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Los pecados de la Juventus

Si escuchas bien, te hablarán de tragedias y de persecuciones. Pero nunca de justicia. Mucho menos de poesía. Lo suyo es la prosa de ganar. Su único canto es el del Paraíso

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Este es el editorial con el que empieza el nuevo #Panenka133, dedicado a la Juventus


 

En Florencia todavía se acuerdan de su ‘tercer’ Scudetto, ese que nunca ganaron. Sucedió el 16 de mayo de 1982. Última jornada, 44 puntos para la Fiore, que juega en Cagliari, y otros 44 para la Juve, que viaja a Catanzaro. En el minuto 61, Antognoni para Graziani, y gol. La Fiorentina toca el cielo con los dedos más de una década después. Una alegría de un segundo: el silbato la niega por una falta que nadie vestido de ‘viola‘ sabe ni sabrá ver nunca.

Al otro lado del Tirreno, Liam Brady marca para la Juventus. De penalti, por supuesto. Un 0-1 suficiente. Será la 20a liga para un club insaciable. Y desde entonces, en la tierra de Dante ya no quedan dudas: al infierno con la Juve. Es como si el primer canto de la Comedia se hubiera escrito para ella, la antagonista de un país entero. El gran amor de los que la quieren, el gran enemigo de todos los demás, la Juve, pintada en blanco y negro, sin grises, a vida o muerte, cielo o infierno. Si el poeta hubiera vivido para ver lo que los juventinos le hicieron a su ciudad, ¿a qué círculo del averno los hubiera mandado? Quizá al segundo, donde se castiga la lujuria, porque detrás de la imagen seria y racional de sus dirigentes, sólo ha habido un deseo desenfrenado. ¿O puede que al tercero, llevados por la gula? Durante un siglo no han dejado de engullir, incluso del plato de los que a menudo pasan hambre. ¿Qué hay del cuarto? El cuarto sería ideal, porque es el destino de los ávaros, los que sólo piensan en acaparar y acumular títulos y riquezas.

 

Es como si el primer canto de la Comedia se hubiera escrito para ella, la antagonista de un país entero. El gran amor de los que la quieren, el gran enemigo de todos los demás, la Juve, pintada en blanco y negro, sin grises, a vida o muerte, cielo o infierno

 

Pero mientras Italia, esa otra Italia que no son ellos, lleva años escribiendo la lista de agravios, reclamando justicia poética y discutiendo la penitencia idónea para cada uno de esos pecados, los ‘bianconeri‘ esperan, sin culpa, su próxima satisfacción. No todo es gloria en sus versos, en su relato también hay llanto.

Si escuchas bien, te hablarán de tragedias y de persecuciones. Pero nunca de justicia. Mucho menos de poesía. Lo suyo es la prosa de ganar. Su único canto es el del Paraíso.

 


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Fotografía de Getty Images.