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Adri Romeo: “El fútbol es como Taylor Swift; está claro que mola, pero no tanto”

Entrevistamos a Adri Romeo, cómico mallorquín afincado en Barcelona, la ciudad que le hizo lanzarse a la comedia y desconectarse del fútbol

Adri Romeo (28 de septiembre de 1991, Palma de Mallorca) todavía no sabe si lo ha dejado definitivamente con el fútbol o sólo se han dado un tiempo. Tampoco sabe muy bien si la comedia ha actuado como sucedáneo en esta ruptura. O si está ocupando el mismo tiempo que ocupaba el Madrid de Zidane en sus horas libres. Cree en los ciclos. Eso sí. No cree que el fútbol sea una de esas relaciones pasajeras, sino más bien de las que marcan y, quizás, puedan volver. Hoy cumple 32 años, la cifra que da nombre a su último show, 32. Da gracias de no haberse dedicado al fútbol. “Mi carrera se estaría terminando ahora mismo”, asegura. Lo que no parece terminar es su perspicaz sentido del humor, que tan bien ha sido recibido en la escena del Stand up alternativo.

Nos encontramos en el Raval, el barrio donde Adri reside. Tomamos asiento en el Shamrock, pub irlandés del Carrer Tallers, precisamente el lugar donde Adri, durante sus primeros meses en Barcelona, solía acudir a ver algunos partidos de la Premier League y La Liga. Pinta de Guinness en mano, el cómico se dispone a recuperar sus primeros recuerdos relacionados con el balón, mezclar fútbol y comedia y preguntarse el porqué del boom del fútbol saudí o la Kings League de Piqué.

¿De dónde viene tu afición por el fútbol?

De ser un niño en la España de los 90. Era casi imposible que no te gustara. Veía los partidos del Madrid con mi padre. También veíamos el fútbol los domingos en casa de mi abuelo, que también era del Madrid, y del Mallorca. Tengo un tío que llegó a jugar en Segunda B. Era portero. Jugaba en el Playas de Calviá. Me enseñaba fotos de algunos partidos. Recuerdo una en San Mamés, jugando allí contra el filial del Athletic. El fútbol siempre ha estado presente en mi vida. Y en la de cualquier niño, sobre todo en aquella época.

¿Son menos futboleros los niños de ahora?

No creo. Sigue siendo difícil encontrar a un niño que no le guste el fútbol. Pero antes más. En el recreo, o en la calle, siempre había una pelota. El fútbol era el deporte más fácil. En el baloncesto necesitabas la canasta. En el fútbol te bastaba con una pelota y dos piedras. A veces ni la pelota. Recuerdo que en el instituto no teníamos pelota y jugábamos con una lata. Muchos ya iban a su bola, pero en mi pandilla seguíamos jugando a fútbol. Jugábamos al caño-patada. Un juego terrible. Si te hacían un caño, todo el mundo venía a pegarte patadas. Para que dejaran de hacerlo, tenías que ir a la portería y tocar el palo.

El fútbol del recreo tenía siempre una parte cruel.

Sí. Y eso que ya estábamos en los 2000. Es verdad que nunca había un ensañamiento heavy, pero alguna patada fuerte te caía. También jugábamos al ‘culer’. El portero, cuándo recibía no sé cuántos goles, se colocaba en la pared con el culo en pompa. Y los demás apuntando. Aquí lo llaman ‘peta-culos’. Entonces no sabía que a los aficionados del Barça se les llamaba culers. Yo pensaba que culer quería decir que te reventaban el culo.

¿Jugaste de niño en algún club?

Cuando tenía siete años jugué en el Sant Marçal, un club de Mallorca. Estuve media temporada. Era titular. Jugaba de lateral derecho. Pero era del montón. No sé cómo podía jugar al fútbol sin saber lo que era el fuera de juego. A mitad de temporada le dije a mi padre que jugar los sábados por la mañana me daba un palo increíble. Mi padre me dijo: de puta madre, porque a mí también me da palo llevarte. Así que los dos salimos ganando. Nos quedamos en casa y ya está.

Dices que eras del montón. ¿El equipo también?

