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Compartir vestuario con tu pareja

Bianca Sierra y Stephany Mayor nos cuentan algo tan común como sus ganas de disfrutar de aquello que las hace felices, el fútbol, junto a la persona que aman

“Al aterrizar en Reykjavík, encendí el teléfono y me empezó a arder de notificaciones”. Cuando Stephany Mayor se reconectó al mundo virtual se dio cuenta que durante las horas de vuelo a Islandia se había convertido en el centro de controversia en su México natal. El motivo, una tierna foto en pareja publicada en Twitter con la frase ‘Mi mundo’. El problema era que aquella instantánea la hizo pública Bianca Sierra, su novia y compañera de la selección mexicana de fútbol. Casi dos años después de aquella polémica, Bianca y Stephany se han convertido en referentes y su caso ha traspasado fronteras. Hoy juegan juntas en el Thor/KA Akureyri y durante la concentración del equipo en la Manga del Mar Menor, donde se preparan para revalidar el título liguero y afrontar su próxima participación en la Champions League, explican todo lo que han luchado con tal de reivindicar algo que parece fácil de entender: son dos mujeres, son futbolistas, juegan juntas y se quieren.

Tras años coincidiendo en las categorías inferiores de la selección mexicana, Stephany y Bianca empezaron a formalizar su relación de manera más estable tras el Mundial de Canadá 2015. No obstante, un primer obstáculo deportivo se interpuso entre ellas. En México no existen equipos profesionales, así que una vez decidieron adoptar el fútbol como su forma de vida, éste las llevó por caminos distintos: Stephany encontró la oferta del Thor/KA Akureyri, mientras que Bianca se fue al Arna-Bjornar noruego. Fue en una visita de Stephany a Noruega cuando se tomó la foto de la discordia, aunque según explica Bianca nunca esperaban que la publicación supusiera un antes y un después: “Habíamos colgado muchas fotos juntas anteriormente, nuestras familias ya sabían que éramos pareja. Quizás la reacción vino porque era la primera foto en la que se hacía explícito que éramos algo más que amigas. Tuvimos muchísimas reacciones positivas, pero también muchas otras que nos tildaban de ‘machorras’ o nos decían que dábamos asco”. Stephany Mayor apunta algo muy significativo sobre el acoso en las redes: “Nunca jamás nos han dicho nada malo a la cara durante estos años, los insultos siempre vienen a través de internet”.

Las dos futbolistas removieron lo peor de una cultura todavía poco permeable a la libertad sexual y afectiva. No en balde, Stephany y Bianca son las primeras deportistas de élite mexicanas en declararse abiertamente homosexuales en toda la historia. Muchos fueron incapaces de comprender su amor, sin embargo en una pequeña ciudad pesquera al norte de Islandia encontraron un rincón de plena comprensión. “Yo llevaba un año jugando y cuando le comenté al entrenador que Bianca venía a visitarme, él me pidió que los días que estuviese por aquí se pusiera a entrenar con el equipo”. Y así fue, después de pocas sesiones los servicios de Bianca Sierra fueron requeridos por el Thor/KA: “El entrenador me hizo la de Messi, agarró una servilleta y me pidió que firmara”. Y es que el cambio cultural sigue todavía hoy sorprendiéndolas: “El otro día fuimos a un colegio a dar una charla y estábamos un poco nerviosas porque los niños empezaron a hacer las típicas preguntas de ‘¿Con quién sales?’ y la profesora nos dijo que explicáramos que estábamos juntas, sin problema. No hubo ninguna mirada de extrañeza, fue todo muy natural. Fue lindo”.

Stephany explica por qué decidieron jugar juntas: “Lo planteamos como un reto, vamos a ganar la liga y lo vamos a hacer juntas. Fue una motivación especial, conquistar nuestro primer título como profesionales y hacerlo junto a tu pareja”. Y sin duda funcionó, el Thor/KA Akureyri ganó la liga en 2017, además Stephany Mayor fue proclamada mejor jugadora, máxima asistente y goleadora del torneo. Bianca añade: “Nos involucramos mucho en temas de preparación física y de alimentación. En este año y algo que llevamos jugando juntas hemos mejorado mucho también como futbolistas. Crecer profesionalmente junto alguien a quien quieres no tiene precio”. Aunque también advierte: “A las dos nos gusta demasiado el fútbol y estamos muy pendientes de cómo podemos progresar y entrenar mejor. Por eso nos imponemos rutinas de descompresión, horas durante el día en las que está prohibido hablar de algo que tenga que ver con un balón”.

El caso de Bianca y Stephany tomó verdadera relevancia internacional al conocerse el año pasado en las páginas de The New York Times, algo que admiten les cambió la vida para bien: “Desde la publicación del reportaje, nos llegan mensajes de México y de otras partes del mundo de chicas y chicos que nos dicen que han pasado por una situación parecida a la nuestra y que somos una fuente de inspiración. Está muy padre ser un ejemplo para alguien, pero también es una responsabilidad”. Su paso al frente despertó algunos gestos de intolerancia pero con el tiempo han sido mucho más sonoras las voces de admiración y de respaldo, incluso desde la propia federación mexicana. Dirigentes y miembros del cuerpo técnico se reunieron con ellas para expresarles su apoyo- a diferencia del antiguo seleccionador Leonardo Cuéllar, quien en alguna charla al equipo había deslizado comentarios claramente dirigidos hacia ellas-.

Ambas jugadoras están orgullosas de haber sido valientes, aunque Stephany tiene un pequeño reproche ante la exposición mediática de los últimos meses: “Se dice de nosotras que somos la pareja que tuvo que huir por amor y eso no es cierto. Nosotras no huimos de nada ni de nadie, tenemos el derecho a querer ganarnos la vida con lo que más nos gusta y en México no podemos hacerlo. El fútbol nos dio la oportunidad de compartir esta aventura y ser profesionales, pero no hemos venido hasta aquí para escondernos”.

Sin esconderse y con naturalidad, así es como Bianca Sierra y Stephany Mayor cuentan algo tan común y tan humano como sus ganas de disfrutar de aquello que las hace felices junto a la persona que aman. Ellas han sido las primeras en reconocerlo públicamente, pero a tenor de cómo evoluciona el fútbol- a veces para bien- es cuestión de tiempo que el caso de estas dos futbolistas mexicanas sea cada vez menos extraordinario.