En las últimas cinco temporadas, nadie en el fútbol español ha jugado más que él. La banda diestra del Estadio Escribano Castilla ha llevado escrito el nombre de Javier Linares (La Mojonera, Almería, 1988) en los pasados dos cursos y seguirá haciéndolo este año. Si Linares está disponible, que -casi- siempre lo está, no hay discusión, una de las once plazas del equipo titular será para él. Pero esta historia no viene de nuevo, porque Linares es de esa clase de futbolistas en extinción que viven por y para este deporte desde que tienen uso de razón. “Ya en categorías inferiores, desde pequeño, era de perderme a lo mejor uno o ningún partido por temporada”, apunta el propio Linares, aunque sus registros permanecieran en el anonimato hasta hace un lustro, cuando “al llegar a categorías nacionales, se dio un poco a conocer”.
Curtido en el fútbol formativo del Polideportivo Ejido, Javier Linares aprendió el oficio de futbolista desde el centro de la zaga, actuando como líbero. “Por esa época, en la cantera del Poli Ejido, se jugaba con la figura del líbero. Entonces, me fijaba en Iván Helguera; inteligente atrás, un jugador de mucho coraje, de mucha lucha. Era lo que más me gustaba de él, cómo vivía el fútbol. Los futbolistas que ves que se lo dejan todo en el campo son los que siempre me han llamado la atención”, argumenta, mientras señala que el salto al carril diestro lo dio “después de la etapa juvenil, con 18 o 19 años”.
Dejaba atrás el fútbol base para iniciar una carrera por distintos clubes de Tercera División, en los que, bajo los mandos de cualquier entrenador, en la circunstancia que fuera y sin importar los colores que defendía, siempre ha sido fundamental en cualquiera de los clubes por los que ha pasado. Daba igual si en el Berja, el Vícar, el Crevillente o el Huércal-Overa, los partidos que se perdía Linares en cada temporada no sumaban ni los dedos de una mano; de hecho, a veces ni sumaban. El truco, su truco, “cada lunes empezar la semana con más fuerza, intentar aprender de errores anteriores y trabajar para ser titular en el partido del siguiente domingo”. Así de simple lo explica, ahuyentando egos y honores, y escudándose, en parte, en la suerte cuando se le pregunta por su secreto, por los méritos y por el trabajo que le han llevado a ser el hombre récord del fútbol español. “Te tiene que acompañar la suerte; la suerte de que te respeten las lesiones, que te respeten las sanciones, que los entrenadores aun siendo diferentes decidan apostar por ti”. Aunque no considera el azar el único culpable de su éxito, porque, “aparte de todo eso, sobre todo tienes que tener pasión por el fútbol, tienes que vivirlo. El fútbol no es ir el domingo a la hora del partido y jugarlo; lo tienes que estar viviendo desde que empieza la semana”.
Así, con esa filosofía por bandera, apelando también al “trabajo invisible”, es decir, “cuidarse durante toda la temporada”, sus minutos sobre el césped comenzaron a cobrar cierta repercusión cuando, en la 2014-15, no se perdió ni un segundo en todos los partidos que jugó su equipo, el Crevillente Deportivo, aquel curso en el grupo VI de la Tercera División española. Marchó al Huércal-Overa, del grupo XIII, y más de lo mismo. En cada pizarra del entrenador estaba su nombre y cada encuentro acababa con Linares, insustituible, sobre el terreno de juego. Tras aquella breve etapa, regresó a las filas del Crevillente para repetir pleno de minutos. “Llegar a un estadio de fuera y que aficionados rivales sepan perfectamente quién soy, mi historia, o que incluso por la calle gente desconocida diga: ‘Hostia, es el hombre récord’, eso, para mí, es algo muy grande”, comenta el lateral diestro sobre la fama que se ha ganado en un fútbol que esquiva lo mediático para premiar, por encima de todo, el trabajo de tipos como Javier Linares.
Y de comenzar a hacerse un nombre al Motril, donde más cerca ha estado de jugar en Segunda División B, una categoría que aún no conoce y que, aunque no es una obsesión para él, se marca como objetivo. “No voy a parar de trabajar para conseguirlo, pero sí que, sin ser un sueño, sería algo muy grande pisar la Segunda División B. Y si fuera con mi actual club, mejor todavía. La guinda a lo que me falta en el fútbol”. Una guinda que cerca estuvo de postrar sobre el pastel hace dos cursos, en la 2017-18 -temporada en la que únicamente se perdió un partido por sanción-, cuando a falta de una sola jornada el Motril tenía a tocar el play-off de ascenso a Segunda B y un gol visitante, del Huétor Tájar, a apenas diez minutos de finalizar el choque, truncó el sueño del conjunto motrileño. “Fue la derrota que más me ha dolido desde que empecé a jugar al fútbol siendo un niño”, reconoce. Pero, sabedor de que el fútbol siempre regala nuevas oportunidades, Linares no es de los que pierden la fe y la voluntad de seguir intentándolo: “el verano pasa, descansas, desconectas, y vuelves a empezar otra temporada con las mismas ganas y la misma ilusión de hacer algo grande”.
“Aun sin haber llegado al fútbol profesional, puedo decir que el fútbol me ha regalado estas anécdotas, esta historia tan bonita de ser el hombre récord del fútbol español”
Este último curso, en el que Linares no se perdió ni un encuentro, el Motril volvió a dar guerra, batallando durante todo el año en la parte noble de la tabla. Lideró la clasificación en los primeros compases de la temporada, pero un bajón sufrido a partir de la décima jornada les distanció de la pelea por meterse en la promoción de ascenso a la categoría de bronce. Quedaron sextos, a trece puntos del play-off en esa ocasión. Otra vez a las puertas de una meta que, en este curso que recién acaba de comenzar, volverán a tratar de alcanzar. “El objetivo del equipo es jugar el play-off y después intentar subir, que ya sabemos cómo son los play-offs. Y el mío, intentar seguir mejorando cada semana e intentar ser titular cada domingo”, asegura Linares acerca de los propósitos del Motril, en conjunto, y los suyos.
De momento, la campaña ha iniciado de la mejor manera para Linares y sus compañeros. Pues, con dos jornadas disputadas, el Motril solo conoce la victoria tras estrenarse a domicilio con un 0-2 ante el Loja y repetir triunfo en casa, delante de su afición, por 2-1 contra el Real Jaén. Un arranque esperanzador para el Motril y para Javier Linares, un futbolista que, por mucho que no cobre millones ni cope portadas, tendrá un lugar en la historia por ser la regularidad personificada sobre un campo de fútbol, por su sacrificio, por su pasión por este deporte y por ser el hombre que más minutos ha disputado en todas las categorías nacionales en estos últimos cinco años. “Aun sin haber llegado al fútbol profesional, puedo decir que el fútbol me ha regalado estas anécdotas, esta historia tan bonita de ser el hombre récord del fútbol español”.