Como en el fútbol caben tantas cosas, los aficionados retenemos tanto los momentos sublimes como los que no lo son tanto. Recordamos goles, regates, chilenas o paradas, pero también codazos, pisotones y puñetazos. Somos así.
Agresiones ha habido muchas. Algunas, difíciles de olvidar: el pisotón de Stoichkov a Urízar Azpitarte, o el de Juanito a Matthaus; el puñetazo de Romario a Simeone, o el taco del propio Simeone clavado en el muslo de Julen Guerrero. O la pelea, más bien absurda, entre Diogo y Luis Fabiano en La Romareda.
Pero de todas las agresiones que han ido salpicando nuestro fútbol, hay una en la que convergieron dos personajes que con el paso de los años serían fundamentales.
El 24 de marzo de 1974, el domingo hará 50 años, Ángel María Villar y Johan Cruyff coincidieron en un terreno de juego. Y la cosa acabó a puñetazos.
Antes de que el árbitro tuviera tiempo de llevarse la mano al bolsillo en busca de la tarjeta roja, Villar se fue al vestuario. Había cámaras de televisión. La expulsión era indiscutible
A puñetazo, concretamente, porque solo hubo uno, pero tan contundente que el agresor se fue directamente a vestuarios, antes de que el árbitro le enseñase la roja directa.
El partido enfrentaba a Athletic Club de Bilbao y Barça en San Mamés: el equipo azulgrana aún disfrutaba de la dulce resaca del 0-5 en el Bernabéu, logrado un mes antes.
Caminaba firme hacia el título de Liga, con Cruyff como gran estandarte. El neerlandés había sido el gran fichaje del verano, en 1973, gracias, en buena medida, a que el fútbol español había abierto fronteras meses antes y los equipos pudieron fichar a jugadores extranjeros, tras unos años de prohibición.
Casi todos los equipos españoles buscaron en el extranjero lo que no tenían en casa. Salvo el Athletic, por razones obvias.
Por eso –entre otras razones- el Barça visitó San Mamés en esa tarde de marzo de 1974 en un ambiente especialmente caldeado.
Villar juega en el centro del campo: le toca marcar a Cruyff. Después de varios roces entre ambos, en el minuto 36, el vasco le suelta un puñetazo
Villar juega en el centro del campo: le toca marcar a Cruyff. Después de varios roces entre ambos, en el minuto 36, el vasco le suelta un puñetazo al holandés, al borde del área, poco antes de que el Barça saque un córner. Parece ser que Cruyff le había dicho algo. Villar cayó de pleno en la trampa.
Antes de que el árbitro -Soto Montesinos- tuviera tiempo de llevarse la mano al bolsillo en busca de la tarjeta roja, Villar se fue al vestuario. Había cámaras de televisión en directo. La expulsión era indiscutible. San Mamés, eso sí, despidió a su jugador con una ovación.
“Es un jugador joven y un poco impulsivo: supongo que tendrá sus razones, aunque nada justifica que un jugador pegue a un contrario”, dijo Milorad Pavic, el entrenador del Athletic. [Villar tenía 24 años, tres menos que Cruyff]
El partido, por cierto, acabó sin goles. Los mejores fueron Iribar, excelente bajo los palos, y el peruano Sotil, otro de los fichajes extranjeros del Barça de aquella temporada.
A Villar lo sancionaron con cuatro partidos: intentó huir de la polémica, aunque su hermano trató de defenderlo: “Cruyff le estuvo insultando todo el tiempo”
A Villar lo sancionaron con cuatro partidos: intentó huir de la polémica y no hablar demasiado con la prensa, aunque su hermano trató de defenderlo: “Cruyff le estuvo insultando todo el tiempo”.
Villar y Cruyff coincidieron más veces en un campo de fútbol, pero no volvieron a protagonizar ningún incidente destacable: el fútbol les reservaba empresas de altura en el futuro.
Uno fue presidente de la RFEF entre 1988 y 2017 (España ganó dos Eurocopas y un Mundial bajo su mandato); otro sería subcampeón del mundo como jugador ese mismo verano y ya como entrenador, marcaría una época en el banquillo del Barça… y en el fútbol español, porque su manera de entender el juego caló también en la selección de Luis Aragonés y Vicente del Bosque.
Quién le iba a decir a Villar hace 50 años que España ganaría dos Eurocopas y un Mundial jugando ‘a lo Cruyff’. Y qué él lo iba a ver desde el palco como presidente de la RFEF.
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Fotografía de Getty Images.