PUBLICIDAD

Guimarães, tierra de conquistadores

Un paseo por Guimarães. Un partido del Vitória. Así se disfruta del juego, y del día a día, en uno de los pocos rincones del mundo donde el balón se convierte en una conexión con la vida

Guimaraes

En Guimarães mantienen esa romántica tradición de transmitir el fútbol de padres a hijos. Lo supimos nada más entrar al estadio, cuando una frase bajo la grada de animación captó toda nuestra atención: “Meu pai dizia: meu filho, defende o clube da tua cidade”. Aquello, más que un mensaje o un lema, parecía un testamento. Un legado. Una herencia. Casi una obligación, como cuando en antaño los jóvenes se casaban para favorecer a los negocios familiares. La pasión de Guimarães, aquella pequeña localidad del norte de Portugal, te recuerda que aún hay rincones en el mundo donde el balón se convierte en una conexión con la vida.

Nada más llegar a la ciudad, las azoteas nos reciben con banderas del club. En Portugal son románticos: se saludan con besos en la frente, leen el periódico en silencio y son fieles a su equipo. No se ven camisetas del Oporto ni del Benfica, tan solo brilla el blanco y negro tan característico de la indumentaria del Vitória. Aquí se hacen llamar los ‘Conquistadores’. Al principio sospechamos que se debía a la labia de los portugueses, pero tras varias horas pateando por el centro, la historia nos pegó de lleno con constantes referencias a Alfonso Henriques, primer monarca luso y, cómo no, nacido en Guimarães. Por ello, cuenta la leyenda —y ellos mismos nos confirman— que esta ciudad es la cuna de Portugal.

 

Nada más llegar a la ciudad, las azoteas nos reciben con banderas del club. En Portugal son románticos: se saludan con besos en la frente, leen el periódico en silencio y son fieles a su equipo

 

Decía Joan Miró que “se sentía en la necesidad de alcanzar el máximo de intensidad con el mínimo de medios”, y así es como viven la vida los guimaranenses. No necesitan lujos; les basta con una buena previa en los bares cercanos al campo y, sobre todo, con la compañía de su gente. Fue allí, en ese preciso instante, cuando nos dimos cuenta de la profundidad de su pasión. Al cruzar el umbral del estadio, 20.000 almas se unieron en una sola voz, cantando el himno del Vitória a capella como si fuera la última vez que pudieran expresar todo lo que sentían por su equipo. Nos habían hablado bien de estos tipos, pero lo que vivimos aquella tarde fue lo más parecido a soñar despierto.

Durante el viaje, estuve escuchando en bucle Hamburguesas, de Carolina Durante. Mientras repasaba la letra, me di cuenta de que la canción tenía todo para convertirse en una de esas que, con el tiempo, me haría pensar automáticamente en Guimarães. En una parte del estribillo, Diego Ibañez, el cantante de la banda, nos cuenta que “en la vida hay cosas preciosas: las hamburguesas, el fútbol, mi madre”. A esta lista le añadiría los pastéis de Belém, el olor a gasolina, las nectarinas, y por supuesto, todo lo que tenga que ver con el Vitória Guimarães.

Guimaraes

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografías de Manuel Montero.