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Abdel Barrada: Una revelación en Tarragona

El futbolista marroquí que despuntó años atrás con el Getafe será una pieza clave en esta segunda mitad del curso en el que el Nàstic luchará por la permanencia

Un año complicado el que se está viviendo en la ciudad de Tarragona. Por lo menos, en el panorama balompédico. La ciudad, ataviada con diferentes monumentos romanos como el anfiteatro o la plaza del fórum, ve cómo su club parece estar compitiendo semanalmente, a vida o muerte, en la arena de los clásicos circos de la época. El Gimnàstic ocupa la última plaza de la tabla en Segunda División y durante la primera mitad del campeonato tan solo ha sumado 16 puntos. Por ello, y quién sabe si después de algún rezo en la imponente catedral de la ciudad, en el Nou Estadi ha aparecido una revelación. No es un santo, ni mucho menos, aunque se puede consagrar como tal si consigue que su nuevo equipo recorte los siete puntos que le alejan de la permanencia. A Tarragona ha llegado Abdel Barrada.

Franco-marroquí de origen bereber nacido hace 29 años en Parvins, comenzó su carrera sobre los verdes en el Sénart-Mossy, un modesto equipo del Championnat National 3 -quinta división francesa-, antes de enrolarse en el filial del París Saint-Germain. Allí, el futbolista de corte ofensivo creció durante tres temporadas sin llegar a debutar con el primer equipo parisino. Por ello, y ante la falta de oportunidades en la élite, decidió cambiar de aires en 2010. Una llamada desde Madrid y las clásicas negociaciones entre futbolista, agentes y directivos acabaron con Barrada en el filial del Getafe. Tras una temporada en la que anotó cuatro goles en 32 partidos, dio el salto al primer equipo en la campaña 2011-2012. No obstante, y a pesar de debutar en Primera División, el centrocampista mantuvo la ficha del filial durante esa campaña. Ya en su primer año, el jugador demostró descaro, visión de juego y sorprendió con buenas internadas, directo hacia la portería. En los 33 partidos que saltó al césped, anotó cuatro goles y regaló otros dos. Además, ese mismo año debutó con la selección absoluta de Marruecos, tras descartar la posibilidad de hacerlo con los combinados nacionales de Francia y Escocia.

Sus buenas actuaciones permitieron a Barrada consagrarse como un fijo en las alineaciones azulonas de Luis García y en la temporada 2012-2013 fue elegido como el futbolista revelación de La Liga tras anotar otros cuatro goles y dar siete asistencias. En esos dos cursos, el Getafe mostró un buen nivel de juego y acabó en la décima y undécima posición, respectivamente. Pero ahí acabó su etapa en el campeonato español. En total, al término de esas dos campañas que jugó en el club del Coliseum, el futbolista disputó 64 partidos y anotó ocho goles. Una buena oferta del Al-Jazira llevó al mediapunta a los Emiratos Árabes. Tan solo permaneció un año balompédico en las cálidas tierras de Oriente Medio pero fue suficiente para volver a despertar el interés europeo. Sus once goles en los 26 partidos que disputó con la zamarra blanca del club llevaron al Olympique de Marsella a apostar por sus servicios como recambio de Valbuena.

La temporada no fue como él hubiese imaginado. Una grave lesión mantuvo a Barrada en el dique seco durante seis meses. Tras arrancar su etapa en el país galo con una cierta continuidad, unos problemas en el abductor le apartaron de los terrenos de juego desde diciembre hasta mayo. Durante ese primer curso, el jugador tan solo disputó diez partidos entre liga y copa, dejando un único gol en los registros. Sin embargo, su suerte cambió en su segundo año. Su participación fue en aumento y disputó 35 partidos en total, con dos goles y nueve asistencias en su haber, y cuajando una temporada más que notable. Pero ese año, y al igual que ocurriese en Getafe, a pesar de ser una de las piezas importantes de la plantilla Barrada decidió regresar a los Emiratos Árabes. Esta vez se enroló en el Al-Nasr de Dubai y anotó ocho goles en 33 partidos. No era amante, el centrocampista, de permanecer durante largos periodos de tiempo en un mismo club. Por ello, al finalizar su segunda temporada compitiendo en la Liga Árabe del Golfo se marchó a Turquía. Más concretamente, a la ciudad de Antalya. La afición que vio y celebró hasta hace poco los goles de Samuel Eto’o esperaba ahora la depurada técnica del centrocampista. No obstante, sus participaciones en el Antalyaspor fueron testimoniales por culpa de una lesión que le apartó del verde durante más de un mes. Tan solo nueve partidos disputados entre liga y copa que se saldaron con tres goles y una asistencia.

Así pues, y tras media temporada en la que ha combinado la enfermería con el banquillo del Antalya Arena, Barrada ha decidido volver a España. Regresar al país que le catapultó a la fama y en el que consiguió despegar como futbolista de primer nivel. El mediapunta ha llegado al Nàstic con el objetivo de la salvación entre ceja y ceja. Es consciente de que tan solo serán seis meses puesto que el acuerdo al que han llegado ambos clubes es de cesión, pero sus actuaciones se antojan decisivas para la salvación de la entidad gala. El futbolista, que ya fue presentado e incluso se puso a las órdenes de su nuevo técnico en la última sesión de entrenamiento de la semana, vio cómo su nuevo equipo caía por 2-0 ante el Tenerife.

Su debut se espera para este fin de semana en el partido que enfrentará a los de Tarragona contra Las Palmas en el Nou Estadi. La entidad grana necesita una victoria balsámica que permita al equipo recuperar confianza y fuerza para los próximos encuentros. Todavía restan 20 partidos hasta el final de la temporada. Muchísimos choques en los que Barrada deseará demostrar su valía. Es consciente de que cada uno de ellos será una batalla por la permanencia y cuantas más se ganen, más cerca estará de lograr el objetivo. La misión no es nada sencilla teniendo en cuenta los negativos números del equipo, pero en sus pies está reconducir los ataques del conjunto grana. Profundidad, control y velocidad para saciar de asistencias y goles a jugadores y aficionados. Una revelación ha llegado a Tarragona. La ciudad, a la espera del milagro.