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Cuando el Barça fichó “el jugador más grande de todos los tiempos” pero solo pudo disputar amistosos

Héctor Scarone fue el estandarte de la selección uruguaya que maravilló al mundo. En 1926 se vistió de azulgrana, pero una serie de trabas le impidieron brillar

Mucho tiempo atrás. Antes de Maradona y de Cruyff. También de Kubala y de la tentativa sobre Di Stéfano. Hace ya casi un siglo, el FC Barcelona fichó por primera vez al mejor futbolista del mundo.

Fue en 1926 cuando a la Ciudad Condal llegó Héctor Scarone (Montevideo, 1898). Un atacante al que “se llamó Mago por su juego sorprendente. Su genio radicaba en la jugada imprevista y la capacidad para resolver situaciones decisivas”. Eso escribieron sus contemporáneos. Un mago cuyo talento anidaba en lo imprevisible, por lo que en el corazón mismo del juego.

La Uruguay de Scarone, una gran selección

En los años 20 del siglo pasado, Uruguay era la selección más destacada del panorama futbolístico. Jugaba como ninguna y así ganó varias Copas de América. Sus integrantes se colgaron el oro en los Juegos Olímpicos de París’24 y Amsterdam’28, precursores de los campeonatos mundiales. Dirigidos por Alberto Suppici, para 1930 los ‘Charrúas’ se hicieron también con la primera Copa del Mundo.

En aquellos equipos, jugando por delante del ‘Mariscal’ Nasazzi y del centrocampista Andrade, Scarone era la principal figura. Su compañero de ataque en el seleccionado celeste, el interior izquierda Pedro Cea, salió segundo máximo goleador del Mundial Uruguay’30. Dicen que se entendían con olerse.

Ya en 1962, Cea afirmó que Scarone era “el jugador más grande del mundo de todos los tiempos”. Cabe recordar que, para entonces, Di Stéfano había ganado cinco Copas de Europa y Pelé dos Mundiales. Sabido es que los uruguayos son tan patriotas como cualquiera e incluso un poco más. Pero las palabras de Cea sobre Scarone, por tendenciosas que parezcan, no dejan de encerrar verdad. Independientemente de su nacionalidad, quienes lo vieron jugar coinciden en que Scarone fue un futbolista único.

El Barça de Scarone, un gran equipo

Por su parte, la década de 1920 es considerada la primera edad dorada del Barça. En esos años no había Liga -se creó en 1928-, pero el club consiguió casi todos los torneos de la región y cinco nacionales. Fue el mejor equipo de España. Cualquiera hubiese apostado su alma a que el grupo formado por Platko, Walter, Planas, Sancho, Torralba, Carulla y compañía hubiese dominado Europa. Sin embargo, el continente carecía de competiciones oficiales para demostrarlo.

En el sistema de juego 2-3-5 usado en la época, el frente ofensivo barcelonista era de excepción. La ‘Bruja’ Piera y Sagi-Barba en los extremos, Samitier y Paulino ‘Romperredes’ por dentro. Acaso solo Vinyals y el naciente Arnau, ocupantes del puesto de interior derecha, aun siendo grandes jugadores, no fueron estrellas.

Para organizar el mejor ataque a cinco que hubiesen conocido los estadios, la junta directiva ‘culé’ fichó al por entonces cuatro veces máximo goleador del campeonato uruguayo. Fue tras verlo jugar en Les Corts. El partido de la Copa Alfa Romeo que midió a Barça y Nacional, el domingo 12 de abril de 1925, acabó con empate a dos y Scarone como estrella. En la prensa local, el gol del empate se escribió así: “Scarone ha recogido el balón y ha evitado con gran serenidad a Walter, lanzando un buen shoot, tan bien esquinado que Platko no pudo parar por lanzarse hacia el balón cuando este ya ha entrado en la red”.