Éramos malísimos. Perdimos todos los partidos. O quizás empatamos uno. Ahora no me acuerdo muy bien. Recuerdo un partido en el que íbamos perdiendo 10-0 en el descanso y el entrenador nos dijo: si nos han metido diez en la primera parte, eso significa que nosotros también podemos meterles diez en la segunda. Al final quedamos 20-0.

¿Nunca más volviste a jugar?

Cinco o seis años más tarde, algunos amigos míos seguían jugando en el Sant Marçal y un día me propusieron ir a entrenar con ellos. Fue uno de los mejores días que he tenido jugando al fútbol. Me pusieron de media punta en un partidillo, detrás de mi colega, y di un montón de asistencias. Fue increíble. Lo pasé genial. El entrenador me preguntó si quería volver, pero le dije que no. Me daba pereza. Además, pensaba: cabrones, me pondréis otra vez de lateral derecho. El fútbol no me molaba tanto como para implicarme tres veces por semana. Prefería estar en mi casa jugando al Gran Turismo.

¿El fútbol siempre ha sido un motivo por el que quedar con tus amigos?

Ahora no. Prácticamente nunca. Solo veo a la gente de la comedia. Pero hace un tiempo sí que solía hacerlo. Siempre quedaba con mis amigos para ver el Barça-Madrid, la Champions, los partidos importantes. A veces también para ver cualquier mierda de partido. El grupo más cerrado lo formábamos cuatro: dos del Barça y dos del Madrid. Recuerdo cuando vimos en un bar el Madrid-Barça del 2-6. También estaba el padre de uno de ellos. Fue terrible el bajón de después.

¿Y con tu padre, sigues viendo el fútbol?

No, porque ya no vivo en Mallorca con él. Pero antes siempre. Todos los martes o miércoles que había Champions pedíamos pizza en el mejor sitio de la ciudad. Aquello se convertía en el mejor momento de la semana. Ahora no lo podemos ver juntos, pero siempre lo comentamos.

¿Cuál es el futbolista que más has idolatrado?

De niño me gustaba mucho Raúl, porque le gustaba a mi padre. Pero cuando vino Zidane… Buah. Zidane ha sido mi mayor ídolo. Después también lo fue mucho Higuaín. Ser seguidor de Higuaín me llevó muchísimas decepciones. Pero yo estaba a muerte con él. Siempre se lo querían comer. Por ejemplo, cuando falló un gol cantado en la final del Mundial. Pero yo pensaba: vamos, ‘Pipita’, no pasa nada, eres el puto amo, venga.

Un ídolo no tiene por qué ser el mejor en lo suyo.

Exacto. De hecho, aunque Zidane haya sido mi gran amor en el fútbol, reconozco que he visto cosas mejores y más impresionantes. He visto a Messi, joder. Pero nada me ha ilusionado tanto, ni me ha gustado tanto, como Zidane. Tenía una forma de hacer las cosas que era otro rollo. Zidane es lo más bonito que he visto en el fútbol.

 

“Nada me ha ilusionado tanto, ni me ha gustado tanto, como Zidane. Tenía una forma de hacer las cosas que era otro rollo. Zidane es lo más bonito que he visto en el fútbol”

 

Muchos ‘culers’ dicen que, pese a reconocer a Messi como el número uno, Ronaldinho es el que más les ha hecho disfrutar.

Sí. Ronaldinho es el ‘Zidane’ del Barça. Ronaldinho en su prime quizás era mejor que cualquier otro que haya habido, pero claro, duró muy poco. Recuerdo lo primero que nos llegó de Ronaldinho; aquel gol desde casi el centro del campo que metió en el Mundial de 2022. Lo vi con mi padre.

¿Tú crees que quería chutar? Yo creo que no.

Yo tampoco lo creo. Pero da igual. La metió dentro. Las leyendas se construyen así. No se sabe muy bien cómo pasó, pero pasó, y ahí quedará. Puedes decir que lo ha hecho sin querer. Pero lo importante es que lo ha hecho. Lo mismo con aquel gol de Lampard en el Camp Nou, desde la línea de fondo. Con la comedia también pasa. Sueltas un comentario que resulta ser un chistazo, pero no te das cuenta.

