Fotografías de Estela Martínez
La historia del Club Deportivo Ebro es bien conocida en Panenka. El cuadro arlequinado nos sirvió para bautizar la sección ‘Fútbol sin focos‘, un espacio en el que intentamos acercarnos a esos protagonistas que no tienen la atención mediática de los grandes, que deben estar con la calculadora siempre encendida para no sobrepasar su límite de gasto o que deben disputar sus encuentros con luz natural.
Es el caso del CD Ebro, que disputará el partido de ida de su eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey frente al Valencia CF en La Romareda, el campo más emblemático de la ciudad. Tras superar a Marbella (0-1), Murcia (0-0, 5-4 en la tanda de penaltis) y Lleida (2-1), el equipo zaragozano se medirá por primera vez en su historia a un conjunto de Primera División en partido oficial.
Colista del Grupo III de Segunda B y con un triunfo en ocho jornadas, la Copa del Rey está sirviendo de válvula de escape para el Ebro
Pese a rozar los play-offs de ascenso a Segunda la temporada pasada (campaña que le sirvió para lograr un billete copero en la mejor actuación en la categoría, sexto), el curso actual ha empezado con dificultades. Colista del Grupo III de Segunda B y con un triunfo en ocho jornadas, la Copa del Rey está sirviendo de válvula de escape para el Ebro. Además de para demostrar que su nivel es superior al que los resultados marcan.
Con el mítico exjugador Ander Garitano rastreando el mercado en su labor de director deportivo, sobre el césped se da una anécdota bastante curiosa: tres italianos defienden los colores del CD Ebro. Sin capital italiano en la propiedad, ni con el técnico llegando del país transalpino, Michele Diana, Luca Ferrone y Sandro Toscano comparten vestuario y nacionalidad, aunque los tres ya cuentan con una amplia trayectoria en España pese a su juventud.
Aventura española desde los 19 años
Michele (25 años y nacido en Fondi) llegó el pasado mercado invernal, pero en menos de un año ya se ha convertido en uno de los veteranos del vestuario. Su historia comenzó en Italia: “Empecé en el equipo de mi ciudad, después pasé al Benevento [actualmente en la Serie B] para jugar en el filial y de allí me fichó el Pescara para pasar dos años, momento en el que en el primer equipo estaban Verratti, Insigne e Immobile”. Pero a los 19 años recibió la llamada del Cádiz para emprender la aventura española: “Estaba en el Pescara y una persona relacionada con representantes españoles me propuso una oferta para ir a jugar en Segunda B en España. Me gustó mucho la aventura y quería probar fuera de mi país”.
Llegó en la temporada 2012/13, pero no fue hasta la 2016/17 (Marbella) cuando debutó en Segunda B. Sus primeros años consistían en entrenar con el primer equipo del Cádiz y jugar en Tercera. En Marbella conoció a Mehdi Nafti (exjugador del Racing entre otros), que marcó su carrera ya que le siguió cuando el tunecino se fue a dirigir al Mérida, también de Segunda B. Por aquel entonces, Garitano ya iba detrás para traérselo al Ebro: “En realidad me llamaron en verano, pero yo fiché por el Mérida porque el míster Nafti me llamó. En enero volví a recibir la llamada del Ebro tras tener unos problemas con alguna persona del club y decidí irme de Mérida para jugar en el Ebro”, relata Diana.
La adaptación fue perfecta. En un campo de pequeñas dimensiones como El Carmen (y de césped artificial), el Ebro se hizo fuerte y estuvo muy cerca de terminar entre los cuatro primeros: “Empezamos con una racha muy buena, subimos escalones en la clasificación, empezamos a ganar partidos muy complicados en casa y fuera y nos quedamos a un partido de entrar en los play-offs“, recuerda.
La Romareda, un sueño para Michele
Si la frase más habitual entre muchos técnicos de Segunda, Segunda B y Tercera es que “la Copa del Rey no es nuestra competición, es un estorbo”, Michele Diana cree que este torneo le está sirviendo al equipo para que el grupo se conozca y la cohesión sea mejor de cara al futuro.
Y el premio ha llegado en un escenario tan imponente como La Romareda, casa de grandes gestas y que añora nuevas aventuras en Primera y en Europa. “Es un premio para disfrutar. Para mí La Romareda es un campo de Primera División, es un espectáculo. Tiene su encanto. Va a ser un lujo”. A Diana no le pillará de nuevas la grandeza del estadio, lo ha visitado como aficionado. “Fui a ver el Zaragoza-Cádiz por última vez, pero he ido más de una vez a partidos de Segunda. Un futbolista viviendo en Zaragoza tiene que ir sí o sí a ver La Romareda desde dentro”.
“Con el fútbol o no, me gustaría quedarme en España. Desde que llegué aquí me encuentro muy bien”
Una de las ilusiones de la legión italiana del Ebro era medirse a Cristiano Piccini, el único compatriota en las filas del Valencia, pero finalmente no ha entrado en la citación de Marcelino para el partido de ida.
El Carmen, estadio del Ebro, está enclavado en un barrio que está a muy pocos minutos de la Plaza del Pilar, el espacio más popular de Zaragoza, y Michele ya se ha impregnado de esa esencia que tiene La Almozara. “El barrio parece una pequeña familia. Es espectacular. Te da cariño cada día”.
Todavía con 25 años, pero Diana tiene claro su futuro: “Me gustaría quedarme aquí en España. Primero por el fútbol. Desde que llegué aquí me encuentro muy bien. Con el fútbol o no, me gustaría quedarme a vivir aquí”, explicó un Michele que es básico para el Ebro y que seguirá quemando etapas y cumpliendo sueños en esta eliminatoria ante el Valencia.