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La terapia de Klopp

La llegada del técnico alemán a Anfield ha cambiado la cara a un Liverpool que ahora tiene nuevos argumentos tácticos y anímicos para vencer

Football Soccer - Stoke City v Liverpool - Capital One Cup Semi Final First Leg - Britannia Stadium - 5/1/16 Liverpool manager Juergen Klopp celebrates at the end of the match Reuters / Darren Staples Livepic EDITORIAL USE ONLY. No use with unauthorized audio, video, data, fixture lists, club/league logos or "live" services. Online in-match use limited to 45 images, no video emulation. No use in betting, games or single club/league/player publications. Please contact your account representative for further details. - RTX216F7

¿Qué hará tan especial al Liverpool para que, desde la fundación de la Premier League en 1992, no haya ganado ni una sola liga y haya jugado, con la de hoy, siete finales internacionales? Por lo pronto, Anfield y Jürgen Klopp. El primer recurso, eterno hervidero de pasión y presión al rival. El segundo, el más importante. El Liverpool pasó de ahogarse en la indiferencia más profunda en su debut europeo en Burdeos formando, con Brendan Rodgers a la cabeza, un 3-4-2-1  con Rossiter, Joe Gómez y Jordon Ibe, a un 4-3-3 salvajemente dominador y peligroso en su último partido europeo hasta la fecha, la victoria por 3-0 ante el Villarreal que les llevó a la final.

El trabajo de Jürgen Klopp durante los últimos siete meses en Liverpool no ha sido nada fácil. Rodgers le dejó un equipo carente de identidad, sin ideas ni plan definido y con muchas de las teóricas estrellas en un estado de forma casi alarmante. Su destitución llegó en la jornada ocho de liga, tras un insulso empate en el derbi de la ciudad ante el Everton, dejando al equipo en un insuficiente décimo puesto. La terapia de choque de Klopp consistió, fundamentalmente, en recuperar anímica y psicológicamente a un equipo alicaído y con una visible falta de confianza. El proceso no fue fácil, puesto que la presión del entorno y la inmediata exigencia de resultados en todas las competiciones se tornaron en los peores enemigos de un Klopp cuya metodología tuvo que verse acelerada.

El camino de Klopp comenzó a virar hacia un destino fructífero en la Europa League, pese a que el inicio no fue nada bueno. El punto de inflexión llegó con la victoria en Kazán gracias a un solitario gol de Ibe. Aunque el equipo no brilló, se comenzaron a intuir los pilares sólidos del Liverpool de Klopp: olvidar la defensa de tres, cimentar la salida en un mediocentro y dos interiores y otorgar libertad en tres cuartos a Firmino y Coutinho para que puedan brillar, crear espacios, otorgar profundidad y generar situaciones favorables a un delantero centro variable.

 

La terapia de choque de Klopp consistió, fundamentalmente, en recuperar anímica y psicológicamente a un equipo alicaído y con una visible falta de confianza

 

Sin la figura de un mediocentro puro para dar la salida limpia que Klopp necesitaría para dominar en base al balón, se ha visto obligado a forzar una mayor inspiración de sus trecuartistas otorgándoles el peso ofensivo y una libertad que ha dado sus frutos, sobre todo, en Firmino y Coutinho. En la base, pese a no ser el ‘Gündogan’ que Klopp desearía, el crecimiento de Emre Can como único mediocentro ha sido notable, imponiéndose a otras alternativas y convirtiéndose en un jugador que otorga salida rápida y primer toque, potente conducción, incorporación ofensiva e inteligentes lecturas de una presión -sello de identidad de Klopp- que no alcanza los niveles del Dortmund, pero que ha ganado enteros gracias al trabajo de Lallana y Milner, teóricos titulares, que acompañan a Can como interiores y se alternan en ofrecer juego posicional por dentro y desborde por fuera. Sin ir más lejos, el gol de la victoria en el último minuto frente al Dortmund llegó tras un centro de Milner desde la derecha en un partido donde participó, sobre todo, por dentro. La polivalencia de sus hombres de centro del campo le permite tener variantes para dominar los partidos.

Línea por línea, así es el Liverpool de Jürgen Klopp:

PORTERÍA

El rendimiento del belga Simon Mignolet ha sido puesto en entredicho en diversas ocasiones a lo largo de esta temporada. Alternando errores propios con los de la defensa, el Liverpool se ha convertido, por méritos propios, en el equipo que más fallos defensivos comete en las cinco grandes ligas europeas según el portal de estadísticas Squawka. El trabajo psicológico que Klopp tuvo que llevar a cabo con la plantilla tras su llegada, tuvo una incidencia especial en la figura de Mignolet, que nunca ha dejado de ser titular indiscutible.