¿La comedia te ha desconectado del fútbol?

Consumí tanto fútbol, durante tanto tiempo, que a lo mejor lo aburrí un poco. También estaba enganchado a la Fórmula 1, pero sólo había una carrera cada dos semanas. Llegó un momento en el que dejé de estar enganchado a la televisión, seguramente cuando comencé a salir de fiesta.

Cambiaste el fútbol por la fiesta.

De hecho, puede que en algún momento sustituyera el fútbol por el éxtasis. Mi madre siempre me decía: joder, estás todo el día viendo fútbol. Y creo que luego pensó: creo que era mejor el fútbol que esto que hace ahora. También me dio un tiempo por apostar. No apostaba mucho. No tenía mucho dinero. Pero empecé a hacerlo. Y cuando lo dejé, el deporte se convirtió en algo muy aburrido. Pensaba: hostia, aquí va a ganar un equipo y yo no me voy a llevar nada. Me costó un cierto tiempo volver a disfrutar del fútbol sin necesidad de jugarme nada.

Como cuando eras un niño.

Sí, pero creo que nunca regresaré a ese nivel de entusiasmo por el fútbol. El fútbol está muy guay, pero no sé hasta qué punto ya he visto mucho. O ya no me ilusiona como antes. Con mi hermano, que es del Barça -somos de padres diferentes, no es que nos haya traicionado-, recuerdo que vimos juntos la final de la Copa del Rey del gol de Cristiano de cabeza, y tuvimos un pique fuerte entre los dos. Después pensé: hostia, es muy triste que esté discutiendo por esto con mi hermano. Aquello no era muy sano. Creo que el fútbol es bonito, y mola el tema de la pasión y la unión con la gente, pero se llega muy fácil al fanatismo.

¿Crees que el fútbol ha cambiado mucho respecto a tu época de mayor seguimiento?

Ahora es más físico. El ritmo es altísimo. Si ahora me pusiera un partido de hace diez años, sería más aburrido. Pasa con todo. Cuando miras al pasado, todo va más lento. El fútbol me gustaba más antes simplemente porque estaba implicado emocionalmente, lo cual no significa que fuera mejor. La gente dice que ahora es más físico y que hay menos talento. Yo no lo creo. Sigue habiendo jugadores increíbles.

¿Nos cuesta más ver un partido entero ahora que hace unos años?

Sin duda, porque cada vez cuesta más mantener la atención en algo. El VAR para mucho el juego. O estás supermetido o te pones a mirar el móvil. Vas a ver qué ponen en Twitter. En realidad nunca lo estamos viendo del todo. Es otra manera de consumirlo. Mas triste, menos épico.

¿Cuál es el momento más épico que has vivido con el fútbol?

La novena. El gol de Zidane al Leverkusen fue uno de los mejores momentos de mi vida. Fue increíble. Y solo tenía once años. La décima fue muy guay también. La vi con gente del Barça. Yo era el único del Madrid. Lo festejé solísimo, pero enseguida llamé a mi padre y a Marcos, mi amigo de la infancia. Lo celebré con ellos a distancia.

Todos tus caminos llegan a Zidane. Del fútbol actual, ¿quién es tu ídolo?

Nadie. No me gusta que sean más jóvenes que yo. Me pasa también con el ciclismo, la Fórmula 1, el tenis. La peña top es mucho más joven. El otro día decían de no sé qué jugador que estaba acabado porque tenía 32 años. Pensé: hostia, pero si tiene mi edad. Mierda.

Algunos se mantienen bien hasta casi la cuarentena.

No sería mi caso. De hecho, me alegro un poco de no haber sido bueno jugando a fútbol. Si el fútbol hubiese sido lo mío, mi vida se estaría acabando ahora. Luego puedes ser entrenador y tal, pero es un sacrificio heavy. De cómico, en cambio, tengo toda la vida por delante para ser mejor en lo que hago.

A los 32 también puede llamarte un club de Arabia, como está ocurriendo ahora con muchos futbolistas. ¿Tú te irías?

Creo que no. Aunque puedo entender que muchos vayan. El dinero siempre ha sido lo que mueve a los jugadores. Al Madrid o al Barça no van por amor. Si todos los clubes tuvieran el mismo dinero, los buenos no estarían solo en el Barça, el Madrid o el Bayern.

