¿Qué son 30 años? Unos dirán a esa edad que están en la flor de la vida, apurando su frenética juventud. Mirando de reojo al futuro, ignorando que ya toca sentar la cabeza. Otros habrán mutado el chip. El cambio de pañales -si sus bolsillos se lo permiten- habrán dejado de ser un proyecto para pasar a ser un dolor de cabeza. Los millennials han visto cómo el mundo cambiaba frente a sus ojos. Mucho. Quizás demasiado. La caída del muro de Berlín les pilló con el chupete en la boca. La disolución de la URSS o los Juegos Olímpicos de Barcelona, cambiando cromos en el recreo. El atentado en las Torres Gemelas, con los primeros besos. Han cambiado teléfonos móviles enormes por diminutos, y luego otra vez por grandes. Sin embargo, la mayoría de ellos no lo había visto todo. Hasta ahora.
Ahora ya han visto al Liverpool ser campeón de la liga inglesa. Millones de personas en todo el globo han experimentado esta sensación por primera vez. A una generación tras otra, la frustración les amargaba cada final de temporada, viendo cómo el entorchado pasaba de largo un año más. Peor era la sensación de impotencia de los hinchas que sí habían vivido el último título liguero ‘red’. Incluso, algunos no han podido completar la eterna espera y se han ido antes de tiempo; son, seguramente, los más recordados ahora. Y celebrar sin celebrar: ni liberación en Anfield, ni frenesí en los pubs. Nada. Además, tres meses sin el cuero rodando para prolongar la espera, para más inri.
De ser la máxima potencia nacional a convertirse en un mero espectador. Gerrard, Carragher, Owen, Torres o Suárez, tan cerca de la corona. Resbalones inoportunos o 97 puntos estériles
30 años sirven para convertirse en el hazmerreír del país. De ver como muchos saborean la gloria mientras tú debes conformarte con sinsabores. De pasar de ser la máxima potencia nacional a convertirse en un mero espectador. Gerrard, Carragher, Owen, Torres o Suárez, tan cerca de la corona. Resbalones inoportunos o 97 puntos estériles. Ni el par de ‘Orejonas’ conseguidas en 2005 y 2019 han saciado del todo el vacío de los corazones del rojo Mersey.
Tantas cosas han pasado desde que el Liverpool se coronó campeón por última -ahora ya penúltima- vez. La década de los 90 se estrenó con título en Anfield. Y luego el vacío. El Arsenal tomó el relevo y el Leeds United se llevó la última edición de la First Division. En el curso 1992-93 se estrenó la Premier League. Desde entonces, los ‘reds’ han perdido el trono inglés; cuando el Liverpool tenía 18 títulos, el Manchester United le miraba de lejos, con siete. Pero la era Premier ha sido de lo más fructífera para los ‘red devils’, que se han aupado al primer puesto del palmarés inglés con 20 entorchados. Ahora, el reto para el Liverpool es recuperar su sitio hegemónico en el país que inventó el fútbol; ya están a uno.
Entretanto, otros equipos han ido llenando sus vitrinas mientras en Anfield se quedaban de brazos cruzados. Chelsea, Manchester City, Arsenal e incluso Blackburn Rovers y Leicester City han sido capaces de conseguir aquello que al Liverpool le ha costado una eternidad. De hecho, Sir Kenny Dalglish, que condujo desde el banquillo a los de rojo al campeonato en 1990, se llevó no sólo su magia, sino también el éxito a Blackburn. Al lado del Mersey caminaron entonces un poquito más solos, más desamparados.
Aquel título de la First Division en la temporada 1989-90 ponía el punto y final a la etapa más dorada del club. Desde 1976 hasta aquel año, el Liverpool había alzado nada más ni nada menos que hasta diez campeonatos ingleses. Entre racha y racha, sólo pasó un año sin que los hinchas ‘reds’ pudiesen cantar el alirón. Nottingham Forest, en 1978; Aston Villa, en 1981; Everton, en 1985 y 1987; y Arsenal, en 1989, fueron los únicos capaces de birlarle el entorchado al Liverpool en década y media. Una auténtica tiranía.
