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Kings League: regreso a la esencia del fútbol

En la Kings League juegan chavales de categorías amateurs con los que la gente empatiza y se identifica. Los 'aficionados' perciben que esos chicos podrían haber sido ellos

Aunque solo parezca lo contrario, el fenómeno vivido durante tres meses que ha culminado con un Camp Nou a reventar y con miles de ‘aficionados’ -¿se les llama aficionados?- rodeando autobuses con los colores de Aniquiladores o Los Troncos significa, también, volver a los orígenes de este deporte.

Sigan leyendo antes de despotricar.

La primera reflexión que a cualquiera le viene a la cabeza es precisamente la contraria: la Kings League prostituye los pilares fundamentales del fútbol, se aleja de sus valores y pone en jaque su status quo. Porque sí, aquí prevalece el show y poco importa el juego. Prevalece el salseo antes que la táctica. En términos de fenómeno mediático, poco tiene que ver este evento con el fútbol de finales del siglo XIX. Un circo que provoca un perjuicio en las categorías amateurs, que ven que algunos de sus jugadores no pueden competir con sus equipos.

Pero hay otro análisis necesario. Más allá del circo, el seguimiento que ha tenido la Kings League nos ha devuelto a una esencia que el fútbol de élite tenía olvidada desde hace décadas.

El fútbol creció como cultura popular hace más de un siglo por su capacidad de generar que las personas se sintieran parte de un colectivo. La gente seguía a su equipo, no porque hiciera espectáculo, sino porque era el de su pueblo, el de su barrio o el de su universidad. Poco importaba si el delantero sabía hacer filigranas o si el lateral sabía proteger bien su espalda. Los aficionados se sentían representados por los futbolistas porque eran como ellos: gente normal, cercana, con la que coincidían en el bar y en la plaza.

 

La primera edición de la Kings League la ha ganado un equipo que se llama ‘El Barrio’ y que tiene como portero a José Juan. Provocadora metáfora

 

La deriva mercantilista ha alejado a los aficionados de los futbolistas, que llevan demasiado tiempo viviendo en una burbuja. El juego se ha especializado tanto, se ha tecnificado tanto, que es difícil ver errores. Casi no hay espacio para la sorpresa ni para la improvisación. Y eso aburre. Eso no engancha. Los jóvenes ya no aguantan 90 minutos sin que pase nada.

¿Por qué la Kings League ha tenido semejante audiencia? En términos sociológicos lo que hemos vivido es muy interesante y quizá tiene más que ver con lo que sucedió hace más de 100 años de lo que pensamos.

Aquí juegan chavales de categorías amateurs con los que la gente empatiza y se identifica. Los ‘aficionados’ perciben que esos chicos podrían haber sido ellos. No son Messi, ni Ronaldo: no son extraterrestres que saben hacer con el balón cosas que no podrían ni soñar. Son normales, como ellos.

A diferencia del fútbol de élite, en la Kings League se potencia un juego con errores, en el que pasan cosas, en el que todo el tiempo hay lugar a la improvisación. Se ha llevado esto al extremo, con un reglamento propio de un manicomio. Este sinsentido quizá recuerda al ‘aficionado’ a sus pachangas de fútbol 7 y se ve reflejado en él. Si algo hemos descubierto con este evento es que el nivel futbolístico no tiene porque ser directamente proporcional al seguimiento generado. Buenas noticias para la Tercera RFEF.

Y si algo ha triunfado por encima de todo en este fenómeno es la cercanía y la naturalidad de sus protagonistas. El ‘aficionado’ se ha enganchado mucho más al ‘chup-chup’ que a los partidos. Los streamers, presidentes de la competición, junto con el propio Piqué, han conseguido conectar de forma contracultural con la audiencia. Algo radicalmente opuesto a lo que sucede hoy en día con los futbolistas de primer nivel. Una proximidad artificial y virtual, eso sí, pero que pretende emular la del fútbol popular donde el aficionado brinda con los futbolistas en el bar de la plaza.

Gran paradoja, porque la Kings League no es precisamente fútbol popular, sino absolutamente todo lo contrario. Quizá ni siquiera pueda considerarse fútbol. Y tampoco pretenda serlo.

El ‘aficionado’ se identifica con estos equipos artificiales de reciente creación porque se siente parte de su comunidad. Una comunidad falsa forjada a base de decenas de horas de stream.

La primera edición de la Kings League la ha ganado un equipo que se llama ‘El Barrio’ y que tiene como portero a José Juan. Provocadora metáfora.

 


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Fotografía de Kingsleague.pro