Sus 25 jugadores alevines observan y escuchan con atención, nerviosos. Faltan 45 minutos para el inicio del partido entre el Barça y el modesto Baix Ter gerundense de los octavos de final de la categoría sub-12 de fútbol 11 del MIC (Mediterranean International Cup), el prestigioso torneo de fútbol base internacional que ha sido cuna de grandes nombres como Leo Messi, Neymar, Pedri, Mohamed Salah, Gerard Piqué, Philippe Coutinho, Carlos Casemiro o João Félix, entre muchos más, y que esta Semana Santa, la del regreso al calendario tras dos años de paréntesis obligado, la de la vigésima edición, ha reunido 6.000 jugadores de 12 a 20 años y entrenadores de 300 clubes de 24 países de Europa, Asia y América del Norte y de Sur. En total, 720 partidos en 33 sedes de la Costa Brava (Girona). Antes del suyo, Jordi y Alexis, dos de los entrenadores del Baix Ter, juntan a sus jóvenes jugadores para la charla previa. Falta el tercer técnico, que ante la acumulación de gente en la barra tiene que ausentarse para ayudar a preparar bocadillos en el bar del campo del propio Baix Ter, natural de Torroella de Montgrí y anfitrión del partido. Jordi coge la palabra para trazar un discurso imprescindible:
“Esto tenemos que vivirlo todos: los que hasta ahora han jugado menos hoy jugarán más. Hemos hecho un buen MIC. Pero prácticamente estamos eliminados. No pretendemos ganar. Seamos realistas, chicos. No pretendemos ganar. Pero lo que sí que os quiero pedir es que os exijáis al máximo. Son superiores, no hace falta ser un genio para verlo. Pero salgamos a darlo todo. Ayer el Atlético nos hizo 10. Hoy la intención es que nos hagan 11, no más. No os pediremos presiones arriba los 50 minutos ni que salgáis siempre desde atrás, no somos el Barça, pero sí os pedimos tener actitud, ganas, compromiso, intensidad. Porque si no tenemos esto no nos meterán 25, nos meterán 50. No queremos ver a nadie llorando. O bajando los brazos. O recriminando a los compañeros. No queremos ver malas caras. Seamos una piña. Estamos fuera del MIC, no ganaremos. Si alguien tenía alguna esperanza que se la quite. No ganaremos. Ayer ganamos todos. Hoy perderemos todos, juntos. Si pierde uno perdemos todos. Si fallamos un pase ¿qué? Levanto la cabeza con orgullo y dignidad y sigo trabajando, sigo trabajando, sigo trabajando. El Barça es lo que queríais, ¿no? Pues ahora, a disfrutarlo. No se baja la cabeza, no se llora. Disfrutemos. Seamos conscientes, realistas. Y disfrutemos. Pero una cosa es disfrutar y otra, hacer lo que me salga de las narices. No queremos dar mala imagen. Ni nos paseamos ni nos cabreamos”.
El equipo, debutante en el fútbol 11, se clasificó para los octavos de final tras ser uno de los mejores terceros de la fase de grupos: después de empatar con el Albion SC norteamericano (3-3), perder contra el Atlético de Madrid (0-10) y batir al Català FC Puerto Rico (3-6). El jueves por la noche, tras el sorteo, se supo que jugarían contra el Barça en casa, en Torroella de Montgrí: algunos lo supieron antes de ir a dormir, tras horas de F5, algunos ya por la mañana. Antes del partido uno de ellos dice que se asustó cuando supo que jugarían contra el Barça. “Yo pensé: ‘mierda’. Quizá no hacemos mucho el ridículo, pero un poco puede que sí”, dice otro. “Yo siempre confío en nosotros. Hoy ganaremos”, avanza otro. Algunos, los más, son aficionados del Barça, y se declaran fans de Gerard Piqué, Pedri, etcétera; algunos, los menos, son aficionados del Real Madrid, también presente en el MIC. “Yo juego de Hakimi. Soy lateral. Él también es lateral”, proclama uno de estos últimos. “Yo soy siempre del Barça. Pero hoy soy del Baix Ter”, dice otro. A todos les unen las ganas de jugar: “Será chulo, una experiencia”. Les unen los nervios. ¿Nerviosos? “Sí, bueno, sí, sí”, balbucean a una sola voz.
En la grada, con el partido iniciado, un padre cuenta que su hijo no pudo ni desayunar, por los nervios. “Estaba muy nervioso por la mañana. Por la noche también. Mucho, mucho. Le costó dormir. ‘Mamá, no puedo dormir’. Se ha despertado solo por los nervios”, admite otra madre. Prosigue: “Le gusta mucho el Barça. Está contento. Es muy importante jugar con el Barça. No hay ningún problema si pierden”. Un padre revela que cuando llegó de trabajar a la una y media de la madrugada se encontró a su hijo despierto. “Con los ojos abiertísimos. ‘Eh, chaval, que mañana tienes partido’. A las 6 de la mañana ya estaba despierto. ‘Tranquilo, disfruta’, le he dicho. Cuando sea mayor siempre podrá decir ‘yo he jugado contra el Barça y el Atlético, contra este, este y este'”. “Ya saben que no ganaran, que perderán, pero lo más importante es que disfruten. Lo más importante es que se lo pasen bien”, reivindica otra madre, también sentada en la tribuna de un campo repleto. A su lado, otra mujer coge el testigo: “Saben que son inferiores, pero para ellos es una ilusión tremenda jugar con equipos como el Atlético o el Barça. Yo ya se lo dije a mi hijo: ‘Marc, es una experiencia. Vívela. Disfrútala'”. “La experiencia nueva que han vivido es para siempre, para toda la vida, aunque pierdan. Esto da igual. Les decimos: ‘Perdemos, sí, pero jugamos, aprovechamos la experiencia, luchamos, disfrutamos y sobre todo aprendemos'”, dice un padre, poco después del 1-0. Cae en el minuto 8 de duelo, de 25 minutos por parte.
“Seguimos, no bajamos la cabeza”, grita Jordi desde el banquillo después del primer gol azulgrana. El partido llega al entreacto con 2-0 en el electrónico. Los goles se multiplican en la segunda mitad. Y el Barça, a la postre ganador de la categoría tras batir al Atlético de Madrid en la final (1-0), acaba venciendo por 10-0. Pero importa poco, casi nada. Todos se van entre aplausos, abrazándose, sonriendo, riendo, después de fotografiarse juntos. Al final, la foto quizá es más importante que el resultado, que la victoria o la derrota, pasajeras, caducas, por lo que representa y lo que representará con el tiempo: un recuerdo imborrable, perenne. “Entre todos los equipos buenos que han pasado por aquí, como el Barça, el Atlético, el Manchester United, ya he hecho tres amigos”, dice un joven futbolista del Baix Ter antes de despedirse.
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Fotografías de Arnau Segura.