El broche de oro a una época
El Liverpool de Klopp se ha llevado la Premier League sin despeinarse. Cómo y cuándo ha querido. Con una superioridad abrumadora que quizás no volverá a verse jamás. De hecho, el último cuadro ‘red’ que levantó la First Division lo hizo holgadamente. Sin embargo, no aplastó a sus rivales como lo han hecho los muchachos liderados por Salah, Firmino y Mané. Aunque la campaña 1989-90 firmada por los de Dalglish fue muy completa. Aquel Liverpool venía actuando por inercia los últimos 15 años y, en el curso anterior, selló el triunfo en la FA Cup -ganando la final por 3-2 a los vecinos del Everton- y empató a puntos con el Arsenal en la cabeza de la clasificación, aunque el título cayó en el saco de los ‘gunners’. Así pues, la que resultó ser la última temporada del dominio del Liverpool, se consiguió con mano dura. El broche de oro a toda una época.
23 victorias, diez empates y cinco derrotas son unos buenos números, pero tampoco nada del otro mundo. Eso sí, suficientes si se logra meter un colchón de nueve puntos con el segundo clasificado. El Aston Villa acabó lejos de los 79 de un Liverpool que hizo valer el mejor goal average de toda la liga. Los de la ciudad marinera destacaron por su rocosidad en defensa -37 tantos concedidos en 38 partidos- y, sobre todo, por su puntería: ninguno de sus inmediatos perseguidores se acercó a los 78 tantos logrados por los pupilos de Dalglish. De hecho, en la temporada 1989-90 el Liverpool registró su mayor goleada en liga, que aún a día de hoy perdura: un escandaloso 9-0 al Crystal Palace en el que hasta ocho jugadores vieron portería.
El Liverpool registró su mayor goleada en liga, que aún a día de hoy perdura: un escandaloso 9-0 al Crystal Palace en el que hasta ocho jugadores vieron portería
Ningún ‘red’ amarró el galardón de máximo goleador de la campaña. Sin embargo, el ataque del Liverpool fue de lo más coral; la dupla formada por John Barnes y Ian Rush sumó un total de 40 dianas -con 22 y 18 respectivamente-, conformando así más de la mitad de la producción ofensiva de los de Anfield. En esta línea, el jamaicano fue nombrado mejor futbolista del curso gracias a su papel clave en la conquista del título. Al binomio atacante se les sumaron las buenas actuaciones de Breadsley también arriba; Grobbelaar en la portería; Hysén, Hansen, Venison o Burrows en defensa; y McMahon o Whelan en la media. Una plantilla con mucho más trabajo y cohesión que nombres.
El título de liga no supuso un premio extra para el Liverpool. Después de cinco años, la UEFA levantó la sanción al fútbol inglés. Los conjuntos de la First Division podían volver a participar en las competiciones continentales. El Liverpool se había ganado sobre el césped el derecho a aspirar de nuevo a reinar en Europa, como ya hizo cuatro veces entre 1977 y 1984, pero el órgano rector futbolístico lo impidió. El desastre de Heysel aún pesaba demasiado y los ‘reds’ tuvieron que esperar una temporada más para añadir la ‘Orejona’ otra vez en su lista de deseos.
Entonces, ¿qué son 30 años? Alegrías que jamás han vivido muchos, penurias que se les han repetido como un deja-vu, como una gota malaya. Salah, Mané, Firmino, van Dijk, Alexander-Arnold, Robertson o Alisson se han calzado las botas para coronar al Liverpool. Un hecho inaudito para ellos; nunca lo vieron por televisión porque básicamente no habían ni nacido. Quién a lo mejor sí estaba delante de la pantalla, aún sin comprender qué pasaba a su alrededor ni qué hacían aquellos once tíos de rojo, era un futuro capitán -Henderson- nacido escasos meses antes del título. Y quién sabe si aquel chaval, de nombre Jürgen, que jugaba en el SG Rot-Weiß Frankfurt de la segunda división alemana soñaba, algún día, en firmar desde el banquillo la mejor temporada de siempre de un conjunto inglés. Para que los hinchas ‘reds’ te digan que la espera no ha valido la pena.
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Fotografía de Getty Images.