Playa, sol, buen clima y tranquilidad. Eso es lo que usualmente se nos viene a la cabeza cuando pensamos en el Caribe. No necesariamente pensamos en fútbol o en algunos referentes de esas bendecidas tierras calurosas. Pero la realidad es completamente opuesta.
Hace unas semanas, un hecho histórico ocurrió en una isla que cada día va cobrando más popularidad, y no necesariamente por lo que siempre lo hace. La selección femenina de fútbol de Haití se clasificó por primera vez en toda su historia para la competición más importante de este deporte: el Mundial. La que se celebre este año en Australia y Nueva Zelanda será la primera Copa del Mundo que contará con 32 selecciones, y Haití estará presente.
Si bien no es la primera nación caribeña que se clasifica, Jamaica lo hizo en 2019 y lo volvió a hacer el verano del 2022, su camino y el contexto que rodea a la selección que lleva de apodo ‘Les Grenadières’ ha sido todo menos sencillo. Y no solamente en el ámbito deportivo.
Como en los libros, Haití es un país que se ha visto envuelto en una cadena de eventos desafortunados. Desde el terremoto en 2010 a incontables huracanes los años siguientes, la isla y su gente se han visto afectados ocasión tras ocasión, haciendo que su fútbol femenino también se vea comprometido. Pero los desastres naturales no son lo único que le hace sombra al crecimiento del deporte en este país.
Una comunidad donde patear un balón no es prioridad, sobre todo para las mujeres. Una federación que, en vez de ayudarlas a seguir haciendo historia, parece que pone todo en su contra.
Con acusaciones de agresiones sexuales a varias jugadores de las categorías inferiores por parte de Yves Jean-Bart, expresidente de la Asociación de Fútbol de Haití, las futbolistas han tenido que remar contra corriente después de pasar por un trauma que les afecta su integridad. Jean-Bart fue expulsado por el Comité Ético de la FIFA en 2020. Sin embargo, el mes pasado de este año, la condena fue anulada, permitiendo que el expresidente regresara a su federación, negando los cargos. Y aun así, con esto en su mente, el equipo femenino de Haití hizo historia ese mismo mes.
Jean-Bart fue expulsado por el Comité Ético de la FIFA. Sin embargo, más tarde la condena fue anulada, permitiendo que el expresidente regresara a su federación. Las futbolistas tuvieron que lidiar con eso mientras trataban de hacer historia
En el verano de 2021, clasificaron como terceras en su grupo en el premundial de la Concacaf, ganando un pase al repechaje continental celebrado en Nueva Zelanda, teniendo la oportunidad de probar lo que sería jugar en esas canchas si llegaban a ganarse uno de los últimos tres billetes que daban acceso a la fiesta grande. Con la ayuda de jugadoras como Nerilia Mondesir, Roselord Borgela, Kerly Theus y Melchie Durmonay, futbolistas que poco a poco se están asentando en la élite de este deporte, Haití venció a Senegal y a Chile, logrando clasificarse por primera vez en su historia para una Copa del Mundo.
Una isla que ahora ya no solo será sinónimo de desastres naturales. También se tendrá en cuenta como uno de los países que ha ayudado al crecimiento del fútbol, a cómo las mujeres pueden soñar y lograr sus metas de jugar y, si llevan el sueño más allá, incluso vivir de patear un balón.
Haití, con su rama femenina, empezó a levantar la mano hace algunos años en torneos de su selección sub-17, pero no lo hizo del todo. En el 2018, con su combinado sub-20, se notó más su presencia, aunque sin mucho ruido. Ahora, en 2023, con su selección mayor, está lista para subir al avión que las llevará a su primer Mundial. Se escucha su grito de ‘presente’, alto y claro.
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Fotografía de Getty Images.