Es una realidad imparable. El balompié español cada vez trasciende más las fronteras del país, aumentando año tras año la cifra de futbolistas y entrenadores que se atreven a salir a buscar su suerte lejos de nuestros campos. Según apuntaba un reciente informe de Marca, hasta 382 jugadores españoles, repartidos en un total de 135 equipos, compiten en estos momentos en alguno de los 53 campeonatos nacionales que hay en Europa, La Liga aparte.
Por cercanía cultural y geográfica, resulta comprensible que los torneos en los que hay más representación sean el gibraltareño (115) y el andorrano (52), seguidos de una Premier League inglesa (35) que cada vez cobija a más futbolistas españoles. Sorprendentemente, la cuarta competición en este exótico ranking es la First Division de Chipre, una liga que en la actualidad acoge una colonia de 33 jugadores con pasaporte español, una cifra a la que contribuye de forma más que significativa el AEK Larnaca (10), el equipo europeo que, sin contar algunos clubes gibraltareños y andorranos, reúne más futbolistas de nuestras tierras.
Creado en 1994 como resultado de la fusión de dos clubes de la ciudad, el AEK Larnaca, un conglomerado deportivo que también cuenta con secciones de baloncesto y voleibol, alcanzó un cierto renombre continental tan solo dos años después de su nacimiento, cuando, después de acabar segundo en la Copa de Chipre de la 95-96, representó a la pequeña isla mediterránea en la Recopa de Europa y, tras superar al Kotayk Abovian armenio en la primera ronda (5-1), le tocó enfrentarse al futuro campeón de la competición, un Futbol Club Barcelona que, entrenado por Bobby Robson, le eliminó gracias a un doblete de Ronaldo (2-0 en el Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona, 0-0 en el GSZ Stadium de Larnaca).
Siempre a la sombra del APOEL de Nicosia, el indiscutible dominador del fútbol chipriota (campeón de las últimas seis First Division, una competición que ha alzado en hasta 27 ocasiones, hasta once en el siglo XXI) y su más digno representante en las competiciones europeas (en la Champions League de la 11-12, después de acabar por delante del Zenit, el Porto y el Shakhtar Donetsk en la fase de grupos, después de derrotar al Olympique de Lyon en octavos de final, pudo celebrar dos tantos en el Santiago Bernabéu antes de ser eliminado por el Real Madrid en cuartos); el AEK empezó a transformarse en un grande del balompié nacional en febrero de 2014, cuando Xavi Roca, un ex lateral derecho que, tras debutar con el primer equipo del Barça de la mano de Carles Rexach en la 95-96, pasó por el Logroñés, el Toledo, el Villarreal, el Espanyol, el Rayo Vallecano, el L’Hospitalet, el Sabadell, el Auckland City neozelandés y el Europa, aterrizó en Larnaca para empezar a ejercer como director deportivo de un club en el que, hasta aquel momento, ya habían jugado varios futbolistas españoles: Iván Campo, Igor Gabilondo, Luis Morán, Alejandro Torres (‘Chando’), Francisco José Andrés ‘Pulpo’ Romero, Arnal Conde, Gonzalo García y Antonio Jesús García González (‘Toñito’).
El AEK empezó a transformarse en un grande del balompié nacional en febrero de 2014, cuando Xavi Roca aterrizó en Larnaca
Con la responsabilidad de diseñar un equipo competitivo con un presupuesto relativamente bajo, con una idea de juego meridianamente clara (“Queremos ser protagonistas, no esperar a ver qué sucede. Una de las cosas que le prometí al club es que intentaríamos hacer un juego atractivo. En la vida ya hay demasiados problemas como para ir a ver un partido de fútbol, pagar y que sea una birria. Queremos que el club disfrute de un equipo competitivo y ganador, pero que la vía para conseguirlo sea un buen fútbol”, como reconocía hace unos años en las páginas de L’Esportiu de Catalunya); Roca redobló la sorprendente apuesta de la entidad por los futbolistas españoles, escenificada por Gorka Pintado, Albert Serrán, Miguel Escalona y Ander Murillo en el momento de su llegada a Larnaca.
La evolución que ha protagonizado el AEK Larnaca en los últimos años, de hecho, no podría explicarse sin la figura de Roca, que en verano 2014 supo encontrar una mina en las jornadas para futbolistas sin equipo que organiza la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y que visitó junto al flamante entrenador del club, un Thomas Christiansen que, después de formar parte del staff técnico de Luis Milla en el Al Jazira (Emiratos Árabes), empezó su aventura como primer entrenador. “En esas fechas acabarían llevándose a muchos de los que hoy forman el núcleo duro del equipo. La situación era la idónea para todos. Para los jugadores, que salían del paro y encontraban un nuevo equipo en el que jugar. Y para el club, que fichaba a coste cero a jugadores que todavía estaban en un buen nivel. Fue una especie de salida a los peores años de la crisis económica”, remarca un artículo de El Español del año 2016 en el que destaca que Chipre se ha ido convirtiendo en “un destino idílico para futbolistas españoles, donde llegan jugadores de todo tipo en busca de diferentes objetivos. Algunos van allí para acabar de la forma más digna su carrera. Otros la utilizan como un trampolín para darse a conocer en ese entorno; otros, los más optimistas, como un paso obligado para crecer y poder regresar a España. También es una oportunidad más que factible para ganar títulos o, por lo menos, de luchar por ellos. Y, si se da bien, incluso jugar en competiciones europeas”.
