PUBLICIDAD

Fútbol desde el balcón

Seguro que a los que vivís en la ciudad alguna vez os ha pasado esto: cuando el vecino de enfrente, perfecto desconocido, celebra los goles del equipo rival

La vida en la gran ciudad tiene algo que me parece muy extraño. ¿Qué será de la vida de aquellos misteriosos seres que viven justo enfrente de tu piso? Sí, los del balcón de delante. Los ves cada día, pero son perfectos desconocidos. No sabes sus nombres. Tampoco a qué se dedican. Si han pasado un buen día o si ha ido tirando a mal. Desconoces a quién votan. Si son más de playa o de montaña. Puede que se tomen el café solo o que les guste más con leche. ¿Se les escapará alguna cucharada de azúcar o irán a palo seco? No tienes ni idea si son más de pelis, de series o de documentales. Tampoco conseguirás descifrar su signo del zodiaco, aunque eso probablemente no te quite el sueño.

Lo único que sí sabes es que fuman. Y cómo le dan a la nicotina, tú. Que tienen un perro. Madre mía cómo ha crecido la criatura en apenas dos meses. Que les gusta ir tarde a dormir, lo de la tele encendida a la una de la madrugada los delata. Si reciben muchas o pocas visitas. Por supuesto, también tienes clarísimo cuál es su equipo de fútbol. Hay gritos que revelan pasiones. Y los de los goles son la mayor prueba en un juicio. No hay más preguntas, señoría, estos son sus colores.

No hay nada como ir al estadio. Es evidente. Verlo en directo es mil veces mejor que hacerlo con el culo pegado al sofá. Los cánticos. Los uuuuy. Los pitos. Los comepipas. Los que se quejan al árbitro. Los optimistas. Los que no se sientan. Los que no se levantan. Los caños. Los regates. Los olé. Por todo, en definitiva. Pero rompiendo una lanza a favor de los caseros, que los hay, y más cerca de lo que creemos, tiene su punto eso de verlo desde casa. Aún más cuando vives en la ciudad. Cuando tienes vecinos, claro.

 

Lo más extraño de ver el fútbol desde casa es cuando descubres que el vecino de enfrente no siente los mismo colores que los tuyos. Jarro de agua fría. ¿Por qué?, te preguntas

 

Porque siempre hay uno que va con delay. Y no hay nada más divertido que fastidiarle un gol a un desconocido cantando a pleno pulmón desde el balcón. Lo siento si sois de los que lo miran con unos segundos de retraso. Y no hay nada peor que un desconocido te fastidie un gol saliendo a gritarlo al balcón. Por qué diablos mi tele no irá al compás de las del resto.

Luego está lo de bajar un segundo al 24 horas a comprar una pizza o una bebida y empezar a escuchar a los del quinto de ese bloque, a los del tercero del otro y a los del segundo de este, celebrando todos el gol de la remontada. ¿En qué momento se me pasó por la cabeza bajar a pillar algo? Debería estar prohibido levantarse del sofá mientras el balón esté en juego, porque que sean los vecinos los que te cuentan los goles es de lo más doloroso que puede pasarte si ves el partido desde casa.

Y lo más extraño de ver el fútbol desde casa es cuando descubres que el vecino de enfrente no siente los mismo colores que los tuyos. Jarro de agua fría. ¿Por qué?, te preguntas. Si es de mi misma ciudad. Si fuma como yo. Si hasta le gustan los perros. Pero no, él es de los otros. Y celebra los goles a pleno pulmón mientras tú maldices al goleador. Y escuchas su silencio cuando eres tú el que festeja los goles de tu equipo y él calla y asiente.

Este sábado, con la final de la Champions, no solo se enfrentarán Liverpool y Real Madrid. Habrá guerra también en los balcones. Los del piso pondremos un himno desde nuestro balcón. Él pondrá el otro. Se viene una tarde-noche de fútbol rivalizando con un perfecto desconocido, el vecino de delante.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografía de Imago.