30 años atrás, con Brasil sufriendo desde hacía décadas una férrea dictadura militar, el Corinthians de Sócrates emprendió una revolución que se sumaba al clima de cambio propulsado por el movimiento por la amnistía, las huelgas de los trabajadores, la militancia estudiantil y la irrupción de una rebelde escena musical. Una utopía futbolística que nació con el objetivo de democratizar el club pero que acabó significándose como el emblema de la lucha del país por la recuperación de la libertad perdida. Esta es la historia de la ‘Democracia Corinthiana’, la historia de Democracia em preto e branco, documental que participará en la sección oficial de la próxima edición del OffsideFest. Su director, Pedro Asbeg, nos revela más detalles sobre el largometraje en esta entrevista a Jaume Abella.
– Brasil y fútbol, dos conceptos casi sinónimos.
Efectivamente, si naces es Brasil es casi imposible que no estés relacionado de un modo u otro con el fútbol. Lo juegas en la playa, en la escuela… en cualquier parte donde puedas improvisar una portería. Poder ir cada fin de semana a Maracanã y ver a Zico jugar con el mejor Flamengo de todos los tiempos, también ayudó. De pequeño, para mí, el fútbol más que un deporte era una pasión. Fue con el tiempo cuando comprendí la relevancia que tiene el fútbol en la sociedad brasileña y le otorgué un nuevo significado. Lo entiendo como un signo de nuestra identidad nacional.
– ¿Cómo un seguidor del Flamengo acaba rodando un documental sobre el Corinthians?
La ‘Democracia Corinthiana’ formaba parte de mis recuerdos de infancia. Pero fue en abril de 2010, después de leer un libro sobre ello, cuando me di cuenta que aquella historia merecía un documental. Tres meses más tarde ya estaba en São Paulo entrevistando a Sócrates, Casagrande, Wladimir y muchos más. Cuatro años después, Democracia em preto e branco se estrenaba en los festivales de cine más importantes de Brasil.
– ¿Qué fue la ‘Democracia Corinthiana’?
Fue un movimiento creado por los jugadores y directivos del Sport Club Corinthians Paulista que puso en práctica algunas ideas que eran inéditas (y aún hoy lo siguen siendo) en el fútbol brasileño. Básicamente, los futbolistas tenían libertad para tomar todo tipo de decisiones respecto a su vida profesional: ingresos, horarios de entreno, fichajes… Decisiones que se tomaban votando tanto los futbolistas como los dirigentes del club.
– ¿Qué impacto tuvo la ‘Democracia Corinthiana’ en la sociedad brasileña?
En su génesis, la ‘Democracia Corinthiana’ fue un movimiento interno, del fútbol, algo que no tenía ninguna relación con el mundo exterior, pero proviniendo de dos largas décadas de dictadura, aquellos futbolistas acabaron por enviar un mensaje a la sociedad brasileña. Los jugadores no solo elegían su porvenir profesional, algo de por sí extremadamente inusual en esa época y en un país como Brasil, sino que aprovecharon su condición de ídolos para expresarse libremente y protestar. Definitivamente, la ‘Democracia Corinthiana’ contribuyó enormemente en el camino de la sociedad brasileña hacia la conquista de la libertad.
– ¿Lo más relevante de esta historia es que la ‘Democracia Corinthiana’ rompió las barreras del fútbol para devenir un fenómeno social?
Totalmente. Si la ‘Democracia Corinthiana’ se hubiera limitado a los ámbitos del fútbol, hubiera sido una gran experiencia, pero con un impacto menor y menos relevancia histórica. Fue cuando los futbolistas se percibieron que aquellos ideales también los debían defender como ciudadanos, que su cometido adquirió mucha más importancia. Por ello, Democracia em preto e branco es un documental sobre fútbol pero solo en parte. Es una película en la que traté de plasmar los valores que puede aportar el fútbol a la sociedad más allá de su pequeño y, muchas veces, vanidoso mundo.
– ¿Hubo más clubes brasileños que siguieran el ejemplo del Corinthians?
