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La fiebre Gascoigne

Los ingleses sueñan con sumar la primera Eurocopa de su historia. Y para ello apelan a la mística de la edición de 1996 y de la figura de Paul Gascoigne

Todo hijo se quiere parecer a su padre. Son nuestros referentes, nuestra brújula en el trayecto que es la vida. Su carrera nos sirve de precedente y nos da esperanza. Ellos son los que nos trajeron al mundo, y los que nos enseñaron a ser quienes somos. Aunque en el año 1996 algunos de los integrantes en la lista de Inglaterra para la Eurocopa aún no habían nacido, sus padres, en este caso futbolísticos, se quedaron a dos pasos de la gloria.

Cabe decir que aquellos jugadores no fueron ejemplo de lo que es moralmente correcto. O al menos las semanas previas a la competición que se celebraría en su país. El seleccionador Terry Venables decidió llevarse a los muchachos en una gira por Asia. Hong Kong y China fueron las privilegiadas. Y a la vez las víctimas. Después de dos ajustadas victorias, los ingleses salieron a tomar unas cervezas con motivo de la víspera del cumpleaños de Gascoigne. Pero maldito ‘Gazza’, la que lió. Se sentó en una inexplicable silla de dentista que amueblaba un bar en la noche de Hong Kong para beber todo lo que le acercaran a la boca. Al día siguiente los tabloides de las islas británicas se hicieron eco de lo sucedido. Y lo que parecía hundir al vestuario, lo unió aún más.

Con el Football is coming home sonando a todo volumen en los coches y las casas inglesas, los ‘Three Lions’ fueron escalando posiciones entre las favoritas. Pero su sueño fue negado por los alemanes, con hambre de revancha tras la final perdida del Mundial del 66. A 180 minutos del título, otra vez, como en 1968. El fútbol no volvería a casa.

Nuevas esperanzas

Pero como en la vida, siempre hay nuevas oportunidades. Y la de este año es única. Inglaterra va a presentar una de las mejores selecciones que se le recuerda, con el gol de Kane, la explosividad de Rashford y el talento de Grealish. Tres de muchas otras piezas con las que Gareth Southgate va a contar para levantar el tan ansiado trofeo. Pocas mejores oportunidades habrán, ya que la final se disputa en el templo inglés, Wembley. Los lads están preparados. O al menos es lo que quieren hacernos ver. Hasta Phil Foden ha tuneado su pelo al estilo Gascoigne. El antihéroe, pero a la vez el más querido. Por lo menos lo será hasta que no repita lo que hizo ‘Gazza’ en la gira por Asia. El mundo ya se ha encargado de recordárselo, la fiebre Gascoigne está bien, pero hasta cierto punto.

 

Inglaterra va a presentar una de las mejores selecciones que se le recuerda, con el gol de Kane, la explosividad de Rashford y el talento de Grealish

 

Dentro de todo este romanticismo que ya de por sí rodea siempre a la selección inglesa hay que sumarle un par de matices más. Uno es la controversia con la convocatoria, que, aunque existe en todos los países ya que no se puede contentar a todo el mundo, en Inglaterra ha levantado una peculiar crítica. Southgate decidió llamar a cuatro teóricos laterales o carrileros derechos: Kyle Walker, Trent Alexander-Arnold, Kieran Trippier y Recce James, ante la sorpresa de los seguidores. “¡¿Cuatro laterales derechos?!”, se preguntaban los diarios ingleses. La razón era la formación que supuestamente usará el seleccionador, con tres centrales y dos carrileros. La mala suerte ya se encargó de jugar su baraja; Alexander-Arnold se lesionó en un partido de preparación y Ben White ocupó su lugar. No más críticas, señoría.

El otro es el del encuentro en fase de grupos contra sus vecinos escoceses en Wembley. Qué mayor manera de volver a una gran competición de selecciones que con un ‘Auld Enemy’, pensarán los del norte. Mucho que ganar, poco que perder. Y seguro que aún se acuerdan del magnífico gol y la controvertida celebración que el bueno de Gascoigne les brindó. Con un ligero toque con la izquierda por encima de Colin Hendry y un golpeo con la derecha antes que el balón tocara el suelo provocó el delirio entre los ingleses, y la decepción entre los ‘Tartan Terriers. La celebración fue aún más dolorosa, se lanzó al lado de la meta escocesa esperando a que sus compañeros llegaran para emular lo que había ocurrido en Hong Kong. Suerte que jugaban en Inglaterra. El día siguiente el Daily Mail tituló su edición en papel con unas palabras de reconciliación: “Mr. Paul Gascoigne: An Apology” (Señor Paul Gascoigne: Una disculpa).

Tradición contra espectáculo

Como en cada edición de un gran torneo futbolístico, hay quienes ven con buenos ojos la victoria inglesa y otros que es lo último que desean ver. La batalla de siempre. El fútbol tradicional, el de los fans de los delanteros carismáticos pero leales, como Le Tissier, contra los amantes del espectáculo puro, que se excitan con una publicación de Mbappé en las redes sociales. Aunque cada vez más el fútbol tradicional se acerca al puro espectáculo, hay quienes aún creen en la esencia del fútbol. En lo que, al final, nos ha hecho llegar hasta donde estamos. Y este sentimiento se ve reflejado en Inglaterra, los creadores de este deporte. Porque puede ser el año que el fútbol vuelva a casa y nos haga viajar, aunque sea por última vez, a los inicios.

 


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Fotografía de Imago.