Tanto los aficionados que acudieron al estadio como los miembros del club no olvidarían su actuación. “Dada la impresión que nos causó el once uruguayo en los juegos de París, se comprenderá que realzar la valía de uno de sus componentes no es desmejorar el valor de los restantes. Así pues, en el maravilloso quinteto atacante uruguayo destacó de modo excepcional ante nuestros ojos su interior derecha Scarone, cuyo juego superó al más acabado y perfecto que habíamos presenciado hasta entonces”, redactaron en Mundo Deportivo.

Meses después Scarone volvería a jugar en Barcelona, con motivo de la Copa González Byas, con similar desempeño. Y para principios de año los directivos del Barça acometería su contratación.

El Barça ficha al crack del momento

Aun con las giras intercontinentales aventuradas por equipos sudamericanos, eran tiempos de fútbol costumbrista. Por ello, pocos catalanes vieron en acción al jugador que estaba por llegar. Pero circulaban noticias y voces que destacaban las capacidades de Scarone.

En la época, el gran defensor ‘charrúa’ Orestes Díaz jugó para el Red Star francés y se enfrentó a Samitier y Scarone. Preguntado por ambos, no dudó en referir su “excepcional categoría”, pero destacó a Scarone como un jugador “más completo”.

El uruguayo Julio Bayce fue futbolero, escritor y periodista referencial de su país buena parte del siglo XX. Una vez retirado el delantero, sobre él escribió lo siguiente: “La grandeza de Scarone radicaba en su dominio absoluto de todos los fundamentos del fútbol. Era ágil y veloz, jugaba con ambas piernas, driblaba con sobriedad pero podía hacerlo con lujo. Shoteaba con fuerza y asombrosa dirección. Tiraba los córners desde las dos puntas con pierna cambiada. Nadie tiraba mejor los tiros libres ni los penales. La precisión de sus tiros se hizo legendaria. Pasaba también con precisión. Preciso e inesperado, nada convencional, así era su pase. Jugaba el pase corto para armar el juego, pero era un maestro en el pase largo, arriesgado, incisivo para la cortada o el desborde. Sorprendía con una pelota sin destino aparente, pero a cuyo extremo aparecía un compañero solo en frente de la defensa rival. Veía donde nadie había visto. Y cabeceaba con fuerza. Saltaba en el sitio exacto y un segundo antes que su adversario. Luego se mantenía como suspendido en el aire, hasta que asestaba su golpe. A pesar de su baja estatura (1.75), era temible en el área”.

Asimismo, el uruguayo Piendibene, uno de los primeros delanteros centro cuya obra logró perdurar en el tiempo, dijo sobre Scarone que “hay que colocarse en el área y cabecear como cabeceaba Rasquetita”. Con todas esas cualidades, podría decirse que en Héctor Scarone se condensaba el fútbol mismo.

A inicios de 1925, el Barça había ganado de nuevo el Campeonato de España. Era un equipo en plenitud, pero durante la siguiente temporada contrató a Scarone sin dudarlo. El primer gran fichaje internacional contaba 27 años y estaba en plena madurez futbolística.

En un mundo de complejas conexiones, Scarone desembarcó en Barcelona del buque Re Vittorio el lunes 15 de febrero de 1926, con ansias de expandirse. A priori, llegaba para ejercer ora de futbolista ora de entrenador, según publicaron los diarios catalanes un mes antes. Sin embargo, finalmente la dirección del equipo la tomó el austríaco Jack Domby. Según Mundo Deportivo, “al parecer, a la llamada de Scarone ha precedido un informe en cuanto al estado de forma de dicho jugador así como también a su idiosincracia. Y si en lo primero ha sido plenamente satisfactorio, en cuanto a las condiciones que como entrenador pudiera reunir el uruguayo no ha sido tan diáfano. Ello, unida a la magnífica impresión causada por el juego de uno de los últimos equipos de los imperios centrales que nos ha visitado, producto de la eficaz actuación de su entrenador, probablemente ha inclinado la balanza (…)”.