 

“De las cosas que no importan, ser del Madrid es la mejor que hay. El Atleti te pide mucho. Aunque, ojo, también hay belleza ahí. Pero el Madrid no te pide nada, el Madrid te lo da todo. Y gratis”

 

Están yendo también futbolistas jóvenes, como Gabri Veiga. ¿Qué te parece su caso?

Si me ofrecieran un pastón por actuar tres días en un crucero, creo que diría que no. Pero hasta que no te ofrecen el dinero, no lo puedes saber. El tío habrá pensado: me voy allí tres años, me forro de por vida y me vuelvo. Si tuviera su edad, quizás aceptaría. Pero ahora, si me ofrecieran un montón de dinero por estar en un lugar como Arabia Saudí, creo que diría que no. No me gusta que un lugar con tan pocas libertades tenga tanto poder. Pero tampoco voy a juzgar a nadie que vaya allí a jugar. Lo que no hacía falta era que Neymar fuera hasta allí en un jumbo.

Por cierto, me consta que eres muy fan de Berbatov. No es que sea el típico ídolo de masas.

Berbatov es una persona que lo hace todo muy bonito. Hace belleza con lo que sea. Recuerdo ver los partidos del Fulham por su culpa. Me gustan ese tipo de jugadores. Estéticos, elegantes, plásticos. Berbatov, Benzema, Guti. Son ellos por los que merece la pena pagar la entrada. Hacen cosas que se te quedan grabadas. A día de hoy, el algoritmo me sigue ofreciendo vídeos de Berbatov. Los veo encantado. Tengo un rollo muy guay con Berbatov.

Te habrá gustado también algún futbolista de corte físico, imagino.

Makelélé era increíble. Era Dios. Modric también trabaja un montón. Lo que mola es que, además, tiene la técnica. Lo tiene todo. Del Madrid actual, Modric es mi preferido. No hay nada como Modric. Cuando se vaya Modric, igual dejo el Madrid del todo. Aunque el más decisivo creo que es Vinicius. Nunca he llegado a conectar al cien por cien con él, pero creo que es quien marca las diferencias.

¿El inicio de Bellingham qué te ha parecido?

Está marcando muchos goles, pero, si te digo la verdad, todavía no he visto nada de él. Sé su cara, porque el otro día lo busqué, pero nada más. Yo voy mucho con la gente de mi época; Modric, Djokovic, Nadal… Voy con los clásicos. Si volviese Armstrong al ciclismo, iría a muerte con él. Nada de Vingegaard.

¿Quieres que el Madrid fiche a Mbappé?

Me la suda. Me la pela un montón. Pero te contaré una cosa: este verano, que he estado en Mallorca con mi padre y él ve mucho los programas deportivos, llegué a desearlo. Mi padre y la televisión me intoxicaron durante dos semanas. Hasta el punto que, en mi último día en Mallorca, antes de volver a Barcelona, me desperté pensando: ojalá venga Mbappé hoy. Joder, me comieron la cabeza a mí también.

El fútbol evoluciona. Los medios de comunicación, no tanto. Siempre tiene que haber un culebrón.

Es una locura. Pasó también con Kaká. Y mira, después fue una mierda. El juego me encanta. De hecho, estuve hace poco de vacaciones en un pueblo pequeño de Francia y me quedé embobado viendo un partido de niños pequeños. Pero, insisto, todo lo que gira en torno al fútbol me cansa mucho. El ambiente, la prensa… El fútbol es como Taylor Swift. Está claro que mola, pero no sé si tanto. Me parece exagerado que todo el mundo, todo el rato, esté pendiente del fútbol.

Por cierto, Taylor Swift ganó nueve de once premios MTV. Hace apenas unos días.

¿Ah, si? Pues mira, igual sí que mola tanto. No la sigo mucho, la verdad.

Volviendo al Madrid: ¿te gusta que su característica principal haya sido, históricamente, la épica?

