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Joselu y los goles color esperanza

El Espanyol tiene un 'killer'. De los de verdad, sin moderneces. De los que solo piensan en el gol. De los que marcan diferencias y dan puntos que salvan categorías

El 13 de octubre de 1999, Raúl González mandó callar al Camp Nou. ¿Lo recordabas? Mi padre, ‘culé’ de cuna, presente aquel día en el estadio, seguro que sí. 23 años y un pellizco más tarde, Joselu lo volvió hacer, con otra camiseta y en vísperas de año nuevo. Cuando Raúl silenció ‘Can Barça’ el ‘Perico’ aún estaba en edad de comunión, le pagaban las chuches con pesetas y seguramente vio aquel acontecimiento por televisión, sin HD, 4K ni cualquier derivado moderno. Aquel gol del siglo pasado le sirvió al Madrid para sacar un empate, uno de esos que saben a victoria. El mismo sabor disfrutaron los aficionados del Espanyol cuando Joselu plantó el índice en frente de su boca en señal de silencio en un feudo ‘culé’ que se las prometía felices. Uno se convirtió en leyenda del madridismo, el otro aún está trazando el camino para que, algún día, pueda ser canonizado en Cornellà-El Prat.

Google Maps le dice a Joselu que va en la dirección correcta. Su adaptación al club catalán ha sido idílica desde que aterrizó en Barcelona. El Espanyol, avispado, se llevó a uno de los españoles -valga la redundancia- más codiciados a coste cero, en un mercado que no da duros a cuatro pesetas. No ha parado de marcar goles. De todos los colores. Tantos como el último disco de JBalvin. Su favorito es el gol de color esperanza, como cantaría Diego Torres. Ese que siempre anota cuando el equipo pasa por momentos espinosos y reflota equipos hundidos en el descenso. Jugador y afición mantienen un amor correspondido. Pasa a veces en algunos lugares, esos donde algunos futbolistas y la indescifrable gramática a través de la que comprenden el juego descubren ahí su expresión más prodigiosa. Gabriel García Márquez sentó cátedra cuando escribió: “No te quiero por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo”. Adagio que explica ese sentimiento recíproco de Joselu por su gente y las sonrisas de los aficionados cada vez que el gallego perfora la red.

Diez goles como diez soles en lo que va de liga que hacen olvidar a RDT, cuya relación con el Espanyol empezó como la de David y Victoria Beckham y terminó como la de Shakira y Piqué, sin Bizarrap de por medio. Diez tantos que igualan un récord que sustenta Rafael Marañón como jugador con mejor arranque goleador de la historia del Espanyol. Joselu está en un periodo de gran autoestima, de personalidad casi altiva, segundo en la clasificación del ‘Pichichi’, justo entre Lewandowski y Benzema. Un transgresor de las normas sociales. Terminó el año haciendo callar el Camp Nou y ha empezado 2023 como primer candidato al premio Puskas. Su último gol es digno del Louvre. Minuto seis, al primer toque y desde 50 metros. Videoarte. Él es Joselu Mato. Su apellido es un aviso en primera persona a defensas y porteros rivales de su modus operandi. Ahora mismo, no existe ser que le levante la voz, replique o tosa. Pese a su gran rendimiento en el Alavés la pasada campaña, no pudo salvarles de caer al pozo de la Liga Smartbank. Y no está dispuesto a volver a pasar por ello.

 

Su mérito es pluscuamperfecto. La narrativa táctica de Diego Martínez, carente de extremos puros, complica mucho la faena a este tipo de rematadores. Pero Joselu se reinventa y busca nuevos socios

 

Puede parecer que su figura se encuentre varada en la orilla del área, pero su mapa de calor es mucho más extenso. Es un obrero, el primer defensa ‘perico’. Intenso y solidario presionando la salida de balón rival. Ser futbolista deja de ser la vocación de uno cuando de disputas aéreas con Joselu se trata. De la misma manera, es un genio en el juego de espaldas, protegiendo el balón y tocando de cara a sus compañeros para que encuentren el sendero del gol. Jugadas que desobstruye y él mismo termina. Puede que con el pie, anticipándose al rival en un pase de la muerte o un balón al espacio; y puede que de cabeza, tan potente como precisa, capaz de configurar el disparo a su medida. Su mérito es pluscuamperfecto. La narrativa táctica de Diego Martínez, carente de extremos puros, complica mucho la faena a este tipo de rematadores. Pero Joselu se reinventa y busca nuevos socios: Braian Oliván está siendo su mayor aliado, enviando centros como caramelos a un tipo que está de dulce. Los penaltis también llevan su nombre, un registro que ha ido mejorando con el transcurso de los años. 5 de 6 en 2022. Es raudo aunque no veloz. Exacto sin ser el más técnico. Sabio conocedor de sí mismo, es uno de los delanteros de moda en Europa.

De los creadores del ‘Tamudazo’ (2007) y el ‘Delapeñazo’ (2009), llega una nueva edición a las grandes pantallas: ‘El penalti de Joselu’ (2022) quedará en la hemeroteca mental de los seguidores blanquiazules cuando rememoren las grandes gestas acontecidas en los derbis de la Ciudad Condal. Joselu es el hombre que llenó de cava las mesas de las familias ‘pericas’ en la cena de Nochevieja. El hombre que no fue al Mundial pero que quizás hubiera desatascado los octavos frente a Marruecos, como hizo Llorente ante Portugal en 2010. Está a dos goles del ‘pichichi’ provisional y a Lewandowski aún le quedan dos tercios de sanción por cumplir. ¿Crees que va a perdonar? Será como escapar de una hiena hambrienta, tarea ardua.

 


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Fotografía de Getty Images.