Las mañanas de diciembre siempre fueron especiales. Las vacaciones golpeando en la puerta, y el Mundial de Clubes amenizando largas y aburridas jornadas de estudio. Los hinchas del Inter de Porto Alegre sentirán esa misma añoranza. La nostalgia de aquel que hace diez años celebraba ser el mejor club del mundo, y ahora se ve en segunda división. ¿Cómo no van a mirar atrás? Hace nada estaban ahí, jugando ante el Barcelona y siendo uno de los clubes más importantes del continente. Poseía jugadores de mucha calidad. Con la misma celeridad con la que destacaban en su club, volaban rumbo a otro equipo. No mentimos al afirmar que Internacional ha sido uno de los clubes más grandes de la última década en Brasil y el continente. Ahí está su currículum, y eso que en ese periodo no han logrado ser campeones de liga. No necesitaban ser el mejor club de Brasil para ser el más grande de Sudamerica.
La pasada campaña terminaron en una notable quinta posición. Pero este año llegó la debacle, por primera vez en su historia ‘El Colorado’ jugará en segunda división. El Brasileirao carece de memoria, y desciende a clubes históricos sin ningún tipo de compasión. Vasco da Gama, Botafogo o Palmeiras ya conocen el amargo sabor de la segunda categoría brasileña. Esta plantilla no tenía la misma calidad que temporadas atrás. Estaba el sempiterno Alex. El capitán, el futbolista que nos volvía locos con su exquisita calidad. Pero estaba casi solo en esta batalla, la de evitar el primer descenso en la historia de Inter. Anderson también estaba ahí, como siempre, siendo un futbolista de segunda fila. Aquel por el que se pagó un alto precio en el Manchester United, y nunca supo demostrar su valía. En la punta de ataque encontramos desde la juventud de Vitinho, al uruguayo Nico López y al mítico Ariel Nahuelpán. Una delantera carismática, cuanto menos. El destino ha sido cruel con ‘El colorado’. El entrenador de Fluminense, el último rival en enviarles a segunda, fue Abel Braga. El mismo técnico que les hizo ganar la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes en 2006. Qué cabrón es el destino.
Haciendo un repaso de las plantillas que ha tenido Inter en sus éxitos recientes, poseían unos jugadores maravillosos. En la Libertadores de 2006 derrotaron a sus compatriotas de Sao Paulo en la final. Abel Braga contó con Bolívar, Tinga, Alex, Fernandao o Rafael Sóbis. Ya era suya la primera gran corona sudamericana de su historia. Meses después, en Japón, todavía se haría más famoso el conjunto de Porto Alegre. Parecía que el Barcelona de Márquez, Puyol, Giuly, Deco, Iniesta, Xavi o Ronaldinho se harían con el título mundial. Pero no, no fue así. De hecho, tras esta derrota en la final del Mundial de Clubes comenzó el declive del Barça y de su estrella, Ronaldinho. El núcleo de Inter era parecido al que salió campeón de América tiempo atrás. Su gran baja era la del delantero Rafael Sóbis, ya en las filas del Betis, y la joven incorporación de un tal Alexandre Pato o Luiz Adriano. En 2006 los hinchas de Inter lo podían decir más alto pero no más claro: eran el mejor club de Sudamerica y del mundo.
En 2008 llegó su segundo título continental: la Copa Sudamericana. Habían pasado dos desde su temporada de gloria, y el equipo poco se parecía. Tite era el entrenador de la plantilla, y contaba con futbolistas de mayor calidad. Sandro, Taison, Andrezinho o el argentino Pablo Guiñazú aportaron más variantes. Pero la clave de aquel Inter fue el tridente formado por: Andrés D’Alessandro, Nilmar y Alex. Se les caía la calidad de las botas a estos tres, una auténtica delicia de futbolistas. Derrotaron en la final al Estudiantes de Verón, Enzo Pérez, Gastón Fernández y Mauro Boselli. Tan solo pasarían otros dos años para volver a lograr un nuevo éxito: la Copa Libertadores de 2010. El técnico volvía a ser otro diferente, en esta ocasión Celso Roth. En esta nueva conquista ya no estaba Alex, y tampoco Nilmar. Ambos estaban jugando en Europa, en Spartak de Moscú y Villarreal respectivamente. Aunque parezca increíble, el colorado no lo notó demasiado. D’Alessandro seguía llevando la batuta, y al cabezón se unieron Rafael Sóbis, Giuliano y Leandro Damiao. Auténtica pólvora tenía ese equipo en ataque. Poco a poco se fue desmantelando la plantilla, y no volvió a conquistar otro gran título excepto una Recopa Sudamericana.
Los siguientes años, hasta el descenso, no fueron malos. Inter siempre ha estado situado en la zona media-alta de la tabla. Pero algún día todo se desvanece, y la próxima será la primera vez en su historia en el infierno de la segunda división. Si ni Santi Ezquerro saltando al césped en 2006 pudo frenar al Internacional de Porto Alegre, esperamos que ‘El Colorado’ vuelva lo antes posible al máximo escalón del fútbol brasileño.