Me flipa. Me parece algo increíble. De las cosas que no importan, ser del Madrid es la mejor que hay. Es así. El Madrid no te pide, el Madrid te da. Si eres del Atleti, por ejemplo, estás condenado a dar mucho, y quizás a recibir poco. El Atleti te pide mucho. Aunque, ojo, también hay belleza ahí. Pero el Madrid no te pide nada, el Madrid te lo da todo. Y gratis. 

Alguna vez sentiste envidia por otros clubes que, en lugar de la épica, lo apostaban todo por el método. Ya sabes en quién estoy pensando.

De hecho, me hubiera encantado que el Madrid hubiera dominado como lo hizo el Barça de Guardiola. He llegado a aplaudir goles del Barça de Guardiola. He disfrutado como un niño viendo cosas de Messi. Recuerdo el gol que le mete al Bilbao, en una final de Copa, arrancando desde la parte derecha del campo, y quedarme atónito, con las manos en la cabeza, delante de la tele. Llegó mi ex y me preguntó si me pasaba algo. Nada, el chaval este, que ha hecho una locura, le dije. Lo que no creo es que la épica tenga más valor que cualquier otra cosa.

La sensación es que el Barça se angustia con su propia doctrina. Y el Madrid, como no la tiene tan marcada, vive más relajado.

Eso es por el ADN catalán. Hay una especie de auto-sabotaje. De exceso de overthinking. Creo que los ‘culers’, si no se comieran tanto la cabeza, disfrutarían más. Guardiola se fue, y no pasa nada. Hubo cosas guays después de Guardiola. Aunque también es verdad que los directivos se han cargado bastante el club en los últimos años.

Rodeado de ‘culers’, catalanes y cómicos, parece que has disfrazado tu madridismo de ironía. ¿Es así?

Parece que ser del Madrid en Barcelona es ser franquista. Soy del Madrid, pero me la pela absolutamente. No es un rasgo distintivo de mi personalidad. Soy del Madrid, lo disfruto cuando gana. Y a esa cosa tan absurda se le da demasiado bombo. Mucha gente me dice: no entiendo como puedes ser del Madrid, no me cuadra por tu carácter. Mi carácter no tiene nada que ver con el Madrid. Me gusta este equipo, lo miro y ya está.

 

“Si el seguidor del Barça sufre más que el del Madrid es por el ADN catalán. Hay una especie de auto-sabotaje. De exceso de overthinking. Creo que los ‘culers’, si no se comieran tanto la cabeza, disfrutarían más”

 

Ser del Madrid parece que va asociado a muchas cosas. Te meten en un pack.

Sí. Rollo: seguramente, si eres del Madrid, te gustan los toros, el vino y las mujeres. Hay tanta gente del Madrid, y el Madrid ha representado tantas cosas durante tanto tiempo, que me parece un error encasillar tanto a sus seguidores.

¿Cuál es el perfil de cómico que crees que gusta a los futbolistas, en general?

He visto que algunos futbolistas han ido a ver a Juan Dávila. Sergio Ramos, por ejemplo, salió con él en un espectáculo. Supongo que hay de todo, pero imagino que en el mundo del fútbol suele gustar el humor costumbrista y ese tipo de cómico que habla mucho con el público, que improvisa mucho con la gente. No sé si mi show gustaría a los futbolistas en general. Si tuviera que actuar para un equipo, no sé hasta qué punto disfrutarían de ello.

Si te llamara Florentino y te propusiera actuar para la plantilla del Madrid, ¿qué le contestarías?

Diría que sí, aun sabiendo que sería terrible. Diría que sí por la experiencia, por la anécdota, por contarlo luego. Por decir: he estado con Modric. Y ya con eso me vale. No se ha reído, pero yo he estado con él.

Igual Ancelotti se pegaría alguna risa.

Puede ser. Si me dijeran ‘vas a actuar para Ancelotti y sus amigos’ iría más tranquilo.

¿Cómo te imaginas a los amigos de Ancelotti?

Me los imagino en este mismo pub, fumándose un puro y hablando en tono muy grave. Diciendo: ‘¿somos los putos amos, eh?’. ‘Ya ves, somos los putos amos’. Alguno le diría: ‘Carlo, mañana tienes partido, ¿no tendrías que hacer táctica’. Él diría que no, que ganan solos.

