Ataviado con una sudadera del Athletic Club se pone a trastear con la tele y al darle al play da comienzo una gala, la que otorga los premios anuales de Castilla-La Mancha en fútbol y fútbol sala. Y ahí comienzan a surgir personas, de avanzada edad en su mayoría. Todas vieron la retransmisión de Radiotelevisión de Castilla-La Mancha la noche anterior.
No sé si fue el aburrimiento, la verdadera devoción por los suyos o las ansias por encontrar actividades que eviten pensar en el partido decisivo del domingo lo que llevó a este grupo a revisar la emisión por segunda vez. El Yugo-UD Socuéllamos CF vive su segunda temporada en Segunda División B y está a 90 minutos de poder acceder a una fase de ascenso a Segunda División. Este hito se pudo certificar el sábado pasado en la visita al Getafe B, pero no aprovechó la bala. Pese a todo, los de la provincia de Ciudad Real depende de sí mismo.
Y entonces surgió el cenizo: “Ojo no la líen el domingo”. A las 18:00 horas, en el Paquito Giménez, el Socuéllamos recibe al CF Fuenlabrada con el objetivo de mantener la cuarta plaza, e incluso optar a la tercera. El estadio estará desbordado con más de 3.000 espectadores para una población de alrededor de 13.000. De los cuales, casi 1.500 son abonados. Más de un 10% de la población paga su cuota anual para ver a su equipo, cuando hace cinco años se daba las gracias si los fines de semana se acercaban 240.
JORDI LÓPEZ GARRIDO, PRESIDENTE DEL CLUB
Eran años más complicados, temporadas en las que acabar entre los diez primeros de la Tercera División era un logro. Jorge López Garrido, aunque le llaman Jordi porque es fiel seguidor del FC Barcelona, accedió a la presidencia en la 2011/12 tras más de una década ya en el club. En esa primera temporada se bajó a Primera Autonómica Preferente (la quinta categoría del fútbol español), escalón en el que únicamente había estado una vez en los 16 cursos anteriores.
En ese momento de tristeza, Jordi se refugió en Jacinto, central y socuellamino, y se atrevió a soltarle una frase que de bravuconada ha pasado a quedarse corta. “Jacinto, hemos dado un paso atrás para dar dos adelante”. En la 2012/13 se recuperó la categoría, una más tarde se subió por primera vez en la historia de la entidad a Segunda División B para debutar en el peldaño de bronce con una brillante octava posición. Ahora, el Socuéllamos, Yugo a efectos comerciales al contar con el apoyo de Bodegas Cristo de la Vega, sueña con la Segunda División, la Liga Adelante si seguimos en la misma línea de patrocinios.
JACINTO TRILLO, CAPITÁN DEL SOCUÉLLAMOS
Jacinto sabe lo que es luchar en el equipo de su tierra y por el equipo de su tierra. Se formó en las categorías inferiores, después se marchó a jugar fuera y ahora porta con orgullo el brazalete de capitán. De niño comía admirando a Antonio Calle (clásico de Segunda División) y ahora comparte césped con él. Otro histórico es Diego Rivas que, tras pasar por Getafe, Real Sociedad o Eibar, alucina con la gestión inmaculada de un Socuéllamos que cuenta con el apoyo de la mayoría de las empresas de la zona.
Con una humildad extrema y una amabilidad mayor (me recomendó un mesón para refugiarme de la fuerte lluvia… y para comer), Jacinto se prestó a charlar en las viñas que trabaja cada día. Su rutina es siempre la misma: trabajo, entrenamiento y a descansar. Y así lo lleva haciendo desde que el fútbol se convirtió en un hobby que le está dando regalos inesperados.
Pocos se iban a imaginar que un argentino defendería ahora los intereses del Socuéllamos. A sus 27 años, Facundo Lupardo disfruta de su tercera temporada en el fútbol español. Atlético Sanluqueño (2013/14), Arroyo (2014/15) y este verano aterrizó en la 11ª población de la provincia. De compartir vestuario con Ángel Di María en las inferiores de Rosario Central a sellar su pase por el Atlético Sanluqueño en el último día de mercado. Quizás esas pocas horas hicieron que ahora esté luchando por subir a la Segunda española. Como pez en el agua en la ciudad, en casa cuenta con una hincha todavía más ferviente, su mujer. Facu es un enfermo del fútbol y suele verse todo lo que echen por la tele, pero hay una condición: “Rosario Central sí lo veo porque mi mujer, si miro todos los partidos y el de Central no lo miramos… hay problemas”.
FACUNDO LUPARDO, PORTERO
Tras cumplir 90 años en 2014, el Socuéllamos disputó la Copa del Rey 2015/16 tras su meritoria octava plaza en su debut en Segunda B. Recordado es el ascenso desde Tercera en una eliminatoria final frente al Linares Deportivo que tuvo de todo: igualdad, una bienvenida accidentada para el autobús del club en la localidad jienense y unas velas negras que dieron la bienvenida a los castellanomanchegos en el vestuario.
En una historia que se podría catalogar de milagrosa (pase lo que pase el domingo y en un presumible play-off), hay muchos padres del milagro: presidente, vestuario, afición, entrenador… Precisamente Ángel García Cosín (24/05/1983) llama la atención. A sus 32 años dirige al Socuéllamos por cuarta temporada consecutiva (después de dos en el vecino y ya desaparecido Gimnástico de Alcázar, con el que ascendió a Tercera) y ha pasado de tomar las riendas en quinta categoría a luchar por estar en la segunda.
Pese a que el entrenamiento ya debería haber empezado, Ángel atiende amablemente a Panenka y no pone límite de tiempo a su intervención. Mientras, uno de sus ayudantes coloca las picas con mimo para efectuar una sesión preparatoria bajo la lluvia, Jacinto ya lleva más de media hora pululando por el vestuario (suele llegar el primero), Calle ya ha provocado varias carcajadas dentro del mismo y Diego Rivas llega apurado tras una nueva jornada como responsable del área de Deportes, Juventud e Infancia del Ayuntamiento de Ciudad Real.
ÁNGEL GARCÍA, ENTRENADOR
En ese mismo lugar, dentro de unos días, Socuéllamos puede vivir el día más grande de su club de fútbol. Y quizás en poco más de un mes el presidente Jordi López quede como un mentiroso ante su capitán. A Jacinto le prometieron dar un paso atrás para dar dos adelante. “Ojo no la líen y vayan a ser tres”, como nunca diría el cenizo que ahora sueña despierto en este pequeño rincón de Ciudad Real.