“Chipre se ha ido convirtiendo en un destino idílico para futbolistas españoles, donde llegan jugadores de todo tipo en busca de diferentes objetivos”
Ciertamente, la First Division se erigió, desde hace unos años, en un destino apetecible para muchos futbolistas españoles, en un refugio para muchos profesionales del balompié, no demasiado conocidos para el gran público en su enorme mayoría, que, en un momento muy delicado en el aspecto económico, encontraron en Chipre lo que no podían hallar dentro de nuestras fronteras. “Por culpa de la crisis, hemos tenido que buscarnos opciones en el extranjero. Desde fuera, la gente piensa que la liga chipriota es una ruina. Pero no, es un torneo muy competitivo, muy atractivo. Además, aquí no hay impagos”, insistía en remarcar Miki Massana en un reportaje de EFE del 2014 en el que se ponía en relieve la enorme cantidad de futbolistas que “se han buscado la vida fuera de un país acuciado por la crisis. Son como muchos jóvenes españoles que han tenido que buscarse la vida fuera. Son una consecuencia de la crisis. El despilfarro y la burbuja también afectaron al fútbol”.
El de Miki Massana es, precisamente, uno de los muchos nombres de futbolistas españoles que han defendido la camiseta del AEK Larnaca desde que Xavi Roca se hizo cargo de la dirección deportiva de un club que entiende el balompié en nuestro idioma. Rubén Miño, Javier Garrido, Juan Pablo Colinas, Mikel Saizar, Juanma Ortiz, Carles Soria, Juan Manuel Palazón, José ‘Kanté’ Martínez y Armando Sipoto (‘Sito’) también han jugado en un equipo que en estos momentos cuenta con hasta diez futbolistas con pasaporte español: Mikel González, Toño Ramírez, Nacho Cases, Acorán Barrea, Joan Tomás, Guillem Truyols, ‘Tete’ Sansimena, Hector Hevel, David Català, que ejerce como capitán, y Jorge Larena. “Futbolísticamente, diría que es casi donde mejor me he encontrado. La gente me admira y con 36 años he tenido la oportunidad de jugar mi primera final y ganarla. No había vivido nada igual desde que debuté con Las Palmas con 18 años y subimos a Primera”, reconocía, en Marca, el propio Larena, que nunca acabó de demostrar todo el talento que el Atlético de Madrid intuyó en él.

Pero más allá de la singular realidad del heterogéneo vestuario del AEK Larnaca, donde nueve chipriotas, dos macedonios, un brasileño, un argentino, un marfileño, un francés, un franco-chipriota, un serbo-chipriota y un greco-australiano acompañan a los diez futbolistas con pasaporte español (la misma cifra con la que cuentan el Barcelona y el Atlético de Madrid, los dos equipos de Primera División con menos representantes de nuestro fútbol); resulta innegable que la apuesta de Xavi Roca está dando sus frutos. Después de acabar segundo en la First Division en las tres primeras campañas (14-15, 15-16 y 16-17), el AEK Larnaca alzó el segundo título de su historia el pasado mes de mayo, cuando el equipo de Imanol Idiakez, que desembarcó en Chipre en 2016 para cubrir la marcha de Thomas Christiansen al APOEL de Nicosia, derrotó al Apollon Limassol de Héctor Yuste, Adrián Sardinero y Miguel Bedoya en una final de la Copa de Chipre en la que hasta nueve de los futbolistas titulares eran españoles.
El duelo contra el Apollon fue el último de Xavi Roca y de Imanol Idiakez como director deportivo y entrenador del AEK Larnaca, respectivamente. Con la voluntad de darle continuidad al trabajo hecho, el club confió el proyecto en dos exfutbolistas del Athletic Club: Ander Murillo, que cambió de forma inmediata el césped del AEK Arena – Georgios Karapatakis por los despachos, y Andoni Iraola, que, acompañado por Antonio Hidalgo, afronta su primera experiencia como entrenador profesional “con ilusión”, con el convencimiento de que “es una gran oportunidad, un gran desafío”. “Trataremos de seguir el camino hacia el éxito”, aseveraba, en las páginas de Mundo Deportivo, un Iraola que en Larnaca se ha reencontrado con el que fue su compañero en el doble pivote del Athletic del bienio negro (05-06 y 06-07).
Con Iraola en el banquillo, el AEK Larnaca continúa cosechando buenos resultados. Tras conquistar la Supercopa de Chipre por primera vez al batir al APOEL de Nicosia en una tanda de penaltis en la que Toño Ramírez, exguardameta de la Real, detuvo dos de los tres lanzamientos del conjunto de la capital, el equipo volvió a hacer historia al clasificarse para la fase de grupos de la Europa League, algo que tan solo había conseguido en la temporada 11-12. Las dos derrotas que el AEK, que ha participado en las fases previas de la competición en las últimas cuatro temporadas (en la 16-17 eliminó al Spartak de Moscú), encajó en las dos primeras jornadas (0-1 contra el Zúrich y 4-2 contra el Bayer Leverkusen) dejaron sin opciones al conjunto de Iraola. Sin embargo, después de empatar los dos encuentros contra el Ludogorets Razgard búlgaro (0-0 y 1-1), el cuadro chipriota consiguió la segunda victoria de su historia en la Europa League al derrotar por 1-2 al Zúrich con goles de Apostolos Giannou e Ivan Trickovski.
Las aspiraciones del equipo se centran ahora en la Copa de Chipre y en la First Division, un campeonato que cada vez es más competitivo. Gran parte del mérito es del Spanish AEK, un club que, haciendo honor a Cimón de Atenas, el soldado que murió en alta mar defendiendo Larnaca del ataque de los ejércitos persas en una batalla del siglo V antes de Cristo al que homenajea en su escudo, está situándose a la altura de los más grandes del fútbol chipriota.