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Cinco motivos por los que amar a la afición escocesa

Durante la Eurocopa, ningún grupo de seguidores destaca más que la festiva ‘Tartan Army’, con 200.000 desplazados a Alemania. ¿Qué los hace tan únicos y queridos?

Insistencia y entrega

Escocia disputa su segunda Eurocopa consecutiva. Un logro importante para una nación que pasó más de dos décadas sin participar en los grandes torneos internacionales. Desde 1998 hasta 2020, la selección parecía atrapada en las fases clasificatorias, encadenando derrotas humillantes para este país con una tradición futbolera tan arraigada. Sin embargo, el apoyo de la afición escocesa no menguó. Los más mayores soñaban con volver a ver a su equipo nacional compitiendo en la élite, mientras las nuevas generaciones se preguntaban cómo sería eso de vivir una Eurocopa o un Mundial. En la Euro de 2020 llegó el ansiado regreso de la ‘Tartan Army’ y sus gaitas. Pese a las advertencias del Gobierno escocés respecto a la pandemia de Covid-19, unos 22.000 aficionados se desplazaron a Londres para presenciar el Inglaterra-Escocia de la fase de grupos. Tan sólo 2.600 de ellos tenían entradas para acceder al estadio, pero qué importa eso si has esperado más de 20 años. Este verano son unos 200.000 (el país tiene apenas 5,4 millones de habitantes) los que han viajado a Alemania para disfrutar de una fiesta sin restricciones. Aunque el torneo acaba de empezar, las celebraciones ‘gaiteras’ ya están dejando imágenes icónicas. Qué aburridas debieron ser esas dos décadas sin ellos.

No Scotland, no party

Si te gusta la fiesta, te gustan los escoceses. Sobre todo los que forman parte de la ‘Tartan Army’, el ‘ejército’ de aficionados que acompaña a su selección vaya a dónde vaya, siempre con una bebida en la mano, una falda de tartán y una bandera a modo de capa. En esta Eurocopa de 2024, la previa del Alemania-Escocia inaugural parecía un festival o una despedida de soltero en masa. Pocas horas después de la llegada de los primeros escoceses a Múnich, algunos bares del centro de la ciudad se quedaron sin cerveza. Y la cerveza, justamente, no es algo que suela escasear en Alemania. Si te gusta la música, también te gustan estos hooligans risueños. No Scotland, no party, la canción del artista Nick Morgan que en realidad es una versión de La mano de Dios del argentino Rodrigo Bueno, ya se ha convertido en un himno del torneo. Además, donde esté la ‘Tartan Army’ estarán las gaitas, como si de una batalla en las Highlands se tratara. Los escoceses no suelen ganar muchas batallas sobre el terreno de juego, pues nunca han pasado de una fase de grupos en ninguna gran competición. Ahora bien, en los pubs y en las calles son invencibles.

¿Violencia? ¡No somos ingleses!

Si algo caracteriza a la afición escocesa es su aversión a Inglaterra y los ingleses. El ‘Auld Enemy’, el ‘viejo enemigo’. La disputa entre estas dos naciones es el clásico más longevo del fútbol, y fuera de los estadios, el enfrentamiento continúa. Pero no en forma de batallas campales ni agresiones entre fans, ya que los escoceses reniegan de la violencia para que nadie se atreva a pensar que se parecen a los ingleses, habitualmente considerados más agresivos. La ‘Tartan Army’ es conocida como uno de los colectivos más simpáticos del deporte. En la fase de grupos de la Euro 2020, Escocia logró un empate sin goles ante el ‘viejo enemigo’. Como no podía ser de otra manera, el resultado fue una enorme fiesta ‘gaitera’ en Leicester Square que duró toda la noche. Lo curioso fue ver cómo, a la mañana siguiente, varios escoceses resacosos volvían a la plaza londinense para recoger la basura que habían dejado tras su paso. La BBC relató que la celebración había transcurrido sin grandes problemas. “Aunque se han entonado algunos cánticos ofensivos contra Inglaterra y los aficionados han puesto un cono de tráfico en la cabeza de una estatua de William Shakespeare”, informaba la cadena. En 2002, el Comité Olímpico belga entregó al ‘ejército’ de aficionados el premio Fair Play tras su visita a Bruselas durante la fase clasificatoria para el Mundial. Escocia no logró asegurar la plaza, pero por lo menos nadie se atrevió a compararlos con los ingleses.

Desplazamientos solidarios

Por ver a nuestro club o a nuestra selección, algunos estamos dispuestos a pasar por mil periplos. Horas de viaje en cualquier medio de transporte, alojamientos precarios y un esfuerzo económico importante son algunos de los sacrificios que acepta el seguidor más entregado. Los escoceses no son la excepción, y además aprovechan sus aventuras para sumarse a causas sociales. Craig Ferguson, un joven camarero de 20 años, decidió desplazarse a la Eurocopa 2024 a pie. Partió del estadio de Hampden Park, en Glasgow, y recorrió más de 1.600 kilómetros a través de Escocia, Inglaterra, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Alemania hasta llegar a Múnich a tiempo para presenciar el duelo inaugural contra la selección anfitriona. El objetivo del proyecto no era solo acudir a un partido de fútbol, sino recaudar dinero para Brothers in Arms, una ONG de Glasgow especializada en salud mental masculina. Ferguson no fue el único viajero solidario. Otro grupo de aficionados ‘tartanes’ adquirió un viejo y destartalado coche por 400 libras (inicialmente el precio era de 700 libras, pero a la propietaria le pareció justo rebajarlo si iba a estar al servicio de la ‘Tartan Army’). Lo repararon, le añadieron banderas escocesas y un lema que decía: “La mano de Dios. Diego Maradona, leyenda”, y emprendieron la travesía de 56 horas rezando porque al vehículo no se le cayera ninguna pieza por el camino. El propósito era similar: ayudar a la ONG de prevención del suicidio Mikeysline. Ya que nos pegamos la paliza, que sirva para algo más.

Humor escocés

El fútbol nunca ha sido un deporte especialmente solemne, pero el escocés lo es aún menos. Para ellos, se trata de una celebración, aunque los resultados den pocos motivos para festejar: es humor y saber reírse de uno mismo; es salir de fiesta después de perder por 5-1 en el primer partido de una Eurocopa. La afición escocesa es consciente de que actualmente no cuenta con la mejor selección. “Sabemos que no somos Argentina”, berrean, y entonan “No Scotland, no party” mientras suenan las gaitas y alguien coloca un cono de tráfico sobre la cabeza de William Shakespeare. Si ya están así cuando pierden, no queremos imaginar qué pasará el día que empiecen a ganar sobre el terreno de juego. Porque fuera de él, nadie se lo pasa mejor que ellos. Y eso ya es una forma de ganar.

 


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Fotografía de Getty Images.