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La samba del Sáhara

Nikson Vidal lo dejó todo en Brasil para iniciar una nueva aventura en el fútbol mauritano. Ahora, su objetivo es formar parte de la selección de su país de acogida

Este artículo, firmado por Fernando Beltrán, se publicó originalmente en la web de Highbury, socio digital de Panenka.


Cae la noche sobre la ciudad de Nouackchott. El mar continúa en calma y las altas temperaturas que azotan el desierto mauritano comienzan a remitir. Los pescadores locales guardan sus bártulos y los niños regresan a casa para continuar soñando con un futuro prometedor y con la victoria de su equipo. Mañana juega el Tevragh-Zeina.

Nikson Vidal accede caminando al Estadio Olímpico, con capacidad para 40.000 espectadores. Lo hace con la mirada oculta bajo unas gafas de sol y una agradecida sonrisa hacia aquellos hinchas que se acercan a desearle suerte. Saluda a los más veteranos y acaricia la cabeza de los más jóvenes. El revuelo está servido. Ser el primer brasileño en aterrizar en la Primera División mauritana le ha convertido en todo un icono: “Me siento muy orgulloso de ser pionero en ese sentido. Sé que es algo que va a quedar para siempre en mi memoria y en la historia del fútbol mauritano y que seré siempre recordado por eso. El cariño que sienten por mí no lo podré agradecer jamás”, asegura Nikson en exclusiva para Highbury.

Un icono nacional

Ha pasado poco más de un año desde que Nikson decidiera abandonar su Río de Janeiro natal para poner rumbo a Mauritania. El club con mejor presente del país, el Tevragh-Zeina, decidió hacerle una oferta formal tras recibir un vídeo de manos de un periodista local: “Me atrajo muchísimo el desafío. Quise dar un salto en mi carrera y decidí venir para vivir algo diferente”, asegura un Nikson que vivió una odisea como viaje: “Fueron 22 horas de vuelo, no conocía nada del país y hacía mucho calor, pero poco a poco me fui adaptando a todo. Cuando queremos algo de verdad tenemos que superar todos los obstáculos. Hoy puedo decir que mi vida aquí siempre ha sido muy agradable”.

A los pocos días de aterrizar, Nikson fue presentado ante la sorpresa y la ilusión de los aficionados locales: “Fue una felicidad enorme recibir la camiseta número 9 de manos del Presidente. En ese momento me sentí muy afortunado. Aquella fue la mejor recepción posible y el comienzo de sentirme muy querido por todos aquí”, nos cuenta sonriente. Sus primeros partidos con el Tevragh-Zeina fueron inmejorables, firmando varios goles que redondearon sus buenas actuaciones y acercándose un paso más hacia sus objetivos personales: “Vine con la expectativa de hacer buenos partidos y de marcar goles para llamar la atención de clubes europeos y árabes. El fútbol mauritano está evolucionando, es un estilo muy fuerte y es la gran atracción del país. ¡Los ciudadanos aman el fútbol! Son muy apasionados y acompañan al equipo a donde va. Siempre es bueno ver a nuestros aficionados en cualquier estadio”.

Siempre fiel a sí mismo

Sin embargo, una lesión frenó la buena dinámica que venía atravesando Nikson. Unos duros momentos que, lejos de casa, supo cómo superar de forma satisfactoria: “Mi mujer me sostiene y me fortalece. Vino desde Brasil y yo me quedé mucho más tranquilo, mucho más feliz. Nuestro amor nos hace felices”. Su recuperación fue un éxito y regresó a los terrenos de juego haciendo lo que mejor sabe, marcar: “Volví para jugar la Copa Arabia y marqué un gol ante un equipo de Sudán. Estoy muy feliz con mi temporada”, asegura.

Nikson, que asegura añorar “a mi país, a mi gente y el ir a rezar a Dios a la iglesia”, quema las horas muertas enseñando costumbres, palabras y bailes brasileños a sus compañeros de equipo, soñando con poder hacer lo mismo vistiendo la camiseta de los Mourabitounes, la selección nacional local: “Si recibiera la invitación me haría muy feliz. Ya manifesté mi deseo de poder ayudar si me necesitan pero es una cosa que no está solo en mis manos”. Vidal, como es conocido futbolísticamente, tiene un contrato que finaliza en agosto del presente año. Su objetivo es “continuar jugando fuera de Brasil durante algún tiempo, pero no sé qué tiene Dios preparado para mí, aunque estaré preparado para lo que sea”. Mientras, continuará bailando samba en el Sáhara.