No parece que el fútbol sea un tema recurrente en los escenarios de comedia.

Hay alguna cosa, pero en general no mucho. Creo que hay muchos cómicos que les gusta el fútbol. Ignasi Taltavull, por ejemplo, tiene un bloque de fútbol femenino que está de puta madre. Supongo que, cuando estás metido en el fútbol, te atrapa tanto, es tan intenso, que empiezas a ver otras cosas y sales un poco del mundillo. El fútbol es como las relaciones de pareja intensas. Has tenido que lidiar tanto con esa persona, que prefieres cortar y pasarte a otra cosa.

Al fútbol, sin embargo, se puede volver. Igual que se reconcilian las parejas.

La vida es cíclica y todo vuelve, está claro. Mi padre siempre lo dice. En su caso, hubo una época en la que dejó de ver fútbol y después volvió. No descarto que me pueda pasar. Por el momento pienso que ya lo he disfrutado hasta donde tocaba. Ya he disfrutado y me he enfadado lo suficiente y más con el fútbol. Si ahora estuviera tan metido como antes, me jodería mucho que, por ejemplo, un mal resultado del Madrid pudiera condicionar mi estado de ánimo durante todo un día. Eso no puede ser, tío.

¿A los cómicos os preocupa que os puedan tildar de ‘cuñaos’ por hablar de fútbol en vuestros shows?

Puede ser. Yo, sinceramente, nunca me he puesto a escribir un bloque sobre fútbol. Puede ser que sea un tema que a la gente que va a ver comedia le dé pereza. Pero el fútbol, en la comedia, si se aborda desde una perspectiva interesante, dándole la vuelta, puede molar. Ignasi y yo, en el podcast Aquí Estamos, sí que hemos hablado bastante de fútbol. De hecho, recuerdo que Ignasi, en un episodio de la primera temporada, dijo: el fútbol necesita cambios. Y casi que pronosticó un poco la Kings League. Si lo escuchas, verás que Ignasi dijo algunas cosas que ahora han promovido Piqué, Ibai y compañía.

¡Se la inventó Ignasi Taltavull, la Kings League!

¡Totalmente, se la inventó él! De hecho, con Ignasi hablamos muchas veces de aquella época, de lo importante que era para nosotros el fútbol. De hecho, los dos queríamos ser periodistas deportivos. En algún punto de nuestra vida nos molaba. Él lo llegó a ser. Estuvo dirigiendo un programa de deportes. Está claro que el fútbol forma parte de nuestro pasado y, por lo tanto, hemos tenido que hablar de él cuando tocaba. Pero ahora ya no.

Por cierto, ¿sigues la Kings?

He visto alguna cosa. Poco.

¿Y?

No sé. A mí no me llama la atención. Me hace sentir viejo. ¿En serio era este el cambio que necesitábamos? ¿En serio era lo mismo pero más rápido, más dinámico? Venga, chuta, gol, cámara, carta, va todo follado. Y peor. Porque ahí no está jugando la peña buena. No me va el rollo este de abaratar costes y que todo vaya mucho más rápido. Creo que la Kings League es una moda que tarde o temprano morirá. Y morirá, por supuesto, antes que el fútbol tradicional. La gente que ve la Kings League, dentro de tres años, estará viendo otra cosa. Rollo: ahora jugamos a basket, pero sin manos. Y está bien, un ratito, pero lo más probable es que termine muriendo.

Pues si muere, morirá de éxito, porque lo está petando fuerte.

Mucho. El día que se hizo en el Camp Nou, lo escuchaba desde mi casa. Ahora me he mudado, pero antes vivía cerca de Francesc Macià. Que tampoco está al lado, imagínate. La Kings League es la representación de que ahora cualquiera hace su contenido y solo vale tirar y tirar más contenido, sin parar.

El fútbol, de hecho, está ganando adeptos con el boom del femenino. ¿No crees?

Cierto, el fútbol femenino es el que está de moda ahora y está enganchando a muchísima gente. Recuerdo que mi sobrina vio la final del Mundial femenino con la bandera de España pintada en la cara. En el rostro de mi madre, que no es precisamente españolista, intuí que se estaría preguntando: ¿he sido feminista toda mi vida para esto? Bueno, está bien, el momento de pintarse banderas en la cara se hace de niña, no de adulta.