 

El trabajo psicológico que Klopp tuvo que llevar a cabo con la plantilla tras su llegada, tuvo una incidencia especial en la figura de Mignolet

 

Tras meses de trabajo y recuperación mental, al ser señalado por la grada, el belga tuvo su reconciliación con Anfield cuando detuvo dos penaltis en la vuelta de las semifinales de Capital One Cup ante el Stoke City, permitiendo al Liverpool volver a jugar una final nacional que acabaría perdiendo también en penaltis. En la misma semana del partido ante el Stoke llegó su renovación por cinco temporadas más, otorgándole una confianza que le ha permitido llegar en plena forma al tramo decisivo de la temporada.

Tanto en la eliminatoria ante el Dortmund como, en menor medida, ante el Villarreal, Mignolet ha sido clave con intervenciones meritorias que han sujetado al equipo desde la portería. Sus 193 centímetros y su envergadura le convierten en un portero difícil de batir por arriba y con capacidad para tapar huecos a los delanteros. Sus reflejos han sido su mejor arma en esta Europa League y parece tenerlos a punto para la final. Como contras, su juego con los pies es poco hábil y es propicio a cometer errores por falta de concentración.

DEFENSA

Durante la práctica totalidad de la temporada, la defensa ‘red’ no ha estado a la altura de las circunstancias: errores de colocación, de salida de balón, de jugadas de estrategia e incluso de intensidad les han lastrado y restado muchos puntos en otra temporada para el olvido en Premier League.

En la posición de central han sido, principalmente, Sakho, Lovren y Skrtel los centrales puros se han alternado en la titularidad durante toda la temporada. La distinción en la ‘pureza’ viene dada porque, debido a las lesiones, Klopp ha tenido que recurrir a situaciones de emergencia en más de una ocasión para reconstruir la zaga: Emre Can y Lucas Leiva. El brasileño ha sido quien más ha mutado su posición, llegando incluso a ser titular en la final de la Capital One. Quizá el mejor central de la plantilla sea Dejan Lovren, pero su irregularidad debido a las lesiones le ha lastrado en muchos momentos, impidiéndole brillar en Liverpool hasta ahora. Con Klopp ha llegado el mejor momento del croata. Tras regresar en abril de la última de sus lesiones se ha convertido en el líder de la defensa ‘red’: es quien mejor salida de balón aporta, manda en el juego aéreo, corrige los errores de posición de sus compañeros y es un gran rematador. No en vano a sus 26 años ha movido ya 48 millones de euros en traspasos.

 

Lovren es quien mejor salida de balón aporta, manda en el juego aéreo, corrige los errores de posición de sus compañeros y es un gran rematador

 

Junto a él, quien venía jugando con asiduidad era Sakho, pero un problema en un control ‘antidpoping’ le ha inabilitado para jugar, dejando su sitio al veterano Kolo Touré. Las capacidades atléticas del costamarfileño ya no son las mismas que hace diez años, cuando un gol suyo catapultó al Arsenal a la final de la Champions. Aun así, y pese a las continuas mofas de la afición inglesa, Kolo ha rayado a gran nivel en la eliminatoria ante el Villarreal, siendo titular en ambas. Sus carencias en velocidad las suple su compañero Lovren, mientras que Touré aporta una importante fortaleza física en los marcajes, omnipresencia en los balones parados y una interesante lectura a la hora de cubrir espacios. Pese a que no están exentos de fallos, es la pareja que se intuye de cara a la final.

En los costados, Klopp ha querido emular el sistema de laterales que utilizaba en el Dortmund con Schmelzer y Piszczek, utilizando como fijos a Nathaniel Clyne y Alberto Moreno. Su importancia en el esquema es capital, pues otorgan amplitud a un equipo que alterna el juego por dentro, con los laterales abiertos como único recurso por fuera, como el juego de banda buscando la superioridad en el dos contra uno para el que ambos son imprescindibles. En faceta defensiva, el primer tramo de temporada dejó mucho que desear, pero tras asentarse los conceptos de presión y ocupación del espacio que Klopp ha implantado, el rendimiento de ambos laterales ha aumentado considerablemente. Dos de los mejores jugadores de este Liverpool.

CENTRO DEL CAMPO

La ausencia de una figura organizativa y decisiva en el mediocentro tras el aterrizaje de Klopp en Anfield conllevó el inicio de un lento proceso de selección de candidatos. Tras pasar por esa posición hasta cinco jugadores, el técnico alemán ha parecido decidirse por Emre Can de cara al tramo decisivo de temporada. Joe Allen y Lucas Leiva han demostrado un correcto posicionamiento en la base y una salida digna de pelota, pero ninguno ha pulido tanto sus capacidades como Can. El alemán -compatriota de Klopp- otorga una potente conducción en salida de pelota y unas virtudes defensivas y ofensivas en las dos áreas, que ahora mismo Leiva y Allen no pueden garantizar.

