Cerca de cien mil espectadores en las gradas del viejo Wembley. Bobby Moore, a hombros de sus compañeros. El árbitro había señalado el final del encuentro varios minutos antes. Un corro de jugadores vestidos de rojo levantaban a su capitán. A su ‘6’. Al central. Pero él no era su héroe aquella tarde. Lo era Geoff Hurst, un delantero de 24 años que a día de hoy sigue siendo el único jugador en marcar un hat-trick en la final del torneo. Había anotado tres de los cuatro goles de su equipo. Acababa de vencer a la Alemania Federal de Franz Beckenbauer. Era julio de 1966, y Bobby Moore alzaba en sus manos el primer Mundial de Inglaterra.
La historia reciente del fútbol inglés tampoco ha mejorado a nivel de selecciones. Quedó eliminada en la fase de grupos del Mundial de Brasil sin haber sumado una sola victoria, no pudo pasar de octavos en la Eurocopa de Francia y en el Mundial de Rusia se fue a casa en semifinales traer caer ante Croacia. Se fue Hodgson, pasó Allardyce y llegó Southgate.
Han pasado ya más de cincuenta años de aquella imagen de Bobby Moore levantando el Mundial. Sin duda, el título más importante de la historia del fútbol inglés, y del que hoy en día se sigue presumiendo a lo largo y ancho de todo el territorio. Sin embargo, al contrario de lo que muchos piensan, no se trata de su última conquista. Y es que hace no tanto tiempo, hubo una selección inglesa campeona.
En concreto, hay que retroceder veinte años en la historia del fútbol. Francia se preparaba para albergar su segundo Mundial. A modo de previa, y para probar las instalaciones, organizaron un campeonato amistoso en 1997 llamado Le Tournoi de France. Lo que a día de hoy supone la Copa Confederaciones, pero que por aquel entonces solo se disputaba en Arabia Saudí, en lugar del país anfitrión del torneo como en la actualidad.
Torneo de históricos
Cuatro selecciones disputaron Le Tournoi de France: Brasil, Italia, Inglaterra y la propia Francia. A pesar de tratarse de un campeonato amistoso, adquirió gran repercusión debido al alto nivel de los países que acudieron, así como de los nombres propios que iban a jugarlo con cada equipo. Maldini, Del Piero, Ronaldo, Romario, Zidane o Desailly eran algunas de las grandes estrellas del torneo. La selección inglesa no tenía nada que envidiar a sus rivales con joyas como David Beckham o Alan Shearer.
La configuración del torneo fue muy simple. Jugaban todos contra todos. Un total de seis partidos en cuatro ciudades diferentes que determinarían el campeón. Inglaterra se estrenó en Nantes con una victoria ante Italia por 2-0. Los goles de Ian Wright y Paul Scholes dejaron sin opciones a los italianos antes de que terminara la primera parte. Primera victoria de Inglaterra ante Italia en veinte años.
Tres días después, encuentro ante el anfitrión. En esta ocasión, los ingleses tuvieron que sufrir algo más que en el primero. Cuando parecía que se iba a llegar al pitido final con el empate -no había prórroga-, Alan Shearer aprovechó un fallo de Barthez para dar la victoria a su país a falta de cuatro minutos para el final. Primera derrota de Francia en casa tras cuatro años, y ante Inglaterra desde 1949.
Lo cierto es que la selección inglesa no pudo celebrar su último título como se merece, con una victoria. El empate entre Italia y Brasil un día después le convirtió de manera matemática en la campeona de Le Tournoi de France. Al equipo, entonces entrenado por Glenn Hoddle, le quedaba por jugar la última jornada ante la canarinha. Y perdió. Romario marcó el único gol a la hora de partido y dejó a los ingleses sin el pleno de victorias en el campeonato.
A pesar de la derrota en la última jornada, Inglaterra pudo demostrar en una semana el gran potencial que ostentaba su equipo. Un grupo de jugadores que aspiraban a comerse el mundo y que querían terminar con la mala racha que arrastraba su país desde 1966. Desde aquella histórica final en Wembley. Inglaterra quería convertirse en un equipo campeón.
El final de la historia es más que conocido. Aquel grupo de jugadores se quedó finalmente sin saborear la gloria. Un año después llegó el esperado Mundial de Francia y la selección inglesa quedó eliminada en octavos de final. Argentina les dejó fuera en los penaltis en un partido lleno de polémica arbitral. El final del sueño. Una nueva derrota más. Un nuevo fracaso. Y así, hasta el presente. Inglaterra no ha vuelto a ser campeona.