Hay un montón de frases típicas en el mundo del fútbol: ‘salid y disfrutad’, ‘a por ellos’, ‘con la cabeza alta’… ¿Las hay también en el mundo de la comedia?

A veces es lo mismo. Entre nosotros, los cómicos, también nos decimos: ‘vamos, crack, a darlo todo’. Antes de un momento así, no necesitas la frase más profunda. Necesitas lo básico. Sal y, si tú te lo pasas bien, el público también lo hará. Eso pasa con el fútbol, con la comedia y con todo. Ronaldinho está disfrutando como un cabrón haciendo sombreros, pero tú más. Pero esto pasa la mitad de las veces, la otra mitad vas a joder. Yo muchas veces suelo decirle a los compañeros: ‘hoy no ha pinchado nadie y solo faltas tú, ya sabes que siempre tiene que pinchar alguien, te ha tocado’.

¿En la comedia también hay ‘campos difíciles’?

Podría hablarte más de tipo de bolos que de lugares en concreto. Me ha pasado. Un bolo en un restaurante, por ejemplo, es terrorífico. San Mamés. La gente está cenando y ni siquiera sabe que hay comedia. Les estás jodiendo la noche, porque ellos quieren cenar, hablar sus cosas, y de repente aparece un tío que coge un micro. He actuado por España, pero tampoco muchísimo. No te sabría decir un lugar jodido en concreto. Siempre dicen que el público en Madrid es cálido, pero en Barcelona muchas veces también.

También habrá, imagino, ‘campos fáciles’. Donde te sientas como en casa.

Actuar en El Medi es jugar en casa. Allí actúo, como mínimo, una vez al mes y me siento como en casa. El Medi es mi Bernabéu. Y La Llama, mi Ciudad Deportiva.

No está tan claro el Dios de la comedia como el del fútbol. En un lado están Chaplin, Marx, Sellers, Atkinson, Larry David y un largo etcetera. En el otro, quizás la cosa está entre tres nombres: Pelé, Maradona y Messi.

Ya, en la comedia es chungo. Pero realmente Dios no es alguien que hace cosas bonitas, Dios es alguien todopoderoso, así que quizá sería Jorge Mendes o Florentino Perez. Si nos referimos al juego, creo que Messi y Guardiola son los dos que más han elevado este deporte. Están en lo más alto. Más no se puede. Han continuado arrasando después de separarse. Pero nada, para mí, es Zidane. Que quede claro.

¿El Zidane entrenador también te gustaba?

A mí me gustaba. Ganó mucho. Hablaba con mi tío, el que había jugado a fútbol, y me comentaba: Zidane no sé cómo es de entrenador, pero a los jugadores les gusta. Si Zidane te manda cuatro instrucciones básicas, vas a muerte con ellas. Si Zidane te dice que corras para atrás como un poseso, tú lo haces.

Eso se comenta mucho, y no sé si a Zidane le gustaría.

Puede ser. A él le gustaría que se dijese que es bueno.

Algo bueno tiene que tener.

Algo más debe tener, sí, no digo que sea mal entrenador. Pero no revolucionó el juego. Pero casi nadie, al final, ha revolucionado el juego.

Y de Mourinho, ¿qué opinión tienes?

No ganó la Champions con el Madrid, pero elevó al equipo competitivamente. Hay que tener en cuenta que le tocó jugar contra el Barça de Guardiola. A veces, ser segundo y sacarle algo al Barça de Guardiola, puede tener más mérito que ganar en otra época. A Mourinho hay que valorarlo y creo que lo hizo bien en el Madrid, pero no me gustaba su estilo como personaje.

Volvamos a la comedia, sin olvidar el fútbol, con un pequeño juego: dime un futbolista y un cómico conservadores, un futbolista y un cómico arriesgados y, por último, un futbolista y un cómico prometedores.

¿Conservadores te refieres de derechas?

No, me refiero a esos cómicos que van al chiste fácil, que apuestan por un humor más costumbrista.