 

Tras pasar por el mediocentro hasta cinco jugadores, Klopp ha parecido decidirse por Emre Can de cara al tramo decisivo de temporada

 

Tanto el galés como el brasileño son dos opciones para los interiores, en lo que todo apunta a ser un 4-3-3, sistema con el que mejor se ha empleado el conjunto ‘red’ esta temporada. No obstante, las opciones más probables son Milner y Lallana, ambos recientemente seleccionados por Inglaterra para la Eurocopa del próximo verano. El caso de Milner es el paradigma de la persistencia: el inglés ha jugado en todas las posiciones posibles desde el centro del campo en adelante desde que debutara en la Premier League en las filas del Leeds United en el año 2003. Con Klopp ha adquirido un rol de interior polivalente, cargando diversas zonas en la parcela ancha y otorgando siempre una opción de pase en el escalafón intermedio entre Can y los trecuartistas. Junto con Lallana forman una pareja con mucha movilidad y de permanentes intercambios que, además de permitir dominar con la pelota, se convierten en útiles armas en transición. El hecho de no tener posición fija les permite liberarse de las marcas y crear peligro desde cualquier costado.

DELANTEROS

La parte más letal, efectiva y brillante del Liverpool. Si algo queda en la plantilla que recuerde al gran Liverpool de siempre, esa es su delantera. No en vano, los 128 millones de euros que han invertido en Sturridge, Coutinho, Origi, Firmino y Benteke se debían notar en algún momento. Pese a que el último nunca ha llegado a acoplarse al equipo, el resto han visto optimizadas sus virtudes desde la llegada de Jürgen Klopp. Los casos de Firmino y Coutinho son los más destacables. El ex del Inter ha sido el bastión del equipo en las dos últimas temporadas, demostrando tener una calidad e inteligencia superior al resto que no siempre ha mostrado cuando debería. Hasta la llegada de Firmino. A este último le costó muchísimo acoplarse a la dinámica del equipo. Venía presionado por los 41 millones que pagó el Liverpool por él y no encontró el sitio hasta transcurridos más de seis meses. Tanto Rodgers como, en menor medida, Klopp, buscaron su posición en la punta de ataque, donde se sintió perdido y sin rendimiento. No fue hasta que apareció Origi ante el Dortmund cuando las piezas se ensamblaron y el ataque cuajó.

 

Si algo queda en la plantilla que recuerde al gran Liverpool de siempre, esa es su delantera

 

Bien con Origi o con Sturridge -permaneció varios meses lesionado- la figura de un nueve referencia ha ayudado a Coutinho y Firmino a la hora de entenderse entre sí y con el equipo. Los brasileños no tienen la obligación de rematar en el área y pueden ser más profundos, móviles y sorpresivos, al mezclar con los interiores. Es habitual ver a ambos caer a bandas, intercambiárselas, servir centros y hasta permutar con el nueve en determinadas situaciones. Este hecho les permite ser aún más decisivos a la contra, siendo ambios muy buenos conductores.

Junto a ellos, un nueve. Klopp encontró en Origi la manera más adecuada de emular la presión que hacía en el Dortmund con un Origi que no rindió hasta llegada de esa eliminatoria. Curiosamente, han sido las últimas tres eliminatorias de Europa League las que han cohesionado a un bloque cuya capacidad competitiva seguía en entredicho pese al cambio de entrenador. Con Origi, el Liverpool ganó en velocidad, presión, trazas de juego directo y definición. Y en su ausencia, Sturridge. El belga permaneció lesionado los dos partidos ante el Villarreal y jugó su homólogo inglés. Con menos corpulencia, pero más dominio del área pequeña. Olfato de gol y remate nato: dos acciones suyas en área pequeña sepultaron al conjunto amarillo, llevándoles a su primera final continental en nueve años.

EL PARTIDO

Ante un presumible Sevilla conservador, doblando laterales para minimizar riesgos, se entiende que el Liverpool llevará el peso del partido como hiciera la mayor parte del tiemo ante el Vilarreal. No le pesó. La movilidad de los interiores puede encontrar posiciones ventajosas en campo contrario gracias al primer pase de Can, intentando desarbolar la organización del centro del campo hispalense (Krychowiak y N’Zonzi) para ganar un espacio que puedan atacar Firmino y Coutinho. Si Emery tiene pensado cubrir esos posibles huecos con las ayudas de los volantes, asumirá el riesgo de dejar despoblada una zona de banda que el Liverpool suele atacar acertadamente con la profundidad de sus laterales.

Las opciones del Sevilla pasan por aprovechar ese espacio que el Liverpool concederá a su espalda, atacarlo con contragolpes lanzados por un excelso Banega y ser igual de definitivo en el remate que lo está siendo Gameiro últimamente. Forzar la basculación de los centrales puede motivar errores ante los que el galo se relame para volver –por tercera vez consecutiva- a hacer historia.