La FA Cup es una competición mágica donde lo inesperado puede convertirse en una realidad. Pese a los tiempos tan superfluos que vivimos hoy en día, donde la competitividad es un valor añadido y no el motor principal del engranaje balompédico, los románticos del fútbol británico valoran este torneo por encima de casi cualquier otro. Es la igualdad personificada. Atrás quedan los estigmas elitistas de las organizaciones que cada vez se quieren imponer más para el beneficio empresarial. Un equipo amateur que juega en la octava categoría del país puede enfrentarse a todo un primera, aunque en raras ocasiones ocurre. Cada vez son más los territorios vecinos que aumentan su abanico competitivo; lo hemos podido ver en España este año. Sin embargo, aún estamos muy lejos de los franceses o los británicos. Con casi siglo y medio de existencia (1871), la FA Cup es la competición más antigua del mundo. A lo largo de su basta travesía, han llegado a competir conjuntos que hoy están extinguidos, y algunos, incluso, llegaron a ganarla. Aquí les rendimos homenaje.
WANDERERS FC: LA JERARQUÍA DEL ERRANTE
En 1859 nació un club de alumnos de escuelas públicas llamado Forest FC. Tres años después, se cambió el nombre oficial a Wanderers FC. ‘Wanderer’ significa ‘vagabundo’, ‘errante’. La idea era que el club no tuviera sede fija y así poder jugar siempre a domicilio para ahorrar costes. Los Wanderers eran nómadas, unos bohemios que jugaban partidos amistosos por las escuelas londinenses hasta que participaron en partidos oficiales bajo el paraguas de la FA. Ganaron el primer torneo de la historia tras imponerse al Royal Engineers por 1-0. Al año siguiente fueron invitados a jugar directamente la final. Y la volvieron a ganar. De hecho, en las primeras siete ediciones de la copa, el Wanderers se llevó (¿a casa?) cinco títulos. Después de aquello, el club cayó estrepitosamente y fue diluyéndose como el té en agua hirviendo, hasta su desaparición en 1883. No obstante, en 2009 y con objetivos puramente benéficos, -aunque actualmente participa en competición oficial- el club fue refundado por un grupo de aficionados. En un principio, volvió la esencia y los colores originales de los Wanderers (franjas horizontales naranjas, fucsias y negras) pero decidieron cambiarlos por el amarillo. Quién sabe si algún día volverá la jerarquía del pentacampeón errante.
CLAPHAM ROVERS FC: EL CLUB DE RUGBY QUE GANÓ LA FA CUP
Dos años después de la última gesta del Wanderers FC, en 1880 le llegó el turno a un club cuanto menos curioso. Nacido en 1869, en el Clapham Rovers FC decidieron mezclar las disciplinas del rugby y el fútbol; cada fin de semana, se turnaban ambas modalidades. Si el equipo del anterior párrafo fue el primero en conseguir el trofeo, este fue puntero en marcar el primer gol de la historia de la competición. Gracias al auge popular creciente de la entidad, se pudo disponer de suficientes jugadores como para dividir, al fin, el rugby y el fútbol. En 1879, el Clapham Rovers ya llegó a la final de la FA Cup, pero la perdió. Al año siguiente sí que conseguiría alzarla ante la Universidad de Oxford por 1-0. Pero a partir de 1886, el club desapareció del mapa. Se dice que siguió existiendo como entidad, pero sin participar en campeonatos. No obstante, en 1996 nació un equipo amateurque luce el mismo nombre y colores que entonces, y se consideran herederos del viejo equipo de rugby que ganó la FA Cup.
BLACKBURN OLYMPIC FC: EL REY EN EL NORTE
Se dice que el kilómetro cero de lo que hoy conocemos como fútbol se gestó en el sur de Inglaterra. Aunque al principio solo era practicado por la clase alta y las public schools, este deporte se propagó por todo el territorio británico. En el condado de Lancashire, nació, en 1878, el Blackburn Olympic FC; el primer equipo del norte del país, y de clase obrera, en hacerse con el principal campeonato estatal, la FA Cup (1883). Pero con la llegada del profesionalismo al deporte rey y la creación de la primera liga doméstica en que solo podía participar un equipo de cada ciudad, se eligió a los Rovers -que alzarían la competición del K.O inglesa los siguientes tres años consecutivos- por delante del Olympic. Acosado por las deudas, el club decidió liberar los contratos a sus jugadores con efectos inmediatos. Finalmente, el conjunto ‘light blue’ quebró y desapareció en 1889, aunque se dice que, en 1959, un equipo amateur de la ciudad adoptó el nombre. Once años de historia pueden parecer pocos, pero bastó para dejar huella en los libros de texto; Blackburn Olympic, el primer equipo norteño en conquistar el trono.
WIMBLEDON FC: THE ‘REAL DONS’ ARE HERE
Saltamos un siglo en la historia para cerrar el círculo de vencedores extinguidos. Nos trasladamos a Wimbledon, pero no para hablar de tenis, sino para contar la historia del Wimbledon FC. Fundados en 1889, los ‘Dons’ militaron, principalmente, en las categorías semiprofesionales del país. Solamente tuvieron que esperar casi 100 años -1986- para lograr el hito de ascender a la élite del fútbol inglés. Tan solo dos años después, los conocidos en esa época como ‘crazy gang’, doblegaron al Liverpool de Kenny Dalglish en la final de la FA Cup por 1-0. Pero los problemas empezaron con el descenso -ya con el formato de la Premier League– de la temporada 1999-00. El terreno de juego no cumplía con los requisitos establecidos, y se anunció el traspaso del equipo a Milton Keynes, a 90 kilómetros al norte de Londres. Una comisión independiente intermedió entre la liga y los propietarios para ver qué proyecto tenía más viabilidad económica. Gran parte de los aficionados, hartos de protestar, decidieron crear un nuevo club. Un heredero legítimo para empezar desde cero: el Association Football Club Wimbledon. Mientras tanto, el equipo original entró en un concurso de acreedores en 2004, refundándose como Milton Keynes Dons; con un escudo y unos colores distintos. El proyecto del AFC Wimbledon fue cogiendo forma y en 2016 logró establecerse en la League One, división donde se encontraba el Milton Keynes. Por primera vez en un duelo liguero, los ‘Real Dons’, como se hacen llamar, se medían contra sí mismos. Por fin la afición de Wimbledon podía disfrutar de una vendetta contra el fútbol-negocio.