolístico, regularidad y trayectoria en la competición, los aires de campeón soplan en el Vicente Calderón. Es el Madrid, esta vez con Zidane de su lado, quien aúna dudas y confianza en una rabiosa y compleja dualidad. No ha sido su año, pero son el Real Madrid: los reyes de Europa.
En el interminable descanso en Ámsterdam sí era normal que el Real Madrid no fuera favorito a esas alturas de competición europea. Sus únicos éxitos continentales en más de tres décadas se limitaban a dos Copas de la UEFA durante la estimulante Quinta del Buitre. Nada más. “Papá, vamos a ganar. Nos toca. Por ti, por haberme traído hasta aquí, y por el abuelo, que nos dejó la mejor herencia que podemos merecer”.
Entonces llegó Mijatovic, recogió un rechazo en el área pequeña, regateó a Peruzzi y llegó la ‘Séptima’. Para varias generaciones, la primera; tirando abajo un gafe que parecía eterno. Luego llegaron Morientes, McManaman, Raúl y La Octava. Zidane y La Novena. Ramos y La Décima. Tras aquello, se consagró el reinado que justificó la herencia. “Papá, ¿por qué siempre gana el Real Madrid?”