1929. La Liga, el hoy campeonato principal de nuestro fútbol, arrancaba su historia. Atrás quedaban los tiempos en los que el Campeonato de España -la Copa- era el único torneo estatal en el que los mejores clubes del país se medían para saber quién era el mejor entre nuestras fronteras. Los campeonatos regionales también pasaban a un segundo plano. A partir de entonces, los fines de semana se empalmarían, uno tras otro, en una lucha constante, en un ‘todos contra todos’, para definir con mayor certeza y argumentos al mejor equipo del año.
Aquella historia empezó un domingo 10 de febrero. Cuatro partidos en ese día. El restante, dos días después, entre Racing de Santander y Barcelona. Pero, de regreso a aquel domingo, el Europa visitaba al Real Madrid, la Real recibía al Athletic, el Arenas de Guetxo se enfrentaba al Atlético y el Espanyol hacía lo propio ante el Real Unión de Irún. Este último, en el Estadio de Sarrià, sería el primero de todos ellos. A las 15:10 de la tarde, justo después de los postres y el café, el colegiado Escartín Morán tuvo el honor de dar el pitido inicial al primer partido de la historia de la Liga.
El Espanyol presentó muchas bajas. Venían de jugar la final de Copa una semana antes y el entrenador inglés Jack Greenwell decidió que lo mejor era darle descanso a la gran mayoría de los futbolistas que se impusieron por 2-1 al Real Madrid en Mestalla, ante 25.000 almas, en un duelo bajo la lluvia al que siempre le acompañará la etiqueta del ‘Partido del agua’. Solo el defensa Ramón Trabal y el extremo Martín Vantolrà repitieron en el ‘once’. Los demás, habituales suplentes. O incluso adolescentes. Entre ellos, un joven delantero de 17 años: Josep Prat, al que todos llamaban ‘Pitus’, y que, sin saberlo, cuando Escartín Morán decidió que era hora de empezar a darle patadas al balón, estaba a pocos minutos de hacer historia, de rubricar su nombre en ella.
Con solo 17 años, un joven que apenas había jugado un puñado de partidos con el Espanyol pasaba a la historia por marcar el primero de los más de 70.000 goles que se han gritado en la liga española
Habían pasado apenas cinco minutos de partido, a las 15:15 de la tarde, a la hora del inicio del Real Sociedad-Athletic, cuando llegó su momento. “Vantolrà y Oramas, en una de sus combinaciones, crean el peligro ante Emery [abuelo del entrenador del Villarreal, Unai Emery]; Oramas chuta y la pelota rebota en un irundarra, dirigiéndose con mal efecto hacia el goal”, relataba la crónica del Mundo Deportivo, antes de continuar con la descripción del primer tanto de la historia de la Liga, “Prat, oportuno y bien colocado, entra contra ella y sin perder la serenidad, seguro y calculando, cuela el primer goal, que es recibido con la ovación que es de suponer”. De ese modo, con solo 17 años, un joven que apenas había jugado un puñado de partidos con el primer equipo del Espanyol pasaba a la historia de nuestro fútbol por haber marcado el primero de los más de 70.000 goles que se han gritado en la liga española desde entonces.
El encuentro, por cierto, más allá de su condición de novedoso, también estuvo cargado de emoción. Un par de remontadas en 90 minutos fueron la carta de presentación del campeonato. Tras el descanso, el irundarra Luis Regueiro firmó dos tantos al poco de reanudarse el juego. Empató en el 52’ y puso al Real Unión por delante en el marcador cinco minutos después. Sin embargo, el Espanyol no le perdió la cara al partido y batalló por la victoria gracias a un Rafael Oramas que, también con un doblete -en el minuto 60 y en el 76-, le dio los primeros dos puntos de la Liga a los ‘pericos’, que quedaron boquiabiertos con la actuación de su equipo, pero, sobre todo, con la del chico que les había hecho levantarse de sus asientos para celebrar el gol que abría el marcador.
“La actuación de Prat tampoco sorprendió a los que le conocen. Le habíamos visto en el Gracia, y sabíamos que estaba llamado a pregonar y honrar su origen en cuanto pasaran un par de años y pudiera pulirse en un team de primera categoría. Sus primeros admiradores le apodaron ‘Piera petit’ ‘asegurándose’ la plaza que éste deja vacante en la fama. Ya había jugado Prat algún partido con el primero españolista pero puede decirse que hasta ayer no había hecho su debut oficial en partidos de primera categoría, y a fe que no han de ser escasos los elogios que se le tributen. Prat ha confirmado con creces el pronóstico de los que le vieron nacer técnicamente. Ha caído en buenas manos y Greenwell acabará de hacer de él el extremo ideal que algún día pueda sustituir a Vantolrà”, se leía en las líneas del Mundo Deportivo en la edición del 11 de febrero. Unas palabras que fueron premonitorias, pues, solo dos temporadas después, bajo los mandos del entrenador Paptricio Caicedo, ‘Pitus’ Prat se convirtió en titular indiscutible del equipo, llegando incluso a ser convocado con la selección española para el Mundial de 1934 en Italia.
Jugó durante diez años en el Espanyol, coincidiendo sus últimos cursos en Sarrià con la guerra civil española. Tras el conflicto bélico, le dio tiempo a levantar la segunda Copa en la historia del conjunto blanquiazul, en 1940, ante el Real Madrid, club por el que ficharía precisamente ese mismo verano. Y ahí, en Chamartín, pondría fin a su carrera futbolística solo un año después el hombre que tuvo el honor de marcar el primer gol de la historia de la Liga, ‘Pitus’ Prat.
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