No, no hubo ninguna experiencia similar a la de la ‘Democracia Corinthiana’ y, desafortunadamente, dudo que la vuelva a haber. Tampoco percibo que su legado siga vivo, y ese es uno de los motivos que llevó a hacer el documental: esta historia debía ser inmortalizada enfatizando en contexto político y social en el que se produjo. No olvidemos que en durante el último Mundial, las calles de las más importantes ciudades de Brasil se llenaron de protestas pero no hubo ningún futbolista que se expresara abiertamente sobre el tema.
– ¿Necesitamos más futbolistas como Sócrates, el icono de aquella ‘Democracia Corinthiana’?
Siempre se encuentran a faltar jugadores como Sócrates. Un atleta famoso, un ídolo deportivo que pueda usar su popularidad para aportar un poco de luz sobre aquellos problemas que afectan a la sociedad. Socrates lo hizo. Se dio cuenta que podía ser el portavoz del pueblo, un activista, un líder político. Es una lástima que ya no esté entre nosotros para ayudarnos a construir un país mejor. Lamentablemente, mucha de la gente que forma parte del mundo del fútbol no se da cuenta del gran poder que este tiene. Los futbolistas no se identifican como agentes sociales. Es más, diría que muchos de ellos no se reconocen como ciudadanos, como parte de la sociedad. Viven en una burbuja y no aprovechan la gran oportunidad que tienen de ejercer una influencia positiva sobre los millones de personas que les adoran. Por otro lado, me enerva cuando oigo que el fútbol y la política no tienen relación alguna. Aunque lo que realmente me altera es el tópico que dice que el fútbol es el opio del pueblo, algo que viene diciéndose en Brasil desde hace años. Si tenemos que hablar de cultura como elemento alienante de masas, por qué no criticamos el último disco de Britney Spears o la nueva entrega de la saga Spider Man. ¿Eso no es también opio para el pueblo? El fútbol es cultura, más en un país como Brasil, donde forma parte de nuestro legado identitario como cualquier expresión musical o literaria.
Siempre se encuentran a faltar jugadores como Sócrates. Un atleta famoso, un ídolo deportivo que pueda usar su popularidad para aportar un poco de luz sobre aquellos problemas que afectan a la sociedad
– ¿Qué te llevas de la experiencia de haber rodado Democracia em preto e branco?
Más allá de haber tenido la oportunidad de conocer a personas a las que admiro desde que tengo uso de razón, dirigir Democracia em preto e branco me ha confirmado, una vez más, la idea que el fútbol es un lenguaje universal y que a través de él puedes explicar historias que van más allá del terreno de juego.
– ¿Qué aporta el OffsideFest a cineastas como tú?
Desgraciadamente, muchos festivales de cine tienden a percibir las películas sobre fútbol como un género menor, una temática que no interesará al público con inquietudes culturales. Así, festivales como el OffsideFest dan la posibilidad a cineastas de todo el mundo de exponer su trabajo en un país en el que seguramente su película nunca se hubiera proyectado. Espero que el OffsideFest acabe convirtiéndose en una fecha relevante dentro del calendario de festivales de cine en España. Espero poder estar en Barcelona en esta próxima edición y tragarme tantos documentales como pueda. Tengo muchas ganas de ver Mundial, The Highest Stakes, una película que creo que tiene muchas similitudes con la mía.
– ¿En qué otro futbolista o equipo te inspirarías para rodar un documental?
El del fútbol es un universo infinito repleto de personajes increíbles. Sin embargo, me gustaría realizar un documental sobre la cara oculta del fútbol brasileño. Destapar la corrupción del deporte en mi país y los personajes que han llevado a la bancarrota a los clubes brasileños. Actualmente, estoy finalizando un largometraje sobre los ‘Geraldinos’, unos personajes muy pintorescos y folklóricos que ocupan parte de las gradas más populares de Maracanã. La película pretende ser una metáfora de como este estadio tan legendario se ha convertido en una reflejo de la falsedad que barcina de la ciudad de Rio desde que se nos concedió la organización del último Mundial y los próximos Juegos Olímpicos. Espero poderlo presentar en el OffsideFest 2016.