Vale. No me gusta rajar de cómicos. Los otros dos te los digo. El futbolista que corre más riesgos en el campo es, claramente, Vinicius. Y el Vinicius de la comedia sería Arnau García. No sé si cuela el símil futbolístico, pero Arnau es un tío que busca mucho el dribling, que no tiene miedo al público, que arriesga constantemente. Si quiere decir algo, lo dice, sin miedo a fracasar.

¿Y las promesas?

Quizás Lamine Yamal. No sé. No estoy tan puesto ya.

Dejamos de conocer jugadores cuando dejamos de jugar al Pro.

Sí, es verdad. Con el Pro aprendías un montón. En el Pro podía pasar que llegaras a aprenderte la alineación entera del Southampton.

Y la promesa del mundo de la comedia es…

Hay mucha gente que está empezando y que lo hace muy guay. Pero, para la Revista Panenka, que no creo que conozcan a mucha gente del mundillo, citaré a Irene Minovas, que ya no es una promesa, porque está más consolidada, pero igual hay gente que todavía no la conoce. Es buenísima.

¿Qué más se puede decir del tema Rubiales, Adri?

Dijo que no iba a dimitir, pero ha dimitido. El guión es de peli. Lo de Rubiales tendría que haber durado un día. Basta con un solo día para ver lo subnormal que es. Lo que es demencial es que nos pasamos la vida hablando sobre el tema. Ya está, joder. Sal a la calle, tomate un zumo de naranja, piensa en tu vida y, sobre todo, en la gente que tienes a tu alrededor, no en Rubiales.

Algo de culpa tendrán los medios de comunicación y las redes sociales.

Yo sigo en redes sociales porque lo necesito para mi trabajo, pero creo que no ver las noticias, ni tener redes sociales, tiene que ser una vida absolutamente increíble. Luego tendrás que lidiar con tus pensamientos, estando solo, lo cual quizás es peor. Pero bueno.

 

“Pavón debe ser más feliz ahora que cuando estaba en el Madrid. Esas son las historias interesantes. Las de la gente que estuvo en la sombra. Si viniera a mi show, después nos tomaríamos una cerveza. Le invitaría yo, porque igual ahora no tiene mucha pasta”

 

Si tú fueras Rubiales, o Ceferin, o Tebas, ¿qué nueva norma aplicarías en el fútbol?

Gol de oro todos los partidos. Pero desde el minuto cero. Sería divertido. Los partidos quedarían todos 1-0 o 0-0. Se podría jugar toda la Champions en dos días. También molaría que un jugador de cada equipo saliera a jugar después de beberse tres pintas como esta. La gracia estaría, además de ver el resultado, en adivinar quién es. O que la final de la Champions se jugará en un prado con hierbajos y baches. En el ciclismo lo hacen. A veces van por carreteras de tierra, rollo para recuperar lo antiguo.

Tengo, para terminar, una pregunta un poco absurda: ¿qué futbolista te gustaría que viniera a tu show?

Me molaría que viniese Pavón, tío.

¿Por qué?

Sí. Su experiencia vital tiene que ser mucho más interesante que la de cualquiera de los ‘Zidanes’ que había en ese equipo. Le preguntaría si lo de ‘Zidanes y Pavones’ era ofensivo para él. En realidad, cuando decían ‘los Pavones’ se referían, más que a los canteranos, a los malos. Me gustaría saber cómo gestionó aquello. Esas son las historias interesantes. Las de la gente que estuvo en la sombra.

¿Qué crees que habrá sido de él?

Creo que Pavón debe ser más feliz ahora que cuando estaba en el Madrid. Habrá pasado página y se habrá descubierto de verdad a sí mismo, teniendo una vida tranquila. Así que te diría Pavón. Vendría al show y después nos tomaríamos una cerveza. Le invitaría yo, porque igual ahora no tiene mucha pasta.

Estoy leyendo en Wikipedia que, en 2012, Pavón, a los 32 años, renunció a la ayuda de desempleo admitiendo que “hay gente que lo necesita más que yo y eso sería inmoral”.

Lo ves. Es una máquina, Pavón.

Justamente a los 32, Adri. Toma nota.

Lo haré.

 


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Fotografías de Lluís Inarejos