Con Domby al mando, el equipo ganó todos los partidos del campeonato de España finalizado en mayo de 1926. Sin embargo, Scarone solo pudo jugar amistosos.

Su debut llegó el 21 de febrero, en un partido contra Osasuna. “La presentación del olímpico Héctor Scarone en las filas azulgranas presta al match un realce inusitado”, se leyó en la prensa.

 

Scarone siguió sin jugar más que amistosos. Muchos de ellos con el equipo reserva, en los que deslumbraba. Anotó una media de un gol cada dos partidos. En la época se daba bastante importancia a los amistosos, pero la historia los olvida

 

Scarone se estrenó como centrocampista, en lugar del ídolo Sancho. Las contribuciones al juego desde este puesto le eran extrañas. No obstante, el Barça ganó 5-1 y la crónica de Mundo Deportivo habla por sí sola del nivel ofrecido: “Sabemos hasta donde llega su calidad. Tenemos formada nuestra opinión sobre el valor técnico de dicho elemento. El Scarone que conocíamos juega en ataque, ayer jugó de medio centro. Sus grandes movimientos de lucimiento fueron cuando, dominando el Barça, pudo contribuir al sostenimiento del dominio, pasando magníficamente a los delanteros. (…) Scarone brilló no dejándose arrebatar el balón”.

En el desenlace de la crónica, el redactor acusaba a Scarone de no defender demasiado, consigna clara para ese puesto. Algo que Bayce, cuando se refiere al futbolista, pone en duda: “Scarone iba y venía en la cancha (jugó varias veces de medio derecho), defendiendo, haciendo juego y llegando al área rival con sus tiros”.

No obstante, es innegable que el plano defensivo no era la especialidad de Scarone. Como no lo sería luego de ninguno de los considerados cinco grandes. Sin embargo, la polivalencia del uruguayo le permitía destacar en multitud de facetas.

Su facilidad para identificar y descubrir todos los entresijos del juego ofensivo la resumió Bayce del siguiente modo: “Scarone era un entreala [interior] creador, pero que también podía resolver por sí mismo la jugada”. Esa resolución de jugada se tradujo en alrededor de 350 goles en su carrera.

“Fue goleador en sus comienzos”,  continúa Bayce. “Jugó para Petrone [delantero centro de Uruguay] en el 23 y en el 24. Lesionado ‘Petrucho’, reasumió su función como goleador en la gira del 25. Jugaron para él en el 28. Jugó para todos en el 30. Afiligranado con Anselmo. Contundente con Petrone, la carrera de este fue en gran parte obra suya”.

A su llegada al Barça, sucedía que era aquel un fútbol español que se debatía entre el amateurismo y el profesionalismo. En el reglamento se podían leer extractos como el siguiente del artículo 23: “Los jugadores extranjeros podrán inscribirse como amateurs y jugar en partidos de campeonato de España cumpliendo los requisitos establecidos en el reglamento de la Real Federación Española de Fútbol, pero solo podrán escribirse como profesionales y jugar en partidos del campeonato de España los extranjeros que en el momento de aprobarse este reglamente tengan su inscripción registrada en la Federación Nacional o en las regionales, siempre que la inscripción como profesionales sea después de dos años de residencia”.

En el desenlace de la temporada, Scarone no pudo ser inscrito por problemas con el pase federativo. El 22 de marzo de 1926, el diario local publico la siguiente noticia: “El público catalán ha visto ya a Scarone actuar en Les Corts -amistosos-. Según la RFEF, Scarone no podía jugar aún. Nuestro Comité Nacional debía conceder el permiso para el que faltaban aún algunos requisitos, entre ellos, al parecer, algunos informes que debería mandar la Federación Uruguaya. Tanto es así que se recibió, a principios de semana, en la Federación Catalana un telegrama de la Nacional, advirtiendo que el Barcelona debería abstenerse de alinear a Scarone hasta que no le diera permiso la RFEF. Dicho permiso llegó el jueves y por eso Scarone puede jugar en Castellón -amistoso-“.

