En Bilbao hay motivos para la ilusión. Tras romper una sequía de 40 años sin ver la Gabarra navegar por la ría, el optimismo se ha disparado. En octavos de la Europa League, cuya final se celebra en San Mamés, y cuartos en la Liga, a tan solo seis puntos del liderato, los ‘Leones’ viven inmersos en un sueño protagonizado por los hermanos Williams y Oihan Sancet, máximo goleador español de Primera División. Sin embargo, en esta película hay un ‘Teniente’ que, alejado de los focos, se antoja clave para que la obra del Athletic Club termine con final feliz: Dani Vivian.
El zaguero de 25 años desprende aroma ochentero dentro del terreno de juego. “Es un central clásico, con mucho físico, envergadura y propenso al choque, pero que no tiene mal toque de balón. Además, es un futbolista con una capacidad defensiva espectacular en todos los aspectos: a campo abierto, al corte, anticipándose al delantero…”, explica a Panenka Hadi Anani, periodista que cubre la actualidad del equipo rojiblanco en La Cantera de Lezama. Fuera del campo, Vivian se aleja del prototipo de jugador moderno. No tiene tatuajes, es amante del rock español y estadounidense, especialmente de las canciones de Bruce Springsteen, disfruta de la lectura para desconectar y compaginó sus primeros años de carrera futbolística con un grado en Contabilidad y Finanzas.
Para entender la mentalidad del internacional español hay que remontarse a 2008, cuando empezó su vínculo con el fútbol a los nueve años en el San Viator de Vitoria-Gasteiz, su ciudad natal. Desde entonces, Vivian compatibilizó el balompié con el judo, y pasó por tres clubes distintos hasta su etapa como juvenil, en todos ellos jugando como centrocampista. En 2009 ingresó en la cantera del Deportivo Alavés, donde estuvo dos temporadas antes de marcharse al CD Lakua. Posteriormente, en 2012, recaló en el CD Ariznabarra, donde se asentó durante tres años. El sueño del vitoriano era vestir la camiseta del Athletic, y sabía que las oportunidades en Álava iban a ser limitadas, pues el nivel del fútbol base no era comparable con el de Vizcaya.
Vivian rehúye del prototipo de jugador actual: no tiene tatuajes, es amante del rock y en las concentraciones lleva consigo libros para evadirse del fútbol
En 2015, con 16 años, se incorporó al Juvenil C del Santutxu, donde coincidió con Ibai Gómez, quien por entonces entrenaba al equipo. “Era increíble ver cómo atendía, con qué ganas entrenaba, la evolución que tenía de un día para otro… No parecía un chico de 16 años, sino de 25”, recuerda el exfutbolista. Afincado con su familia en Vitoria, Vivian tenía que trasladarse tres días a la semana a Bilbao para entrenar. Por la mañana estudiaba en su ciudad natal y por la tarde entrenaba en Santutxu. “Mi día a día era salir de casa a las siete y media de la mañana y llegar sobre las diez de la noche. Estaba en primero de bachillerato y siempre tenía deberes”, comentó el central en un evento de la fundación Gazte Change. Todo ese esfuerzo tuvo recompensa.
Su gran temporada a las órdenes de Ibai Gómez le permitió firmar por la cantera del Athletic en 2016. Pese a ser juvenil de segundo año, nada más llegar a Lezama formó parte del Basconia, el segundo equipo filial de los ‘Leones’. Tras dos cursos en Tercera, promocionó al Bilbao Athletic en la 18-19, disputando 32 choques en la extinta Segunda B. Sin embargo, su progresión se vio frenada por problemas de espalda en la 19-20, que lo mantuvieron alejado de los terrenos de juego. Solo pudo vestirse de corto en doce ocasiones con el filial rojiblanco, pero desde el club tenían plena confianza en él. “No recuerdo que hubiese muchas dudas sobre Dani Vivian, porque en el Athletic no se suele medir a un jugador por su rendimiento en el filial, sino por la proyección que puede tener en el primer equipo”, declara Anani a Panenka.