Sin embargo, Scarone siguió sin jugar más que amistosos. Muchos de ellos con el equipo reserva, en los que deslumbraba. Anotó una media de un gol cada dos partidos. En la época se daba bastante importancia a los amistosos, pero la historia los olvida. “El título olímpico me envanece un poco. Sería tontería el decir que las condiciones con que vine al Barcelona me hacían creer que el papel que se me reservaba era más que el de un jugador de recurso”, apuntaba el crack.

Se escribió entonces que firmar un contrato profesional para los siguientes años impediría a Scarone ser parte de la selección en las convocatorias que comprometieran a su club. Para desgracia del Barça, Uruguay tenía que disputar el Campeonato Sudamericano de Selecciones -actual Copa América- de Chile en octubre de 1926. Luego volvían los Juegos Olímpicos, para 1928. Y jugar para la ‘Celeste’ no era tema a debatir. “Yo pensaba en mi patria, en que pronto vendrían las Olimpíadas y en que debía vestir la camiseta celeste. Pensé en Nacional, mi club de corazón, y decidí no firmar”, declararía más tarde. El contrato ofrecido para seguir en el Barcelona era por cinco años. Uruguay ganaría ambos trofeos con Scarone como parte del combinado nacional y no del club catalán.

Ante su inminente salida, Scarone diría haber “jugado donde y como me hubieran dicho, con el mismo entusiasmo en el Campeonato que fuera de él, en el primer equipo como en el reserva, el tercero o el cuarto. Si hubiese sido en el primer equipo y en los campeonatos, contribuyendo en mayor gloria al club, pues mejor. Pero si ello no hubiera sido posible, habría jugado igual, como lo he hecho ya en muchas ocasiones. Mi placer solo habría sido jugar”.

Scarone abandona el fútbol español

Ya en pretemporada del curso 26-27, el partido de preparación disputado contra el Europa se esperaba como el último de Scarone como culé. En la prensa se leyó: “No puede negársenos que ver jugar a Scarone su último partido en España tiene un aliciente formidable”. En lo emocional, fue un mensaje coincidente con todo lo que se dijo de Scarone tras cada partido jugado. La admiración hacia su fútbol fue unánime.

Como el cronista avisaba, el 5 de septiembre de 1926 Héctor Scarone se vistió de azulgrana por última vez. En su despedida, dejó las siguiente palabras: “Cuando por primera vez vine a Catalunya, quedé ya prendado de esta tierra. Será macana pura cuanto se hable acerca de las causas de mi partida, como no sean las de orden familiar, únicas que las motivan. Ni desacuerdo con el Barcelona, ni nostalgia de mi país, ni descontento por jugar o no jugar el campeonato, o en tal equipo u otro. Me voy, al contrario, muy pesaroso. Tengo entendido, además, que de haberme quedado en España habría podido jugar el campeonato de Catalunya. Pero, aunque así no hubiera sido, he tomado tan gran afección a este país que mi lucimiento personal y mi mayor o menor prestigio futbolístico no habría sido lo que más me importara”. Algo que confirmaba su compañero Samitier al decir que “Scarone es un jugador extraordinario que vuelve a Montevideo por causas familiares”.

El delantero regresó a Nacional. Pero aún tendría otra experiencia en Europa, concretamente en Italia. En el imponente Società Sportiva Ambrosiana -actual Inter de Milán- de inicios de los treinta. En aquel equipo compartió ataque con otro de los mejores delanteros de la historia. Un Giuseppe Meazza que, como todo el que disfrutó de su fútbol, no tuvo reparos en afirmar que “Scarone fue uno de los jugadores más fantásticos vistos en Italia”.

 


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