Cuando llega al Mirandés para jugar en Segunda, sus compañeros lo eligen capitán, a pesar de ser un futbolista cedido y de solo 21 años
Después de una temporada marcada por las lesiones, en verano de 2020, el zaguero de 1,84 metros decidió emprender un viaje de ida y vuelta a Miranda de Ebro, donde participó en 32 duelos en la categoría de plata. “La cesión en el Mirandés fue espectacular. Con ese préstamo, Vivian se dio cuenta de que tenía liderazgo y se convirtió en un futbolista más completo. Representa la evolución de los canteranos del Athletic de ser ‘cachorros’ a ‘leones’”, subraya Anani. A pesar de ser un futbolista cedido y de solo 21 años, sus compañeros lo eligieron capitán del equipo.
Tras su sobresaliente campaña en Segunda, Marcelino decidió confiar en él. El 16 de agosto de 2021, con 22 años, debutó con el primer equipo ante el Elche. En su campaña inicial con los ‘grandes’ jugó 27 partidos entre todas las competiciones. No obstante, se terminó de asentar en la 22-23, curso en el que empezó de titular en 32 de los 36 encuentros que disputó, aprovechando los problemas musculares de Íñigo Martínez y la llegada de Ernesto Valverde al banquillo. “Cuando estaba con Marcelino era el tercer central, que pintaba bien, pero seguía por detrás de Íñigo y Yeray. Con Valverde, Vivian asume un rol principal. Además, el juego del ‘Txingurri’ le favorece, porque los centrales están muy expuestos y él es un corrector nato”, detalla Anani.
El año pasado, ya sin la competencia de Íñigo Martínez, alcanzó su récord de 40 partidos jugados, 37 de ellos como titular. Su campaña fue sensacional, lo que le permitió renovar su contrato hasta 2032 con el conjunto bilbaíno. Además, culminó la temporada con la conquista de la Copa del Rey, donde ejerció de capitán en la sombra. “Contra el Mallorca, en la final de Copa, en la charla antes de la tanda de penaltis, Vivian se puso la mano en el pecho, se golpeó y gritó: ‘Somos el Athletic’. Un gesto muy llamativo que refleja su liderazgo”, explica el periodista.
“Como defensor no he visto nada igual, y eso que hay buen recuerdo de centrales como Laporte. Pero conforme pasan las jornadas, Vivian cada vez rinde mejor”
Este año va camino de superar su propio récord de encuentros. En todas las competiciones suma ya 32 choques, convirtiéndose en el comandante de la retaguardia y en uno de los mejores zagueros de la Liga. “Como defensor no he visto nada igual, y mira que hay buen recuerdo de centrales como Laporte. Vivian combina físico, capacidad defensiva y liderazgo en un estilo de juego arriesgado como el del Athletic, lo que le permite recuperar hasta 20 balones por partido. Conforme pasan las jornadas, cada vez rinde mejor”, afirma Anani.
Su evolución no ha pasado desapercibida para Luis de la Fuente, quien lo hizo debutar con la selección española en marzo de 2024, en un amistoso contra Colombia. Con la ‘Roja’ suma ocho internacionalidades y una Eurocopa, en la que jugó dos encuentros, uno como titular ante Albania en la fase de grupos y 32 minutos en la semifinal contra Francia. “Si lo comparamos con centrales como Laporte o Cubarsí, se nos queda por debajo a la hora de sacar la pelota, pero con continuidad puede ser vital. En un futuro próximo puede ser titular con España”, concluye Anani.
Dani Vivian es un zaguero de los de toda la vida: físico, aguerrido y contundente, pero que no rehúye sacar el balón desde atrás. Un futbolista alejado de los focos que brilla con luz propia en un ecosistema que le va como anillo al dedo. Las probabilidades de que los aficionados del Athletic vean desfilar la Gabarra por segunda vez consecutiva aumentan si el ‘Teniente’ sigue salvaguardando La Catedral de San Mamés.
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Fotografía de Getty Images.